Si el río suena, porque piedras trae. Esa presunción propia de la intuición popular expresada en el refrán que intitula este artículo, pone al vicepresidente, Jorge Glas, en la mira del país que observa perplejo que cada día se presentan nuevos indicios, no demostrados, de su presunta vinculación directa con el caso Odebrecht.
En las últimas horas, un elemento acaso determinante, se suma al libelo acusatorio contra J. Glas: el Estado ecuatoriano, a través de la Procuraduría General del E. decidió acusar formalmente al Vicepresidente de la Republica por delito de asociación ilícita. Carlos Jurado Beltrán, delegado del procurador General, Diego García, acudió a la Corte Nacional de Justicia con un escrito conteniendo la acusación particular contra 18 procesados investigados, entre los que se encuentran, Jorge Glas, su tío Ricardo Rivera, y el ex contralor Carlos Pólit, entre otros.
El delator
Las declaraciones emitidas por el delator de Odebrecht, José Conceição Santos, en el consulado de Ecuador en Brasil, habrían sido determinantes para la decisión estatal ecuatoriana. Santos manifestó que “la empresa brasileña habría entregado millones de dólares en sobornos para Glas, a través de su tío, a cambio de contratos en los sectores estratégicos de Ecuador”. El delator admitió que pagó más de USD 2 millones por ganar el contrato para la construcción del Poliducto Pascuales-Cuenca, en el 2012.
Esas son las piedras que hacen sonar el río. Un caudal de datos no demostrados, judicialmente, que hizo que la procuraduría esperara hasta el final del cierre de la instrucción fiscal para actuar como parte acusatoria. El Estado se reserva el derecho de pedir la reparación del daño provocado a sus intereses, en este caso se trata de las cantidades de dinero que aparecen en cada proceso. Se conoce que en el caso de Alecksey Mosquera se habla de transferencias por un millón de dólares, en el caso de Ricardo Rivera se mencionan otras cantidades, por tanto, el juez será quien determine esa reparación integral al Estado.
Esta vez el Estado hizo uso de su prerrogativa de acusar al Vicepresidente de haberse asociado ilícitamente para cometer con otras personas otros delitos conexos. Esta acción lo convierte en parte procesal dentro de la etapa de juicio y lo faculta para pedir una reparación integral en caso de que se llegue a una sentencia condenatoria contra los acusados. En este caso, como en todos donde prima el debido proceso, cabe la presunción de inocencia de los implicados. La pregunta es, ¿hasta dónde se puede presumir la inocencia cuando los indicios son abrumadores y las piedras hacen sonar fuerte al caudal acusatorio? En el cauce de los acontecimientos, el Estado participa en la parte más importante del proceso que es la práctica de la prueba: el juzgamiento, y coadyuva con la carga de la prueba, según los analistas.
Jorge Glas rechazó las declaraciones del delator brasileño y las acusaciones en su contra frente a las cuales no podrán probar nada, según dijo. “No hay pruebas en mi contra -señaló Glas- y no las van a encontrar porque no he cometido ilícito alguno”. El vicepresidente dijo tener un reporte en el que se señala que el delator de Odebrecht, Santos, “ha dado dinero a Charlie Pareja Cordero para que sea entregado a Alexis Mera, pero que eso luego Santos dijo que no le consta”. ¿A quién le dio la plata?, se pregunta el vicepresidente que minimizó la denuncia de Santos, porque trata de “reducir su pena”, a costa de su cabeza. Glas dijo que existen más de «mil millones de razones» para recibir el odio de Santos, porque Odebrecht perdió 700 millones de dólares cuando se le cancelaron los contratos, luego de ser expulsada de Ecuador, pérdida que entre otros rubros, supera los mil millones de dólares.
Esta tarde la declaración de Ricardo Rivera tomó más de dos hora en la Fiscalía General del Estado. En su testimonio, Ricardo R. desmintió lo afirmado el miércoles por el ex representante de Odebrecht, José Conceição Santos. Además, señaló que nunca recibió dinero alguno del delator de la constructora brasileña.
Si el río suena, es porque piedras trae. Habrá que ver quien lanza guijarros a las aguas del río.