Cae el telón del Segundo Festival Internacional de Cine de Quito organizado por la Escuela de Cine de la Universidad de las Américas, UDLA. En la jornada de premiación del festival, -sábado 19, y edición final del domingo 20- se dieron a conocer los filmes galardonados por la calificación del jurado y por el voto del público.
El filme español Niñato, del realizador Adrián Orr, fue reconocido como mejor largometraje de la Competencia Oficial en la que participaron 10 películas de nóveles directores con operas primas y segundas películas. Los temas abordados en esta categoría fueron asuntos relacionados con el sentido de ser jóvenes que se debaten en la encrucijada del amor, la guerra, la familia, la vida y la identidad que busca reconocimiento, a través de una exploración existencial.
Niñato narra en 72 minutos la historia de David un hombre de 34 años, desempleado que, a medida que sus hijos crecen, cae en cuenta de la atención que reclaman los niños. El filme, con economía de lenguaje hablado, pone énfasis en la gestualidad de actores aficionados en un ritual en tiempo real, que muestra cómo David estimula a los niños a seguir trabajando, a crecer en autonomía y tener sueños, dejando de lado sus propios sueños, acaso imposibles de realizar.
El premio del público fue otorgado al filme Mala Junta, película chilena de la realizadora mapuche Claudia Huaiquimilla. La película preferida por el púbico narra la historia del rebelde Tano enviado desde Santiago al sur de Chile bajo la custodia de su padre, a quien no ve desde hace años. En su nueva vida escolar conoce a Cheo, un chico buleado por sus compañeros. Un suceso violento que acaba con la vida de un dirigente mapuche une a los dos amigos en una defensa donde se pone en juego la relación con su entorno y sus propios conflictos de adolescentes. Claudia Huaiquimilla, ha dicho que su película pone al descubierto la realidad sociopolítica del pueblo mapuche, como marco de una amistad que recibe la condena social y que pone fin a esa unión.
El cortometraje Zootropo, realizado por los portugueses Tiago Rosa-Rosso y Antonio Dente, fue el filme galardonado por el jurado calificador en categoría Corto Joven, en la que compitieron 11 filmes con temas relacionados con el absurdo y la experimentación con el lenguaje. Zootropo alude al juguete de óptica formado en un cilindro con sucesivas ventanas dispuestas verticalmente. En el interior cilíndrico, una secuencia de imágenes aparecen cuando giran, produciendo la sensación cinética. Una pieza audiovisual con una historia bien narrada, a criterio del jurado. El público se inclinó por el cortometraje Cielo Abierto, del ecuatoriano Santiago García. El corto premiado por los espectadores narra el avatar de Diego, que busca el significado de un tatuaje hecho en su mano. Hasta eso, un extraño se involucra en la historia…
Durante el desarrollo del festival se proyectó una retrospectiva del realizador cubano Kike Alvarez, con sus filmes Sharing Stella (2016), Venecia (2014) y Jirafas (2012), una obra notable por sus visos de cine crítico, frescura estética y atractivo método de creacón cinematográfica colectiva. Además, el festival puso en pantalla una muestra de cine para niños, en la que imaginación y realidad se mezclan en historias emotivas hechas de modo artesanal. Realizaciones de jóvenes que enfatizan en el estímulo a la creatividad infantil de niños y niñas para que, a partir del cine, vean la realidad con otra mirada.
El Festival Internacional de Cine de Quito, en su segundo año de realización, tuvo claroscuros en la proyección de buenos filmes, con relativa convocatoria de público. Una promisoria muestra de “cine independiente”, -como lo define su director Alvaro Muriel-, un cine hecho por realizadores jóvenes que proyectan sus trayectorias cinematográficas con esfuerzo propio. Poco ruido, buenas nueces en un festival que debe poner más énfasis en su difusión mediática, como una forma de acercar el público al buen cine.