El terrorismo es el arma más letal practicada por la delincuencia internacional, sea con fines políticos o como ajuste de cuentas de negocios ilícitos como el narcotráfico. Ecuador, otrora isla de paz, se suma a la nefasta lista de países donde suceden atentados con uso de potentes explosivos activados en coche bombas. El atentado terrorista perpetrado contra un destacamento policial en San Lorenzo, al norte del país, lo confirma.
Un comando policial del distrito San Lorenzo, en Esmeraldas, y 105 casas de las cuales 37 deben ser reconstruidas, quedaron destruidos tras la explosión de una bomba a la 01:40 del sábado pasado. Vehículos policiales y de uso particular que estaban dentro y fuera de los predios de la institución también resultaron con destrozos por la onda expansiva. Los daños materiales son cuantiosos entre ventanas quebradas, paredes derrumbadas, techos levantados. El ataque que dejó 25 heridos, aún no es reivindicado por ninguna organización política. La policía presume que se trata de una acción de los grupos narcotraficantes que operan en la zona fronteriza norte del Ecuador con Colombia.
Según versión policial “una de las hipótesis que maneja la Policía Nacional es que el responsable del atentado sea un individuo conocido con el alias de ‘Guacho’. Este se desvinculó de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a mediados de 2016. En ese grupo se desempeñó como organizador de masas, jefe financiero, explosivista”.
Pablo Hadathy, gobernador de la provincia de Esmeraldas, manifestó: “Estamos al frente de actos de terrorismo realizados por bandas muy peligrosas asentadas en San Lorenzo”. Si esta versión es cierta, lo menos que podemos esperar es que se haya alertado a la población con antelación y adoptado las medidas preventivas del caso. Un agente policial reconoció: “Estamos asustados. No solo por lo que ya pasó, sino por lo que puede pasar. Hay rumores de que no será el único ataque, hablan de tres más”.
Transparencia y oportunidad en la información es un factor decisivo en la lucha antiterrorista. Las acciones violentas, son la política practicada con otros medios, y el terrorismo es la narcoeconomía actuando por medios criminales. Si se tuvo conocimiento con antelación de la presencia de grupos terroristas organizados en el norte del país, la ciudadanía debió saberlo porque está en el legítimo derecho de ser debidamente informada, y las autoridades están en el deber de garantizar la seguridad de la población.
El terrorismo actúa en proporción inversa a las políticas de seguridad y liderazgo gubernamentales. Un Estado débil, es un Estado inseguro. Pero la fortaleza no está solo en el uso de las armas represivas o en operativos posteriores a las acciones terroristas. La seguridad implica políticas de prevención, investigación e inteligencia que detecten a tiempo la presencia de los actores políticos o delincuenciales en capacidad de implantar el terrorismo en el Ecuador. Este es nuevo componente de la realidad nacional que es imperativa erradicar, más temprano que tarde.