La problemática de la cultura en la provincia de Pichincha, el diálogo entre los actores culturales, la disponibilidad presupuestaria, las prioridades y hasta la existencia misma del núcleo de Pichincha abordamos en entrevista frontal con Francisco Ordoñez, principal del núcleo cultural pichinchano, realizada el 31 de julio. Este núcleo de la CCE debió estar funcionando desde el 30 de marzo pasado y hasta el momento está en el limbo institucional. Mientras se enfría el café en la mesa, Ordoñez cuenta con vehemencia cómo concibe las relaciones culturales en la provincia.
¿Qué se propone hacer culturalmente el núcleo Pichincha?
-Vinimos para ejecutar un trabajo en el territorio de Pichincha, pero no ha sido posible iniciarlo, desde el Ministerio de Cultura y desde la CCE no se ha procedido a cumplir con los trámites para que el Núcleo de Pichincha pueda entrar en funcionamiento. El problema radica en las competencias que la ley otorga a cada instancia de la CCE: Sede Nacional y Núcleos provinciales, ya que se ha creado una matriz de competencias que contradice la ley, porque hay duplicación de funciones.
¿Cuál es el origen del problema?
-Es difícil hacer cambios en este país, porque cuestan. Yo me imagino cómo habrá sido cuando la Constitución Alfarista separó la iglesia del Estado. Poner en práctica semejante cambio, tiene que haber pasado por el dolor de posiciones diversas, los conservadores de la época, no lo habrán querido permitir. La CCE tiene cosas positivas y negativas. Es una casa que ha sido elitista, que no ha llegado a todos los sectores, que no tiene un trabajo a profundidad en territorio etc., lo que la ley ha pretendido corregir, pero es difícil. Hay quienes quieren que las cosas no cambien.
¿Cuál es la propuesta de solución de parte de ustedes?
-Con el esquema que tenemos, hay mecanismos para que la sede nacional tenga una mayor presencia, ya que la ley le reduce su ámbito e importancia. El reglamento aprobado el 23 de mayo, le quita el presupuesto a la Sede Nacional. Creemos que hay que fortalecer a la CCE en general, que la Sede Nacional tenga protagonismo en eventos nacionales, pero los temas territoriales tienen que ser manejadas por los núcleos. Pensamos que la Sede Nacional debe quedar a cargo de esta infraestructura en Quito, ella, debe administrarla, con un condicionante: que el nucleó de Pichincha debe tener prioridad para la utilización de esos espacios por el trabajo que hace en territorio.
¿Cuáles son las políticas prioritarias del núcleo de Pichincha?
-Estamos realizando vinculación con GADs, con municipios. Pero no nos hemos reunido con el Consejo Provincial, y es penoso porque siendo nosotros el organismo provincial, hay un consejo que no nos tome en cuenta o que se niegue hacerlo. Hemos logrado buena relación con 40 juntas parroquiales, estamos haciendo un diagnóstico de la oferta cultural que hay.
¿Con qué concepto cultural se trabaja?
-El trabajo cultural tiene que tener diversas aristas. Hay que reflexionar sobre el nuevo mestizaje cultural que existe, que da como producto nuevas formas. Las culturas emergentes, rock, ancestralidad. Es indispensable mirar la interculturalidad, pero debemos tener una oferta cultural diversa. La cultura es universal.
¿Qué posibilidad hay de la gratuidad cultural para el público desde la CCE?
-La gratuidad puede ser un harakiri, porque puede matar la producción del artista. Por ejemplo, se hace el festival de “Lojañón” en Loja, que cuesta seis millones y no se da un dólar para los actores, y el teatro de esa ciudad costó 24 millones. ¿Por qué cuesta tan caro este festival?, ¿tenemos que hacer un festival ecuatoriano o francés?
¿Cuál es la realidad presupuestaria del núcleo de Pichincha de la CCE?
-Es ilegal que no esté funcionando el núcleo de Pichincha, y como no existe, no nos pueden dar presupuesto. En este año hemos presentado un presupuesto, a través de la sede nacional de la CCE, como una unidad de la sede nacional y eso nos quita autonomía. Es insostenible aquello.
¿Con cuánto presupuesto terminarán este año?
-Más o menos un 30% del año, es decir, si son 6 millones debemos ejecutar dos millones como sede nacional. Nosotros hemos presentado una proforma que llega a los dos millones para el resto del año, solo para el núcleo.
¿Cómo están las relaciones del núcleo de Pichincha de la CCE con el Ministerio de Cultura?
-Raúl Pérez Torres demuestra un conocimiento de la problemática y apego a la CCE, pero en los últimos tiempos -desde junio- ha declarado que el núcleo de Pichincha no debe existir, cuando las conversaciones que hemos sostenido con él van orientadas a fortalecer este núcleo.
¿Le compete eso al Ministerio de Cultura?
-Al ministerio le compete hacer cumplir la ley. He recorrido varios ministerios, finanzas, trabajo, he oficiado a Cancillería, a Procuraduría, a Contraloría, y algunos me han dicho que esto tiene que resolverse políticamente ¿la ley tiene que resolverse políticamente, como así? A mí me parece grave esto. El Ministerio de Cultura no ha cumplido con la Ley hasta este momento.
El diálogo cultural ¿cómo lo concibe y cómo participará el núcleo de Pichincha?
-Primero, se nos invita a nosotros a un diálogo como si fuéramos una parte lejana del problema. El Ministerio de Cultura no quiere que existamos, y nos invitan al diálogo muy marginalmente. El escenario del diálogo lo ha generado y lo debe seguir haciendo el núcleo de Pichincha de la CCE, físicamente incluso. Hemos tenido diálogo con los colectivos culturales, con los GADs, parroquias, ese es un diálogo sobre aspiraciones, necesidades, etc.
¿Qué agenda de diálogo les propone el Ministerio de Cultura?
-No hay una agenda concreta. El otro día nos dijeron en el ministerio: no nos traigan problemas, tráiganos propuestas. O sea, ¿no hay que reflexionar en esos espacios sobre los problemas de la cultura? ¿Esa es la democracia que queremos construir? Hay que tener cordura para el diálogo. Creo que es bueno tenerlo para refrescar la institucionalidad, este sistema nacional de cultura deja mucha gente afuera. No he querido armar un conflicto público por este medio que es muy leído