El país asiste a una ruptura del movimiento gobernante, cuyo escenario es la plaza de la Independencia frente al Palacio de Gobierno, en la que uno y otro bando se reúne a medir fuerzas entre correístas y morenistas. Y en ese escenario, es común ver a CRC 30S Nunca Más que vapulean a Moreno y el CRC Cambio Generacional que respalda al presidente de la nación. Los unos acusan a los otros de pactar con los banqueros ; y los otros de haberse farreado el país, a los primeros.
Y en medio de la bronca, el presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano, manifiesta que no hay dudas en apoyar al Presidente Moreno, descalificando la acción de Gabriela Rivadeneira que destituye del cargo de presidente de Alianza PAIS a Lenin Moreno. Esa división en las bases mismas del movimiento, se refleja en cifras estadísticas: de 2.016 CRC, solo 1.203 permanecen activos.
El sisma del movimiento Alianza PAÍS refleja la falta de una sólida formación ideólogica, puesto que al interior su militancia se enfrasca en un enfrentamiento intestino que se concentra en la tacaña defensa de uno y otro caudillo, sin ver más allá de los antiojuelos políticos inmediatistas.
La división que vive el movimiento oficialista no responde a una lucha ideológica, o a una diversidad de principios, sino más bien a una coyuntura crítica por captar el poder. En ese ínterin emerge la Consulta Popular como herramienta que viabilizaría ese acercamiento al control del poder. Y surge, además, la discusión acerca de un eventual juicio político al vicepresidente Jorge Glas, detenido en la cárcel N4 de Quito, como eventual condición de ocupar los espacios de dicho poder.
¿Cuál es el ideario que está en discusión, cuáles son las tesis por las cuales el país debe inclinarse a favor o en contra? No existen a la luz del día. Lo que existe -según los especialistas en observar los toros desde lejos-, es “una transición de liderazgo que ha implicado una suerte de parricidio”. Empeñados en explicar “psicológicamente” lo que es una crisis de vaciedad política, los analistas insisten en ver el epidermis del problema: “el principal objetivo de Moreno de sacar a Correa del escenario político”.
Un ideario político supone una propuesta de país, un paradigma social sustentado en una concepción el mundo, ¿cuál es esa concepción en las filas verdes? No es suficiente constatar que, a falta del liderazgo fuerte de Correa, se produjo el desbande de las huestes verdes. Si bien aquello es expresión de que no existen otros elementos aglutinantes, la sola ausencia del líder no explica el síndrome de extravío y desorientación que sufre la militancia de Alianza PAIS.
El movimiento que ostenta el poder adolece de un síntoma aún más grave: la ausencia de una ideología basada en una visión epistemológica que conciba al mundo en uno u otro sentido. Esa carencia ideológica es caldo de cultivo para posiciones personalistas, caudillistas y oportunistas que priman y amenazan al interior del movimiento político del correísmo. Por eso que pedir a AP estructuras orgánicas sólidas, es pedir peras al olmo. “No había movimiento -dicen los analistas- ni había instancias de procesar los desacuerdos”, lo que abrió las puertas al fraccionamiento en diversos grupúsculos, en un escenario de gobernabilidad sin organizaciones políticas fuertes.
Lenin, el ruso, dejó escrito en su ideario político que la existencia de un partido de estructura basada en el centralismo democrático, es condición sine qua non para la permanencia de un colectivo orgánico en capacidad de revertir su propia organicidad al conjunto de la sociedad. De allí que el concepto de Estado, también deberá estar presente en la plataforma ideológico política del partido gobernante, o dispuesto a gobernar.
Ese no es el caso de Alianza PAIS. Un movimiento de clase media urbano, desarraigado de la tradición de lucha obrera o campesina indígena ecuatoriana que no logró, -por la misma razón- una sólida política de alianzas con dichos sectores políticos de la sociedad ecuatoriana. Un movimiento que tradujo en su accionar todas las taras de los sectores medios vacilantes, trepadores y mezquinos a la hora de las grandes definiciones nacionales, salvo valiosas excepciones de algunos de sus prominentes cuadros.
Ante esta crisis interna que Alianza PAIS pretende trasladar al conjunto de la sociedad, estamos obligados a presenciar -con auspicio de los medios vocingleros- una bronca roñosa de mezquinos intereses desprovista de una visión estratégica de nación.