No hay duda de que la realidad política y social de un país se refleja en su cultura y, por tanto en sus manifestaciones deportivas. En Chile en la época de la dictadura de Pinochet que provocó una descomposición social de grandes proporciones, su combinado nacional protagonizó escándalos internacionales con la suspensión de dos mundiales por conducta indebida de su arquero Condor Rojas, en Brasil, cuando se inventó una herida durante un partido de eliminatoria.
La descomposición moral de un país se refleja en los resultados deportivos. La judicialización del ex presidente de la FEF, Luis Chiriboga A., condenado a 10 años de cárcel por el affaire de la FIFA, es un signo de cómo el ámbito del deporte se ve afectado por malas decisiones de sus dirigentes. La pena se fijó luego de que los jueces comprobaran su culpabilidad en el lavado de USD 6,1 millones durante su gestión al frente de la Ecuafútbol.
En el caso de las decisiones de la actual directiva de la FEF, éstas han sido complacientes con un director técnico como el uruguayo Gustavo Quinteros, cuestionado por la prensa y por la inmensa mayoría de los aficionados que gustamos del deporte futbolístico y que tenemos cifrada una esperanza de que nuestro tricolor nacional se vea bien representado en torneos internacionales como Rusia 2018.
Pero los sueños, sueños son, y la realidad es otra. El entrenador uruguayo ha venido siendo cuestionado, al punto de que en el mes de abril se discutió su permanecía en la selección por resultados adversos, pero Gustavo Quinteros convenció a los dirigentes y el Ing. Villacis puso en Twitter: «No es el momento de realizar cambios, nos dio una explicación que fue aceptada, se ha resuelto ratificar al Cuerpo Técnico».
No se trata de ser “especialista” en futbol, comentarista deportivo o fanático, como ciudadanos rechazamos que se juegue con las ilusiones de un país, a cambio de millonarios contratos o indemnizaciones. Quintero, por elemental decencia, debe renunciar de inmediato y no pretender confundir con argumentos de que por ser “valiente” decide quedarse en la selección hasta el fracaso final.
Si fue sincero al decir “Yo soy el responsable total de todo esto (…) el único responsable lamentablemente de ya prácticamente estar fuera del Mundial soy yo. Nos va a llevar mucho tiempo para recuperarnos de este golpe», si es así, pues, ¡váyase! ¿O quiere llevarnos a una nueva derrota vergonzosa en Chile y Argentina, en los dos partidos que quedan pendientes.?
Los dirigentes nacionales han expresado su repudio a la situación generada por la derrota frente a Perú. Miller Salazar, presidente de Macará, fue uno de los que cuestionó al técnico. “Me dio mucha tristeza el desempeño de la Selección. Lamentablemente le dejaron hacer lo que le dio la gana y estos son los resultados. Está defendiendo su contrato. Está defendiendo su plata. Duele que venga un extranjero y se lleve su plata así”, dijo Salazar.
Otro de los directivos, Torres, exigió frontalmente la renuncia del técnico: “Estamos decepcionados. Hay que esperar cuatro años. Nos vamos defraudados. Molesta ver la actitud, la indolencia, la falta de capacidad de Quinteros. Por vergüenza propia debe irse ya y no esperar ni un día más”..
Se ha planteado una restructuración de la FEF y del fútbol ecuatoriano: “Me pasan por la mente muchas conclusiones pero no las quiero enumerar. En muchas cosas coincidiremos. Ojalá que se hayan aprendido las lecciones, ha sido un año y medio que terminó siendo muy sufrido”, dijo Torres.
Si no renuncia Quinteros y se hace despedir, debería ser indemnizado con 700 mil dólares. La Federación ya le pidió “su colaboracaion” al respecto.
¿Estamos en la época de los oportunistas a sueldo? Permitirlo sería un juego sucio, y eso también es corrupción.