La cultura de la violencia y el miedo imperan en la sociedad del silencio. La impunidad es hija del terror que oculta los actos de violencia. Según estudios especializados, el abuso sexual exige “una relación de poder de alguien que domina al otro de la forma que fuese”. El abusador debe reconocerse como dueño de una situación determinada, de tal manera que su acto quede en el ámbito de lo privado y también de lo incomunicable.
Profesionales educativos han establecido que la “asimetría de poder que se deriva de la diferencia de edad roles y /o fuerza física entre el ofensor y la víctima, así como de la mayor capacidad de manipulación psicológica que el primero tenga sobre la segunda”. Esta asimetría de poder coloca siempre a la víctima en un estado de vulnerabilidad y dependencia. Cuando se trata de una relación cercana, como la de un profesor con un alumno, -dicen los especialistas- la dependencia ya no se establece sobre la base de los diversos roles y jerarquías que cada uno ocupa en el sistema escolar, sino además sobre los pilares afectivos en los que se construye toda relación jerárquica y de confianza.
No obstante que el Código de la Niñez y la Adolescencia prohíbe el castigo en todas sus formas, los ecuatorianos aun “usamos el castigo como una forma de disciplinamiento que no ofrece oportunidades de aprendizaje a niños y niñas”; y, por ello de un modelo de disciplinamiento positivo que asegure el aprendizaje basado en la escucha, el diálogo, los acuerdos y el tiempo compartido entre adultos y niños. Es decir, un modelo de disciplina positiva o de buen trato. La “capacidad devastadora del abuso sexual”, proviene de una violencia que es inaceptable desde el punto de vista legal; ya sea cometida por parientes o por extraños en el ámbito público o privado y con la tolerancia o indiferencia del Estado.
Las estadísticas sobre violencia sexual suelen ser impactantes. En varios países de la región, los datos indican que alrededor del 70% de las víctimas de abuso sexual son niñas. Además, que en la mitad de los casos los agresores viven con las víctimas y en las tres cuartas partes de los casos son familiares directos. Aunque Ecuador lo reconoce como delito, aún sigue siendo una problemática silenciada y difícil de visibilizar.
Según datos obtenidos de investigaciones realizadas en 2011 por el Instituto de Estadísticas y Censos del Ecuador INEC, de cada 10 víctimas de violación 6 corresponden a niñas, niños niñas y adolescentes. En tanto, 7 de cada 10 mujeres que sufrió violencia sexual fue violentada en la niñez. De acuerdo con Patrones de violencia Niñas Plan internacional USFQ 2016, el 76% de las madres considera que las niñas no tienen conocimiento de la violencia de genero. La frías estadística muestran que las niñas corren mayor riesgo de sufrir violencia sexual. Para muchas niñas la primera experiencia sexual en la adolescencia fue indeseada o incluso por coerción.
La violencia en general y la sexual en particular, empiezan desde la niñez y responden a patrones culturales patriarcales arraigados en la familia y comunidad, que fomentan relaciones de poder desiguales, propios de la violencia de género. Estudios realizados el Ecuador señalan que el 47% de las niñas denuncia violencia en sus hogares, escuela y espacio público y el 42% tiene miedo a ser retirada del sistema educativo (Plan nacional 2016). Las tendencias son desalentadoras cuando muestran que el uso de la violencia y el abuso en las prácticas de enseñanza se incrementó de 20% en el 2000 a 27% en el 2004, al 30% en el 2010, y 26% en el 2015, según datos del Observatorio Social del Ecuador del 2016.
Las autoridades señalan que las denuncias han aumentado en los útimos años, debido a la acción de los movimientos activistas defensores de los derechos sexuales y reproductivos y por una mayor acción del Estado concebido como garantista de derechos ciudadanos en la Constitucion del 2008.
Sin embargo, los análisis confirman que la violencia de género se permea también a los niños varones que reproducen las relaciones de poder y abuso sobre lasa niñas que ocurre de manera generalizada en la sociedad. Los estudios son concluyentes: Amerita una lucha por la visibilización de esta problemática que afecta la integridad psicofísica y emocional de niñas, niños y adolescentes, dañando gravemente su autoestima, la autoconfianza y distorsionando la percepción de sí mismo. Niños y niñas víctimas de abuso sexual sienten vergüenza, culpa y se reprochan a sí mismos el abuso vivido, producto de las manipulaciones y amenazas de las que son objeto por parte del agresor. Habitualmente, pasan años hasta que pueden hablar de lo sucedido y contar su dolor.
Es imperativo diseñar dispositivos técnicos que centren su prioridad en la atención terapéutica priorizando a las víctimas y su familia. Los profesionales de la psicología establecen que en etapa de evaluación, la victima está en estado de shock y denegación, desorientación, aletargamiento, impotencia y confusión. La personalidad de la víctima se adapta para absorber el shock, hasta tomar conciencia de la victimización. En la etapa de atención, en cambio, la culpa aparece en la víctima desde el principio, como impotencia. Y se convierte en estadística o un testigo de un hecho delictivo. Es en la etapa de resolución cuando la víctima integra, progresivamente, el daño y necesita atención especializada por lo menos seis meses.
Guía para padres
Los especialistas, médicos, psicólogos y educadores encomiendan estar pendiente de cualquier síntoma físico o cambio en el comportamiento. Los niños pueden tener demasiado miedo para denunciar el maltrato sexual, pero puede exhibir una variedad de síntomas en su comportamiento y en su apariencia física. Cualquiera de estos síntomas puede ser significativo:
En niños menores de 6 años:
Síntomas físicos: Sangre en el recto o la vagina, fisuras, picazón, infección vaginal o enfermedad venérea. Inflamación de los órganos genitales o flujo vaginal. dolor al sentarse o al andar.
Síntomas sexuales: manifestaciones de afectos o conocimientos sexuales inapropiadas para su edad. Masturbación excesiva, juegos sexuales muy persistentes.
Síntomas sociales: Rechazo del contacto afectivo que antes era aceptado. Miedo a determinada persona o intensa aversión a cierto lugar. Pesadillas recurrentes o sueño inquieto y miedo a la oscuridad.Retroceso en el comportamiento, como por ejemplo orinarse en la cama, chuparse el dedo o llorar excesivamente. Miedo a que los bañen o vean desnudos
En niños de entre 6 y 12 años:
Síntomas psíquicos: Miedos, fobias, insomnio, ansiedad y depresión
.Síntomas sexuales. Comportamiento sexual provocador impropio de su edad.
Síntomas sociales: Fugas del domicilio
Problemas escolares: Falta de concentración y bajo rendimiento escolar; que aparece súbitamente; desinterés repentino por el colegio.
En preadolescentes y adolescentes, además de los anteriores pueden aparecer:
físicos: Embarazo Síntomas.
Síntomas psíquicos: Ideas de suicidio.
Síntomas sexuales: Sexualización de todas las relaciones. Asumir el rol de la madre en la familia.
Síntomas sociales: Rebelión familiar, alcoholismo o consumo de drogas. Ausentismo escolar
La respuesta del Estado
Ante un problema heredado, el Estado ecuatoriano propone total transparencia sobre los abusos sexuales cometidos a la niñez y a la adolescencia. Fander Falconi, Ministro de Educación, ha declarado cero tolerancia a los delitos sexuales para impedir la impunidad y que brille la justicia que es el clamor ciudadano. La política pública busca fortalecer un sistema integral de protección de la niñez y la adolescencia contra la violencia sexual en la sociedad ecuatoriana.
En el marco de la respuesta que está dando el Estado a las denuncias de casos de violencia sexual acaecidos al interior del sistema educativo, el Ministerio de Educación fue el anfitrión de la reunión constitutiva de una Comisión Interinstitucional que integran la Ministra de Justicia Derechos Humanos y Cultos, Rossana Alvarado, Ministro de Educación Fander Falconi, Viceministro de Educación Alvaro Saenz y representantes de Ministerio del Interior, Ministerio de Salud, Ministerio de Economía y Finanzas, Consejo de la Judicatura, Defensoría del Pueblo, Defensoría Pública, Comisión Ocasional Aampetra y Senescyt.
Dentro de los ámbitos de acción interinstitucionales para erradicar la violencia a menores, las autoridades acordaron intervenir en Información, Prevención, Sanción, Restitución de Derechos y Comunicación. La iniciativa de aunar esfuerzos responde a la necesidad gubernamental de crear un sistema efectivo que ponga fin a los casos de todo tipo de violencia contra la niñez y la adolescencia en el país.
La Comisión Interinstitucional decidió realizar un estrecho seguimiento a los procesos administrativos y judiciales con acompañamiento a las víctimas -que no deben ser revictimizadas-, precautelando su estabilidad emocional en atención a su clamor de justicia. En este sentido, se acordó fortalecer la coordinación entre las instituciones concurrentes en el tratamientos de los casos de violencia.
Un día de reflexión
El 19 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Prevención del Abuso Sexual la niñez y la adolescencia. Este día la sociedad ecuatoriana debe reafirmar la lucha por la visibilización de esta problemática que afecta la integridad psicofísica y emocional de niñas, niños y adolescentes, dañando gravemente su autoestima, la autoconfianza y distorsionando la percepción de sí mismo. Nustros niños y jóvenes necesitan una sociedad verdaderamente comprometida con el cuidado y la prevención contra cualquier forma de maltrato.
Los padres como principales responsables del cuidado de sus hijos e hijas deben considerar algunas acciones a tener en cuenta para prevenir el abuso sexual contra niñas y niños:
Escuchar a los niños y conversar con ellos. Conocer sus actividades y sus sentimientos al respecto. Decirles que sus cuerpos sólo les pertenecen a ellas/os y que tienen derecho a decir NO a cualquier persona que pudiera intentar tocarlos. Alertarles que hay personas que podrían intentar lastimarlos u obligarlos a hacerles cosas molestas. Decirles que la mayoría de los adultos protegen a los niños de cualquier daño o amenaza y que no serían capaces de causarles malestar.
Es importante señalar que la Convención de los Derechos del Niño establece en su artículo 19 que es obligación del Estado proteger a los niños de todas las formas de violencia y maltrato, que hayan hecho padres, madres o cualquier otra persona dedicada a su cuidado. En el Ecuador el marco normativo y legal es la base, a través del Código de la niñez y la adolescencia, para proteger el derecho de los niños, niñas y adolescentes respeto a su integridad personal, en sus dimensiones física, psicológica, cultural, afectiva y sexual. (art 51) La Convención de Derechos del Niño ratificada por Ecuador en 1990, -artículos 19 y 39-, sugiere medidas apropiadas para la recuperación física y psicológica de las víctimas. El artículo 11 del COIP, numeral 3, establece el derecho a la reparación por las infracciones cometidas por agentes del Estado, la protección especial, la no revictimización y el derecho de los afectados a recibir asistencia integral de profesionales especializados.
Conforme la corresponsabilidad institucional existente frente a la defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, el Ministerio de Educación pone en conocimiento de la Fiscalía los casos archivados para que actúe con base a procedimientos establecidos e investigue. “Estamos fortaleciendo un sistema de proyección de derechos de la niñez y la adolescencia, para eso necesitamos verificar en una investigación fiscal si fue una decisión apegada a la ley o se debieron judicializar los mencionados delitos”, manifiesta el Vice Ministro Álvaro Saenz.
El Ministerio de Educación busca reabrir los casos archivados para eso entregó a la Fiscalía General del Estado la documentación pertinentes para que ésta, conforme la ley, los someta a investigación y determine si se actuó debidamente. Estudios señalan que solo un 15% de los casos de violación sexual son denunciados en el país, y qué siete de cada diez menores de edad reconocen mantener algún tipo de relación violenta con adultos vinculados con su entorno. La violencia sexual es una herencia del pasado y es un problema que rebasa el sistema educativo y se inserta en los orígenes de una sociedad patriarcal y machista que conculca con la violencia los derechos de mujeres, niños y adolescentes. Frente a esta realidad social se impone la diversificación de la responsabilidad compartida por el conjunto de las instituciones del Estado en los aspectos psicológicos, educativos y judiciales.
La Comisión Interinstitucional, creada como respuesta estatal a la violencia sexual contra la niñez y la adolescencia, acordó reforzar sus acuerdos y realizar un estrecho seguimiento a los procesos de acompañamiento a las víctimas -que no deben ser revictimizadas-, precautelando su estabilidad emocional en atención a su clamor de justicia. En este sentido, es vital la coordinación entre las instituciones concurrentes a la Comisión en el tratamientos de los casos de violencia. Así mismo la sociedad ecuatoriana es convocada a unificar esfuerzos de prevención, a través de las campañas de sensibilización Más Unidos Más Protegidos y Ahora que lo ves, Di no más, emprendidas por el Ministerio de Educación con el compromiso de fortalecer las políticas públicas por la integridad física y espiritual y los derechos educativos de los niños y adolescentes del país.
Más información en #MásUnidosMásProtegidos