Las ferias conservan ese aire popular que invita a la gente a que asista a un espectáculo festivo o adquiera algún objeto doméstico. La Feria Internacional del Libro Quito 2017 -en las instalaciones del Centro de Convenciones Bicentenario-, con su atmósfera de baratillo de ofertas literarias, no es la excepción. Y tratándose del libro, una masiva venta de obras para todos los gustos y edades, genera la ilusión de que somos un pueblo de asiduos consumidores de textos literarios, ensayos, poemas, novelas, cuentos infantiles, etc.
El maremágnum de público que fluye el domingo del primer fin de semana ferial, confirma que la FIL Quito, en su versión 2017, se reencuentra con el público lector y pone una promesa tangible en los propósitos del Plan Nacional de Lectura impulsado por el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación. Los aspectos logísticos han sido detalladamente vigilados por los organizadores: “Es primer año que estoy aquí y vemos cosas interesantes con una mayoría de gente, bastante público. Este año sí han sabido organizase”, confirma Jennifer Saldarriaga de la editorial Abby Ayala.
En un ambiente festivo, los parlantes anuncian charlas de los escritores invitados y el aviso se funde al rumor colectivo de una feria instalada en lo que fueron las salas de embarque del antiguo aeropuerto quiteño. Solo que esta vez el lugar invita a emprender el magnífico vuelo de la lectura de libros para niños, mujeres y adultos.
En el espacioso stand de Librería Española, su representante Juan Álvarez, hace un sobrevuelo de aproximación al éxito de la feria: “Es exitosa, el organizador -que es el señor Antonio Correa- tiene mucha experiencia, esta vez me parece que han escogido a una persona que ha estado toda la vida en el mundo de los libros. Hay variedad de editoriales, nos avisaron a diferencia del año anterior, con tiempo, para hacer la selección de los libros. Hemos hecho importaciones para la feria, hay variedad, buenos precios y promociones espectaculares. Creo que esta feria ha sido una de las más exitosas, y en cuanto a cantidad de público, nos ha sorprendido”.
La editorial del IAEN exhibe este año obras con temas de ciencias sociales y políticas públicas desde sus diversas áreas de administración, gobierno, justicia, derecho y educación, y traducciones de libros temáticos de política y género. Javier Monroy, editor del Instituto de Altos Estudios Nacionales, compara la feria 2017 con la de años anteriores: “Inevitablemente hay que comparar esta feria con la feria anterior en la CCE, y ahora vemos que no solo existe una mayor organización, sino que también la FIL como tal se ha encargado de darle publicidad al evento a nivel de redes sociales y de prensa, y eso lo vemos con la llegada masiva de muchos usuarios y compradores interesados, no solo en las obras del IAEN, sino de todas las editoriales. Ha habido mayor sincronía entre la Cámara de Libro y el Ministerio de Cultura; incluso, uno de los factores es que se eligió este recinto desde hace mucho tiempo atrás y esto permitió una mayor organización con respecto al año pasado”.
Editorial El Conejo participa este año con la nueva colección de títulos Madeimoselle Satán compuesta de tres libros de Alberto Chimal, mexicano invitado de honor, Jorge Luis Cáceres y Señorita Satán. Fabricio Cerón, representante de Editorial El Conejo, señala: “Creo que la organización se ha esforzado bastante en mostrar a la feria como un espacio diverso, un lugar familiar y para entretenerse. La difusión ha sido extraordinaria, el problema es que hay pequeños detalles de dificultad de espacio, en el sonido y en la comunicación interna que dificultan un poco el trabajo de los expositores” . Cerón señala que, pese al bajo presupuesto de la feria, “está siendo un éxito y eso se logra, no con más dinero sino con más inteligencia, y eso demuestra también la Campaña de Lectura que pone libros muy importantes en circulación para la gente, que se difundan, no que se embodeguen y que se conozca la literatura nacional”.
Sandra Araya, escritora ecuatoriana que atiende en el stand de editores independientes de Colombia y Argentina, señala que “aún es muy pronto para evaluar la feria, y aunque hay bastante afluencia de público, el balance hay que hacerlo al final”. La provincia invitada, Manabí, pone la página gastronómica en la Feria de Libro Quito 2017, en un local administrado por estudiantes de alta cocina que provocan a los lectores con los mejores platos de la sazón manaba. Así la FIL Quito conserva el sabor de las tradicionales ferias populares.