Las películas de terror que veíamos en el cinematógrafo del barrio, cuando niños, tenían escenas de distinta intensidad aterradora y, oh curiosidad, alguna que eran definitivamente miedosas no a todos los espectadores en la sala causaban miedo, sino más bien risa .Alguna vez vi la escena de una película anunciada como de terror, -cuyo nombre no me acuerdo-, pero que el chullita montado sobre un negro corcel, al cruzar por un bosque se encontró con una zona pantanosa o de arena movediza y el animal comenzó a hundirse. Lo singular de la escena es que el caballero galopante no hizo ningún amago de saltar del caballo y comenzó a sumergirse en el pantano, muy circunspecto, montado sobre el animal sin que un solo gesto delatara su pavor. Pésima escena, sin duda, de una mala película por falsa, que no tomaba en cuenta detalles verdaderamente dramáticos. Por lo mismo el público en lugar de aterrorizarse estalló en sonoras carcajadas.
Esa escena me vino a la mente cuando vi en el televisor a Capaya bajar de un avión privado, vestido con camisa deportiva, y caminar escoltado por dos policías, sin estar debidamente esposado -como corresponde a un prófugo detenido-, y con apariencia de estar siendo protegido de sus fans como un popstar, en lugar de irse detenido. Pésima escena de una mala y falsa película política, que no toma en cuenta los dramáticos detalles de la realidad nacional.
Las arenas, en este caso, son políticamente movedizas para los que montaron el operativo con actores equivocados. Al viaje de captura de Capaya no debió asistir el presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano, porque fue elegido para legislar y no para hacer de alguacil y arrestar prófugos de la justicia. Entonces la escena lejos de inspirar drama o terror, mueve a risa.
Visto el tema en tono más serio, la arrogación de funciones está tipificada como un delito político que amerita la destitución de quien lo comete. Serrano y Lenin pueden ser destituidos de sus funciones por haberse arrogado funciones que no le competen. Según el numeral 3 del artículo 168 del estatuto legal, se establece, claramente, que la función del Estado en desempeñar y administrar justicia es el Órgano Judicial o Función Judicial. Queda, de este modo, prohibida a cualquier otra autoridad de alguna u otra función del Estado ejercer potestad Jurisdiccional. “Por lo tanto queda rota de manera flagrante la independencia de la Justicia y se ve comprometido el debido proceso y la seguridad jurídica que hasta, incluso, podría acarrear nulidad provocando un derecho de repetición del funcionario causante del perjuicio que se le ha generado al Estado Ecuatoriano. Eso sin establecer otras responsabilidades civiles, penales y administrativas y en el caso de autoridades de elección popular él respectivo juicio político si se enmarca en las causales para Juicio”.
Otra escena similar, sobre arenas políticamente movedizas, ocurrió hace pocas horas en el aeropuerto internacional de Quito, en circunstancias que la policía arrestó al ex fiscal Galo Chiriboga, para investigaciones, según se dijo. Otra pésima escena de una mala película de terror. Chiriboga no se iba a fugar del país, solo fue a despedir a su hija que se estaba yendo de vacaciones. Pero, se le encontró un pasaje aéreo con destino a Colombia, según se dijo.
En otro escenario, en este caso un set de televisión, el actual fiscal de la nación, Carlos Baca Mancheno, interrogado sobre las presiones que se ejercen sobre su persona en relación con el caso Capaya-Odebrecht, manifestó: «No soy cuchillo de nadie». El fiscal recordó que ‘Capaya’ tiene abierto al menos 12 expedientes y que ya tiene una sentencia de 5 años de prisión por cohecho. Que, si Capaya quiere someterse a un acuerdo con la justicia, debe el procesado facilitar a la Fiscalía General pruebas que sean «comprobables, verificables y certeras» sobre la investigación.
Ahora sí, por fin una escena de terror, cuyo protagonista pese a las arenas políticamente movedizas, da pasos en firme. Claro que da pavor que el fiscal Baca esté recibiendo presiones del poder, de unos y otros, frente a lo cual aseguró que actuará «con la ley en la mano», dijo, además que está sujeto a presiones de «todo tipo» y que pueden venir de «políticos, políticos de pasillo, denunciantes, seudodenunciantes». El fiscal Baca al ser consultado sobre el desenlace de esta trama, manifestó: En este tipo de casos es muy sencillo caer ante los pecados políticos(…). El país requiere respuestas técnicas, jurídicas«, sorteando el incierto terreno de las arenas, políticamente, movedizas.