En un error, como los que suelen suceder todos los días en la llamada prensa tradicional, diario El Comercio incurrió en una grave equivocación al cambiar el numeral de la pregunta 4 por la 3, en el titular de una nota referida a una entrevista con el ministro de Educación, Fander Falconi.
El hecho no hubiere tenido relevancia, de no ser porque generó la histérica reacción de los detractores del gobierno que se activaron en Twitter, al más puro estilo de cuentas de trolls reclutados para el efecto. Se pretendió aprovechar el error de imprenta de El Comercio, para salir a decir que Falconi, hombre de talante serio, académico y político de aquilatada trayectoria, pretende confundir a los electores cambiando el número a la pregunta 4 sobre la imprescriptibilidad de los delitos sexuales a infantes y adolescentes.
El hecho tampoco habría tenido mayor trascendencia, si no fuera porque entre los furibundos atacantes asomaron ex funcionarios de la SECOM, y actuales asambleístas.
”Hemos solicitado rectificación a diario El Comercio. El título es equivocado. Se trata de la pregunta 4 de la consulta. Nos han indicado que mañana aclaran en la sección impresa”, respondió el ministro Falconi en su cuenta de Twitter.
No habría ocurrido absolutamente nada, de no ser porque en medio de una campaña que restituye el derecho ciudadano a decidir asuntos de trascendencia para el país, se pretende empañar la jornada con odio sectario. El resentimiento o el pálpito de la derrota, hacen perder la cabeza y el corazón a más de algún ciudadano que se extravía en una suerte de delirio amargo que le obnubila la razón.
La democracia, como el papel y el tuits, aguanta todo. Si los temas que están en juego son la reelección indefinida de presidentes y cargos de representación pública, aspectos ecológicos, o mecanismos de participación ciudadana, quienes quieren perpetuarse en el poder y defienden esa tesis, deben bogar legítimamente por ese aspecto de la consulta. Pero en su extravío dicen no a todo, como evidencia de negatividad cívica sin destino político. Una postura sin propuestas, una opción política que se asemeja a un callejón sin salida.
La cuarta pregunta que consulta al pueblo si quiere, o no, que prescriban los delitos sexuales y queden en la impunidad los agresores contra nuestros hijos, es una interrogante sin alternativas. Padres, madres, hermanos, primos, tíos y abuelos debemos responder sí, categóricamente, a la pregunta 4. De ese modo, la imprescriptibilidad legal que impide que los delitos sexuales contra la niñez y la adolescencia queden sin sanción en el tiempo, adquiere poder constitucional -como delitos de lesa humanidad, entre otros- restringiendo la posibilidad de que exista vuelta atrás, una vez que se confirme la aprobación a la reforma de la Constitución.
La comunidad educativa -de la que todos formamos parte- tiene la brillante oportunidad de hacer prevalecer sus derechos a una educación de calidad en ambientes sanos y seguros. Una vez que se desató el destape de la violencia sexual que tiene lugar en establecimientos educativos, la sociedad ecuatoriana no puede hacer de la vista gorda y dejar pasar esta ocasión de sancionar, con todo el rigor de la ley, a los corruptores de nuestros niños, niñas y adolescentes. Quienes, con oscuras maniobras en redes sociales, pretenden confundir a los electores, lo hacen adoptando una postura repudiable: ser cómplices y encubridores de la violación, estupro o acoso sexual contra nuestras hijas e hijos.
La pelea es peleando, con armas limpias. Patear odiosamente el tablero, suele ser de perdedores.