Cuando en el colegio nos hablaban de política económica de tal o cual gobierno, enseguida caía la pregunta del profesor, ¿qué diferencia habrá con la economía política? Me sonaba a preguntar qué fue primero, el huevo o la gallina. Hoy, distante algunas décadas de esas dudas metódicas, puedo entender que la política económica es la estrategia que formulan los gobiernos para conducir la economía de los países y que esas herramientas utilizadas se relacionan con las políticas fiscal, monetaria, cambiaria, de precios, de sector externo, etc. Mientras que la economía política es como la dama de la tramoya: está detrás de las políticas económicas, como un deber ser. Como primera buena intención, la política económica, en tanto práctica real, debería favorecer a las mayorías de las personas, propender a la redistribución de la riqueza y hacer del nuestro un país más equitativo. Pero, -malaya suerte- la economía política es un deber ser que impone el método sobre la realidad, reflejando intereses de quienes manejan la economía.
La pregunta de rigor: ¿en manos de quiénes está la economía de mi lindo Ecuador?
En asuntos económicos humanos los intereses también importan. Y es raro que no haya siempre conflicto entre los participantes directos e indirectos. En la primera reunión del presidente Lenín Moreno con los representantes de la banca privada que se llevó a cabo el martes, 29 de agosto del 2017, en el Palacio de Carondelet, las cámaras pudieron registrar el más alto nivel de consenso, en diez años, alcanzado entre el Estado y empresarios banqueros privados. ¿Cuál fue el milagro? Este se llama diálogo y fue sellado con mutuas lisonjas. El presidente Moreno dijo: “Quiero felicitar a la banca. Después de los duros momentos de 1999 y 2000, la banca empezó a actuar con más responsabilidad. Eso merece felicitación y agradecimiento”. Y Antonio Acosta respondió, a nombre del sector bancario: “Yo soy uno más de tantos que no votamos por usted y ahora estamos gustosos de respaldar lo que está haciendo”.
¿Qué implica la privatización del dinero electrónico?
El 7 de agosto, en la mesa de diálogo de las entidades financieras y de seguros -en el contexto de las reuniones del Consejo Consultivo Productivo y Tributario-, la banca propuso al Gobierno manejar el sistema del dinero electrónico. En la reunión de agosto 29, Lenin confirmó que como resultado de ese diálogo, la banca privada y las cooperativas administrarán el dinero electrónico en el 2018. El maridaje fue consumado. “El dinero electrónico será operado por el sistema financiero privado: cooperativas, entidades del sector popular y solidario y la banca privada. No será operado por el Banco Central”, anunció Acosta en la mesa que compartió con Moreno.
Técnicamente, el dinero electrónico es una representación, o un sistema de débitos y créditos, destinado al intercambio de valores en el marco de un sistema independiente, pudiendo ser en línea o no. ¿Qué sucede si al momento de realizar el pago, no dispongo de saldo suficiente en la cuenta? La transacción no se procesaría. Sin embargo, el contribuyente puede utilizar cualquier otro canal habilitado por las instituciones financieras: botón web, ventanillas y cajeros automáticos.
Reforma legal
Una reforma legal al Código Monetario y Financiero, hará posible que la banca privada, las cooperativas y la banca pública también puedan operar este medio de pago. Se entiende que la reforma no estará orientada a dejar al sector privado como el único ente a cargo de este medio de pago, sino que establecerá que el Banco Central ya no será el único ente que lo maneje. Queda pendiente un pequeño gran detalle: determinar el costo por el uso de este servicio en el sector privado, y si se mantendrán beneficios como devolución del IVA a los usuarios del sistema. En el caso de personas naturales, el costo actual -en el sistema estatal- por transacción es de 0,05 centavos y para personas jurídicas es de 0.20 centavos. Hasta junio pasado, según el régimen, había 18.918 centros de transacción en locales comerciales. No hay que hilar muy fino para colegir de que se trata de un electrizante negocio por la captación de circulante que puede lograr la banca privada. Una señal de los montos es que con este acuerdo -Estado banca privada- se espera que la demanda de efectivo se reduzca en USD 800 millones en el primer año y en USD 1.600 millones hasta el segundo año.
Consecuencias del acuerdo
El acuerdo del manejo del dinero electrónico en la banca privada por parte de la población, ocurre en un contexto de ausencia de conocimiento sobre las consecuencias posibles en las políticas monetarias y en la estabilidad de los precios de las diferentes economías. Según los especialistas, “el dinero físico perderá protagonismo, por lo que las entidades bancarias disminuirán su capacidad para regular la disponibilidad de dinero”. Al mismo tiempo, “la generalización del uso del dinero electrónico provocará una disminución en la demanda de dinero tradicional y afectará el poder de los Bancos Centrales para definir el nivel de disponibilidad de dinero en las economías, amenazando su rol exclusivo en la emisión del dinero,” así lo afirma la hipótesis de una investigación académica realizada en la Argentina de Macri.
El estudio en el país del sur -donde existe un uso masivo de dinero electrónico- se enmarca en una concepción de la política monetaria que prioriza la facultad de los Bancos Centrales en el control de la oferta de dinero y, por consiguiente, de la estabilidad de los precios. Para los investigadores, la emergencia del dinero electrónico, como lo son las tarjetas inteligentes y el dinero transmitido vía internet, genera una nueva oferta monetaria fuera del control oficial.
Ahora, luego del acuerdo del electrizante negocio de dinero electrónico para la banca privada, puedo intentar responder al profesor que la diferencia entre economía política y política económica, es apenas la pequeña gran distancia que media entre los deseos y la realidad. Pero con una inquietante cuota de aprensión de por medio.