Uno recuerda las cosas que ama -dice Milán Kundera-, evocadas por la memoria poética que se resiste a perpetuar aquello que nos causó daño y, emotivamente, nos hace recordar solo lo que hemos amado. El destello de una furtiva mirada, el aroma de una piel, el susurro de una palabra en sordina, el paraje de un campo de espigas o el cielo azul desde un navío, son imágenes que ineludiblemente permanecen antologadas en la memoria poética. En el ejercicio de evocar, la lectura y la escritura juegan un rol de doble vía. La primera como ejercicio de aprehender el mundo, y la segunda, como la veta por donde dejamos fluir el expresionismo de signos aprendidos de nuestras vivencias. ¿Qué tiene de común secreto, ser escritor y ser lector?, pues la tentativa infinita de recrear la vida, en lúdica iconografía y conjunción de imágenes y sonidos.
La campaña TODOS ABC, emprendida por el Ministerio de Educación con el fin liberar del analfabetismo a doscientos mil ecuatorianos hasta el año 2019, tiene una trascendencia de gran magnitud, precisamente por su implicancia con el acto de leer y escribir. Porque se relaciona con la didáctica de aprender a enseñar que cumplen maestros y maestras, al significar el mundo en esa dinámica. Conjugar el verbo enseñar -difundir con señas- es tan atávico como el origen del hombre mismo. El proceso ancestral del Cromañón primitivo que aprehende el mundo a través de sonidos guturales, y luego lo expresa en fonemas lingüísticos articulados, es la misma ruta semiótica que cruza el niño cuando aprende a leer y a escribir en sus primeros años de vida.
Asociar elementos del entorno circundante con el signo, en el acto de nombrarlos, va de la mano con el desarrollo de su aparato fónico que permite articular sílabas y palabras en el ABC primario. Se trata del primigenio proceso de mencionar las cosas al unísono con nuestras vivencias, por ejemplo, cuando pronunciamos la palabra ¡Mamá!, mirando el rostro memorable de la mujer que nos brinda la vida. O cuando aprendimos a decir ¡Padre!, ante la figura poderosa del hombre que nos conduce de la mano por la vida.
TODOS ABC, trae consigo el génesis del abecedario como correlación de signos para ser ordenados en mensajes armónicos, gracias a la creatividad de cada infante o adulto alfabetizado. Y ese aprendizaje representa el mayor patrimonio que la sociedad otorga a un ser humano: el instrumento de saber aprender el mundo colectivo y enseñarlo con señas particulares. Ese maravilloso enrutamiento por la vía del lenguaje escrito, es lo que nos brinda generosamente la campaña TODOS ABC. Una gesta social educativa profundamente vinculada con el acto de leer, en la declaración enfática de YO LEO, o en aquella postulación creativa de contar NUESTRAS PROPIAS HISTORIAS. Ambas campañas se incorporan de manera natural a la alfabetización emprendida por el ministerio rector de la educación del país. De este gran tema, se desprenden grandes historias que son parte de la aventura de pensar y descubrir una belleza nueva cada día, como dejó escrito Edgar Allan Poe.
He ahí, pues, el milagro de alfabetizar y brindarnos, letra a letra, la herramienta lingüística para aprehender y enseñar el mundo. En horabuena, desde entonces podremos aprender y enseñar las cosas que amamos en cada vivencia que emerge frente a las páginas de un libro. Solo cabe decir un ¡gracias a la vida!, al suscribir con todo entusiasmo esta gesta educativa de la campaña TODOS ABC.