La muestra de grabados de Rosy Revelo, Libro de Artista, expuesta en la Alianza Francesa, abarca una retrospectiva de su obra desde 1985. “Libro de artista, porque es en lo que desemboco, luego de iniciar el grabado”, manifiesta Revelo.
Tempranamente, la artista imbabureña, descubre los secretos de un quehacer milenario que usaba rodillos de piedra o cerámica para fijar figuras cuneiformes. Hoy el grabado está más cerca de la alquimia en el oficio de hacer una matriz en zinc de tres milímetros de grosor, con ácido nítrico mordiente, en el cual dibujar con una punta seca imágenes que serán estampadas sobre papel algodón. Rosy Revelo nació en el seno de una pléyade de talladores liderados por su tío, Luis Potosí, en San Antonio de Ibarra. Se inicia en la Escuela de Artes Daniel Reyes y en la Universidad Central domina las técnicas de la pintura y el grabado; luego se especializa con un PhD en investigación del arte.
-Antes en el pueblo había más talleres de obras de escultores y había más imaginería, -dice Revelo evocando el terruño natal- ahora es mucho más comercial. Hay pintores que le temen a la parte detallista del grabado, es muy laborioso, es muy de oficio, es muy técnico y de una entrega absoluta.
¿El tuyo es un arte figurativista, simbólico?
-Respeto los ismos, creo que los artistas que abren su abanico de posibilidades, abarcan una obra menos rígida porque no se encasillan.
¿Qué influencias reconoces?
-La influencia inicial es de Joaquín Torres García, artista uruguayo, compañero de Picasso, y cultor del simbolismo. En su obra encuentro algunos símbolos donde me alimento en grandes líneas. Siempre parto de una realidad, aunque el resultado sea abstracto.
¿Cómo logras esa riqueza de rasgos sobre el papel algodón?
-La punta seca en el dibujo se siente en cada línea, lo que me gusta del grabado es que se puede manejar la línea y la composición en general, siempre en contraste blanco y negro.
¿Hay en el tuyo un arte de rasgos femeninos?
– No hay un arte femenino, el arte es universal. No se le ha dado el valor a las artistas mujeres. Tengo la mirada testimonial de una vivencia personal.
Te llevas bien con el dibujo…
-Me llevo bien con el dibujo, me gusta que la línea se conserve y no gusto abusar de los recursos. Me interesa descifrar lo que a veces siento como vivencia diaria.
Su obra tiene unidad en la diversidad, es el universo donde emergen en igualdad de condiciones soles incásicos, desnudos femeninos de sutiles movimientos, desiertos con sinergias a punto de convertirse en un espacio mágico, un pianista que surge de un acto de creación sobre el cáñamo, viejos sentados a la vera junto a un muro de caña guadua, la cadencia musical del andarele, las cuatro regiones ecuatoriales en un juego caprichoso de líneas, el paseo cotidiano de un perro citadino, o retratos influidos por la mirada de Camilo Egas.
También en su obra habitan libristas, frutistas y floristas españolas de Salamanca; y en una metáfora de sobrevivencia, el intento de organizar la figura humana sobre el espacio yermo en un profundo intaglio. Y están los danzantes ancestrales de la fiesta popular, o una ciudad inhabitada y grabada bajo la égida estética de Joan Miró o un nocturno donde Revelo desahoga, con buriles, sus pasiones.
¿Ese nocturno es tu autorretrato?
-Me encantan los encuentros y desencuentros, desahogo en la noche, en el día, en el reflejo, los demonios que tenemos dentro.
Sus figuras humanas están cargadas de singularidad, sin más soledades que el peculio de una auténtica incitación estética.
-A la figura humana de doy distintos caracteres y no me gusta que se repitan, cada una tiene que tener su propia línea, pero también una diversidad.
¿Existen rasgos de falsedad en el arte contemporáneo?
-Es una corriente respetable de ruptura. No me parece falso arte, me parece el inicio de nuevas tendencias dentro de la situación política, social, cultural de un arte influenciado por los grandes intereses comerciales que quieren dimensionar esa obra. Ahí están las grandes casas o museos que adquieren a precios extraordinarios obras de artes, para ir sumando lo que consiguieron a unos valores y luego darle otro valor.
¿Pintar es un acto amoroso?
-Para mí todos los actos tienen que tener pasión, no solo amor. Uno ama la vida, y ponerle a cada momento una intensidad más fuerte, esa es la pasión. La pasión es la cúspide del amor.
¿Cómo conjugas la pasión con el aspecto racional, técnico, del arte?
-Lo conjugas construyendo, día a día, en tu imaginación, memoria, vivencia y eso es lo que hace que pueda generarse lenguajes y lecturas diferentes.
Revelo trabaja la tridimensionalidad esférica o cuadricular del grabado en objetos hechos en papel o cartón de algodón. Este aspecto de su obra arranca de la estampa grabada en formato bidimensional, con la que la artista construye trípticos, libros, móviles, cóndores que se guarecen en cubículos hechos para ese propósito. Logra matices en elementos tridimensionales hechos a través del rasgado del dibujo en cartón artesanal, o de la transmutación de una caja de perfume que se convierte en la morada de un artefacto artístico.
-Cada artefacto tiene su morada donde vivir, concebida para albergar estas calideces, estas texturas, estas vivencias…
La exposición de Rosy Revelo, Libro de Artista, -que permanece abierta al público hasta el 27 de octubre en la Alianza Francesa en Quito- es una propuesta realizada con rasgos estéticos de exquisita sobriedad.
-Un simple papel tiene que elevarse a la calidad de obra de arte. Uno tiene que respetar al público de esa manera.
Aquello está finamente logrado en el objeto mayor de la exposición de grabados de Rosy Revelo: un libro-objeto que contiene autorretratos, hojas de vida, fragmentos oníricos y utopías expresadas en la frase de Borges que vigila sus páginas: De los diversos instrumentos del hombre, es el libro el más asombroso, porque es extensión de la memoria, la imaginación y los sentidos.
Fotografías: Leonardo Parrini