Toda revolución es traicionada, la liberal no fue la excepción. Esta lapidaria afirmación sirve de contexto histórico desde el cual rememorar la vida y obra del general Julio Andrade, mártir de la gesta alfarista. Lugarteniente de Eloy Alfaro, vivió, combatió y murió enhiesto, vilmente asesinado por quienes sirvió como político de acción y soldado.
En un revelador libro prologado por Abdón Ubidia y compilado por la abogada Cecilia Falconi Pérez, bisnieta del General, un equipo de trabajo encabezado por el historiador Enrique Ayala Mora, los investigadores Jorge Núñez Sánchez, Gustavo Pérez Ramírez y Klever Antonio Bravo Calle, hurgan y revelan la vida del prócer, confrontada al episodio histórico de la revolución liberal alfarista.
El texto lleva por título Julio Andrade, paz consuelo, victoria, en alusión a doña Paz Consuelo Victoria Andrade Thomas, última hija de nueve vástagos del general y abuela de Cecilia Falconi. Fruto de la “imaginación amorosa”, -según su editora- el libro, no obstante, se conserva fiel a los hechos históricos y vitales del protagonista, en una compilación literaria que perfila la estatura humana y política de Julio Andrade. Enfrentado al duro trance de una revolución en ebullición, la primera en Latinoamérica que tuvo lugar en 1895, Andrade emerge como el revolucionario, el patriota y general de “la espada sin mancha”.
Los fantasmas de la revolución emergen de las sombras en la narración del escritor, músico y antropólogo, Galo Mora. La suya es una analogía histórica repetida como tragedia, desde donde surgen los actores de la revolución liberal, unas veces con traidores encubiertos, otra como víctimas de un proceso complejo y turbio. Allí están Alfaro y Andrade, en su dimensión exacta, ambos indómitos y guerreros de una misma causa.
El ensayo de Jorge Núñez entrega un estudio primordial, relacionado con el rol que juega el general Julio Andrade -entre los años 1904 y 1911- en su calidad de diplomático en Bogotá. El erudito relato perfila los aportes fundamentales que Andrade brindó al proceso de negociación limítrofe entre Perú y Colombia.
La omnisciencia de Enrique Ayala Mora despliega una magnifica reseña de La Aventura liberal, en el marco de la constitución de 1906 y las reformas emprendidas en el terreno político. La separación Iglesia-Estado, la enseñanza laica y el equilibrio de los tres poderes del Estado quedan magistralmente descritos en el texto de Ayala Mora. En ese contexto, la dura brega entre Leónidas Plaza y Julio Andrade es evocada en la frase lapidaria del general: Entre Plaza y yo, toda inteligencia es imposible. Complemento indispensable del libro son los trabajos del investigador Gustavo Pérez Ramírez y el historiador Klever Antonio Bravo Calle, sendos análisis que perfilan el rescate del patrimonio historiográfico del Ecuador y la impronta militar del General Julio Andrade.
El capítulo introductorio de Cecilia Falconi, se basa en un diálogo íntimo con el retrato al óleo del bisabuelo, prócer y hombre de recia estatura y finos rasgos viriles que, -biografiado por voz propia-, protagoniza una historia personal, vívida y sentida, fiel testigo de recios entretelones de la historia patria.
¿Cuándo surge esta imagen primigenia de esta historia?
Bueno en realidad tengo conciencia desde los ocho año y ese día mi abuela tenía este oleo que tú ves aquí en el salón de entrada de la casa. Tenía un gemelo que era Elisa, ella mando hacer estos oleos a partir de una fotografías, pero lo robaron. Ese día mi madre nos llevó mi madre y a mi hermano a conocer a Rafael Andrade Thomas, el primer hijo del General. Tenerlo al frente habiendo escuchado tantas historias sobre las que o tienes conciencia porque imaginas más los caños y los caballos, escopetas, etc. Ese día conocí a Rafael y él tenía muy presente el día que asesinaron a su papá; comento que mi bisabuela Elisa, la viuda, mandó a devolver unas condolencias y unos arreglos funerarios que se atrevió a enviar Leónidas Plaza a la casa del difunto. Entonces me quede con eso y me empecé a fijar en el retrato.
¿Cuándo descubre tu vena literaria, más allá de los escritos que redactas como abogada?
Creo que en realidad la adquirí antes. En mi profesión redactas mucho, acciones para presentar frente a poderes públicos administrativos o judiciales, y opiniones y criterios frente a los clientes. En mi profesión tengo varias publicaciones, artículos sobre derechos de propiedad intelectual que es mi área. El campo literario, como se desarrolló en este libro, fue a través de un impulso y pérdida de miedo y de un acuerdo con mi compañero Galo Mora. Yo había planteado al Fonsal el proyecto y tenía presupuesto para la investigación. Galo me conduelo a Jorge Núñez y él me dijo que escriba sobre mi bisabuelo. Me puse frente al retrato de mi bisabuelo para tratar de conversa con él.
¿Cómo influye tu padre, Miguel Falconi, en tu formación humanista?
Mi padre y mi madre, desde el campo de la conciencia de los valores, por supuesto. Mi padre ha sido un hombre muy exigente e intachable, de una fuerza bien sólida. Fuimos criados en un contexto bastante consciente en todas las fases de la vida. A lo largo de los años, más por los dolores familiares que hemos vivido, que por las alegrías, nos hemos dado cuenta de lo importante que es haber sido educados con tanta solidez.
¿Cómo surge la idea de hacer el libro sobre el general Julio Andrade?
En el año 2009, tres años antes del centenario del asesinato conversaba con mi madre y con mi hermana Verónica y les propuse ver qué se puede hacer para el centenario. En ujna ocasión salió la idea de hacer un libro, pero yo lo veía poco imposible. En primera instancia con German Viteri decidimos conversar con Fernando Jurado, con todo el respeto no era por ahí la cosa. Mi intención no era mostrar la genealogía del general, sino lo que él hizo, como protagonizó como representó al Ecuador como ministro plenipotenciario, etc. Busqué a Rene Andrade como segunda alternativa, también pariente del general, fue un luchador socialista y comunista serio del Ecuador. Él me contó todos los tema de los tres hermanos Julio, Roberto y Carlos Andrade Rodríguez. Decidí proponer al Fonsal un proyecto de investigación hasta convertirse en la publicación actual por iniciativa privada.
¿Ha sido debidamente reivindicada la figura del general Andrade?
Yo creo que ha sido completamente olvidada la figura del general Andrade, no se escucha ni mucho menos, algún tipo de reivindicación de su memoria respecto de su actuar en las política del país. En el Ministerio de Educación quién sabe que Julio Andrade cuando fue ministro de instrucción fundó la primera guardería e el Ecuador. A partir de nuera iniciativa la Asamblea Nacional lo declaró prócer y el Ministro de Educación instruyó que incluya dentro del pensum en colegios la vida de él.
¿Cómo hacer que esta “memoria amorosa” -de la que hablas en el libro- sea fiel a los hechos históricos, cuando te vales de un recurso tremendamente subjetivo de hablar con el retrato del personaje?
Yo creo que hicimos una versión bastante objetiva dentro del tema romántico de la conversación con él. Escribí después de haber leído más de 120 cartas del general Andrade con Elisa, su esposa, de Roberto con su hermano Julio, de Julio a su hijo Rafael. Y producto de la investigación que se realizó en las bibliotecas del país, y de los autores que han escrito sobre él, que son Carlos de la Torre, Eduardo N. Martínez y Raúl Andrade, tenía bastante información. Tuve acceso a una gran parte de las fojas del proceso penal que se abrió producto de su asesinato y ahí aprendí mucho, y me conmovió un hecho al que Elisa accedió porque no le quedó más remedio que fue autorizar la autopsia del difunto. Incluso la prensa dijo que el general Andrade un hombre de 1,76 mt., pudo haber sido muerto por un armario, entonces bisabuela autorizó la autopsia para que trascienda la verdad y en el proceso exactamente consta el resultado de la autopsia.
¿Qué se descubrió al calor de esta investigación que no se haya mostrado antes, relacionado con el general Andrade?
Considero que ya todo estaba dicho, pro silenciado. Me llama la atención de que la impunidad no es de ahora, la miseria el ser humano data de antes. Algunos tuvieron que ir a la cárcel y no fueron, no se hizo justicia, además hay un hecho muy triste. Posterior al asesinato, hubo un presidente que le quitó a pensión de viuda a Elisa, mi bisabuela y le dejo en la miseria porque mi bisabuela vivía del trabajo de su esposo ellos no tenían propiedades ni haciendas.
La historia tiene mala memoria y se olvidan las injusticias ¿ocurrió esto con los personajes de revolución liberal?
Claro la revolución liberal en Ecuador fue determinante para muchas cosas en la vida de la república. Mi bisabuelo, fue, según un artículo de Ayala Mora escrito en el Comercio, traidor a Eloy Alfaro. No es que el general Andrade haya estado exento de engaños y de la traición que al final le costó la vida. Una de las últimas frases fue: Mientras yo viva tu no será presidente de la Republica. Y o mataron.
¿Consideras importante quien el Ministerio de Cultura realice una cruzada por la memoria histórica del país?
Creo que sería fundamental. Hay muchísimos patriotas que no son recordados. El Ministerio del Trabajo tomó la iniciativa de reconocer a ciertas mujeres. Tendría que ser una obligación del Ministerio de Cultura reconocer a quienes construyeron la historia del Ecuador.
Se dice que el ecuatoriano medio lee medio libro al año. ¿Tiene sentido escribir libros de historia en este país?
La cifra que me das es alarmante, es terrible. Siempre va a tener sentido escribir, tendríamos que luchar por un pueblo que se interese más y eso es responsabilidad también de los gobernantes.