Efectivamente, el movimiento Alianza País, AP, que llevó al poder a Rafael Correa Delgado por 10 años y al actual mandatario Lenin Moreno Garcés se fraccionó por discrepancias y contradicciones entre sus principales líderes: Rafael Correa, Lenin Moreno, Jorge Glas y Gabriela Rivadeneira. Esto tras un acumulado de dimes y diretes que tuvo su epílogo con el retiro de funciones al segundo mandatario Jorge Glas por parte de Lenin Moreno. Episodio que tiene a su militancia en incertidumbre y a la sociedad ecuatoriana desconcertada.
La crisis del movimiento oficialista Alianza País se da a raíz del ascenso al poder de Moreno, quien según la línea dura de AP se apartó de la postura política e ideológica del movimiento, Moreno buscó a la oposición de derecha para repartir cuotas de poder y entregar los medios públicos a enemigos acérrimos de la Revolución Ciudadana.
La denuncia más radical es el posible pacto con el Bucaramato, dirigido por el hijo de Abdalá Bucaram, ahora líder de Fuerza Ecuador, partido al que habrían entregado el sector eléctrico del país.
Esta actitud ha sido calificada, por los dirigentes de AP, como una prueba de deslealtad y traición al movimiento que lo llevó al poder. El principal contestatario ha sido el ex presidente Correa, quien reside actualmente en Bélgica. Él ha llegado a anunciar su posible separación del movimiento para formar otro si no se revierten las acciones políticas y económicas que Moreno ha impulsado. También la secretaria ejecutiva de AP, Gabriela Rivadeneira se ha pronunciado en este sentido. El pasado 2 de agosto dio a conocer su malestar el segundo mandatario, Jorge Glas, quien asegura que Moreno en el mes de septiembre aplicaría un paquetazo económico al pueblo ecuatoriano.
Este panorama político ha producido un verdadero remezón en las filas de AP. Y la arremetida de los medios de comunicación y de los políticos de oposición contra Jorge Glas.
Para tener un criterio más amplio de este “mal momento” que está atravesando el movimiento oficialista, entrevisté a David Chávez, catedrático universitario y analista político.
1.- Hace pocos días, dos encuestadoras nacionales dieron a conocer los resultados de la popularidad que goza el mandatario Lenin Moreno, la misma que va desde un 74 al 82 %, ¿cuál es su lectura sobre estos resultados?
Es un muy buen punto de partida para analizar lo que aparece en la superficie y también las cosas de fondo que estarían operando. Para tener un análisis más objetivo, hay que tomar en cuenta que las dos encuestadoras hicieron sus mediciones en Quito, Guayaquil y Cuenca. En estas ciudades, en las elecciones pasadas, ganó Guillermo Laso, dato importante para poder contextualizar esta crecida del apoyo.
Lenin Moreno, en buena medida, ha asumido en las formas algunos de los elementos que la oposición más dura al gobierno de Correa las posicionó como sus demandas. Al final de cuentas, el manejo de la estrategia mediática ha sido abrir el diálogo. Por principio nadie va a oponerse al diálogo como forma de gestión política. En segundo lugar, Moreno ha tomado la posición de contraponerse al gobierno de Correa, no sólo para diferenciarse sino contraponerse, en esto hay una diferencia sustancial. Esto disparó el apoyo de los sectores radicales opositores a Correa.
Esto se puede ver fácilmente en una rápida mirada a los editoriales de los periódicos de los últimos meses, los que han cerrado filas a favor de Moreno, reconociendo que su gestión va bien.Además hay gente que presiona a Moreno para que rompa definitivamente con el correísmo y se sitúe en una posición antagónica.
Los resultados hay que contextualizarlos, había sectores que esperaban que Lenin Moreno haga lo que está haciendo, por ejemplo: la clase media de los sectores urbanos, donde la derecha en este último proceso electoral tuvo una importante votación.
También hay que señalar que este es un proceso que se venía dando desde mucho antes. Recordemos las derrotas que tuvo en las seccionales Alianza País en el 2014, pusieron en evidencia que buena parte de los sectores medios se habían derechizado y habían asumido una posición contraria a AP. Me parece que el núcleo duro del apoyo que estas encuestas verifican es, sin duda, esa población que estaba totalmente opuesta a Rafael Correa y que encuentran en la gestión de Lenin Moreno ciertas identidades de lo que demandaban en contra de Correa.
2.- Al parecer la gente ve como una estrategia válida los diálogos que ha convocado Lenin Moreno, toda vez que piensan que con estos se “ablandaría” a una oposición que fue muy violenta en las últimas elecciones.
Para mi es dudoso que ese enorme apoyo sea en todo el país. Las últimas elecciones nos mostraron que Quito, Guayaquil y Cuenca no representan a todo el país. Si se contrastan los comportamientos electorales es evidente que en esas mismas ciudades, en los barrios populares, el correísmo tuvo una aceptación mayoritaria; desde luego que hay que reconocer que hay gente que le agrada el diálogo.
El problema radica en la significación del diálogo. Este podría tener varias interpretaciones, entre ellas, la que usted acaba de señalar, habría una condición estratégica en el diálogo. Con Correa se exacerbó el conflicto por la crisis causada por los escándalos de corrupción y el mismo agotamiento político. Por lo que había que hacer ciertos cambios, corregir errores para desactivar la conflictividad, sobre todo, darle continuidad al proyecto y lograr cierta gobernabilidad. Una de las hipótesis más repetidas por los defensores del morenismo es señalar que no va haber una ruptura, sino que se va a dar continuidad al proyecto.
El problema es que esa hipótesis se cae por dos razones: no es que la derecha ha cedido en sus posiciones luego de los diálogos. Más bien la derecha se ha fortalecido después de su derrota electoral y eso es grave. Además, tiene una posición cada vez más radical, cada vez más agresiva, como por ejemplo: los contenidos que se van asentando en los medios de comunicación respecto a la necesidad de un cambio del modelo económico. Cada vez esta posición es más radical respecto a las medidas de corte neoliberal que están exigiendo que tome Moreno.
No ha habido una desactivación de la violencia de la derecha, no está en las calles, de acuerdo, pero ha visto que el gobierno se ha mostrado débil y que pueda arremeter con más fuerza para obligar a que Moreno cumpla con las demandas expuestas en los diálogos.
La segunda razón, de ser esa la estrategia que Moreno ha planteado, es que esta es muy peligrosa. Personalmente, no voy a esperar los famosos cien días, para mí Lenin Moreno está metido, ya, en un callejón sin salida. Porque uno puede ver que todo ese gran apoyo que tiene es tremendamente vaporoso y volátil. El momento que les digan a las cámaras empresariales que nos les van a bajar impuestos o les digan a la Banca que no les van a entregar el dinero electrónico, o que no van a bajar los controles en el sistema financiero, o les digan a los medios de comunicación de derecha que no van a modificar la Ley de Comunicación, en los términos que ellos quieren, toda la oposición se la va a venir encima; en estos casos puede ser que la receta sea peor que la enfermedad.
Este “intento estratégico” de disminuir el conflicto puede volverse un boomerang, se revierta como una lógica mucho más fuerte y además frente a un gobierno que se ha debilitado precisamente por asumir la agenda y el discurso de la oposición y, desconocer, criticar y antagonizar con el gobierno de Correa.
3.- ¿Cuál es su mirada respecto a una declaración de Lenin Moreno de señalar que la “mesa no ha estado servida”?
Eso es parte de la estrategia, luego de escuchar su discurso sobre la situación económica, creo que hay una manipulación mediática, están creando un clima que es muy preocupante. Crear este clima desde el gobierno con el apoyo de todos los medios de derecha, no es inocente ni casual.
Con esto, como bien ha dicho Correa, están preparando el escenario para ciertas medidas económicas de ajuste de corte neoliberal. Me atrevería apostar que era innecesario caer en la idea de que estamos en una crisis terrible. Dos cosas que son muy graves en términos políticos: una que estamos en una crisis espantosa y que todo está mal. La otra, más grave todavía, genera una situación que debilita la posibilidad de recomponer las líneas de continuidad con gobierno Rafael Correa, porque permite suponer que el gobierno anterior maquilló cifras y que ocultó información.
Un análisis absolutamente objetivo: nada de los datos que están publicando son nuevos, estos fueron públicos y se conocían. Además, deliberadamente se está construyendo un mensaje poco técnico, como tomar o confundir a la deuda externa como deuda consolidada, esto tiene una intencionalidad, esto no es casual; con esto claramente se está diciendo, primero el gobierno anterior ocultó información y, en segundo lugar la situación es más grave de lo que el anterior gobierno había dicho.
Si uno revisa con detenimiento lo que había dicho Correa cuando entramos en recesión hasta que se fue, nada de lo que está diciendo Moreno había sido ocultado. Correa hablaba de un déficit presupuestario y que la deuda externa estaba alrededor de los USD 31 mil millones y que había otros pasivos. El ministro de Economía, del actual gobierno desmintió lo dicho por Moreno y quiso posicionar, él dejó muy en claro que para leer estos datos hay que hacerlo con rigor técnico, en función del tamaño de la economía. Además, siempre reconoció que en estos 10 años el tamaño de la economía se duplicó.
Una cosa es tener una deuda con un PIB de USD 50.000 millones y otra es tener esa misma deuda con un PIB de USD 100.000 millones y tener activos como suficiente infraestructura, capacidad de recuperación económica posterior, por ejemplo: las hidroeléctricas. Una cosa es que uno se endeude para nada concreto y seguir pagando esa deuda. Otra cosa es que uno se endeude para construir hidroeléctricas que van a producir energía barata, que van a disminuir costos que el Estado tiene que cubrir por importación de energía. Me parece que todo esto no es casual, es un juego deliberado de construir un discurso que magnifique la situación de recesión que por otro lado el mismo Correa nunca negó.
4.- El ex candidato a la presidencia del país, Guillermo Laso, le sugirió al mandatario Moreno que asuma el programa económico de CREO y que enjuicie a todos los responsables de la crisis económica del país, y le conminó a Rafael Correa a regresar al país para que dé la cara ante la situación económica.
Eso ratifica lo dicho, en el campo político la derecha no está dispuesta a ceder. Recuerdo haber dicho insistentemente, desde que ganó Lenin Moreno, que la derecha no iba a ceder un solo centímetro, que la oposición en general iba a seguir presionando porque se cumplan sus demandas.
5.- ¿Podríamos decir que Lenin Moreno está enterrando los postulados políticos de la Revolución Ciudadana?
No los entierra aún, pero los está poniendo en serio riesgo. Está en juego el modelo económico que podría estar entrando en riesgo. Eso ya se venía venir, algunos signos últimos del propio gobierno de Correa ya daban indicios de que la lógica por la mejor distribución estaba deteniéndose por la recesión.
Lo que no se esperaba es que Moreno plantee salidas en sentido contrario de lo que se había hecho durante estos 10 años, parece que eso está en riesgo. Hay preocupación por algunas medidas que se han anunciado, como la devaluación fiscal, disminución de impuestos a la entrada y salida de divisas, revisión de la Ley de Plusvalía, etc.
Está creado el Consejo de Revisión de la Política Tributaria conformado por empresarios. De ahí se deriva otro problema, se está poniendo en riesgo el proceso de institucionalización que el país tuvo en los últimos años. Un proceso aún incompleto ya que Correa no logró institucionalizar definitivamente el Estado.
Nosotros venimos de una larga historia donde el Estado fue notoriamente débil, siempre estuvo en manos de los grupos de interés que presionaban y controlaban el Estado de manera directa. Nuestra historia es aquello, tener a terratenientes como ministros de Agricultura, banqueros como ministros de Finanzas, empresarios como ministros de la Producción. Además, teníamos un Estado prebendario repartido en función de prebendas y en la capacidad que tienen los grupos de presión para negociar con un Estado débil.
El esfuerzo de Correa, en buena medida, se tradujo en esa necesidad de poner en orden el funcionamiento del Estado y de evitar presiones directas. Por aquello lo tildaron de autoritario.
Pero tampoco hay que confundirse, no es que los grupos empresariales no fueron beneficiados, no tuvieron cierta capacidad de incidencia en las políticas públicas durante estos diez años. Al contrario, se estableció una institucionalidad, al menos se estableció mediaciones en relación a las presiones de otros grupos. En una sociedad como la ecuatoriana esto es un avance muy importante porque desmantela esa ideología prebendaria que es muy antidemocrática ya que ganan sólo los que tienen capacidad de presión y deja a un lado los derechos de otros ciudadanos, o las obligaciones del Estado en el cumplimiento de las políticas públicas.
Los signos del diálogo mostraron un retorno de ese viejo país. Retorno a una lógica prebendaria de negociación, no de diálogo democrático; ahí hay preguntas que tendríamos que hacerle al gobierno de Moreno, en qué medida contribuye a una democratización de la sociedad y a la democratización de las decisiones y a un consenso nacional, reunirse en primer lugar con los responsables del desastre que a ellos mismos les tocó arreglar.
AP tuvo que arreglar un desastre de décadas. Y los primeros con quienes se sienta a dialogar Moreno es con los responsables de ese desastre. Además con los sectores más anti democráticos de este país. Aquí una pregunta irresuelta, por qué con ellos, por qué con sectores que no han cumplido con el país. Los empresarios no han cumplido, han ganado mucho en estos 10 años y lo que han hecho es sacar al exterior ese dinero ganado en el país. Y para variar, ellos lo que primero plantean es la revisión de los impuestos que están pagando.
Aquí hay un problema de conceptos, cuál es el concepto de democracia y cuál de diálogo. Se confunde muy fácilmente al Estado prebendario con democracia. En esto están todas las élites del país, desde los periodistas, los intelectuales, los académicos, hasta los grandes empresarios. Inclusive líderes diligénciales de las organizaciones sociales. Así funcionó siempre un Estado prebendario, cooptaban a toda esa gente, les daban a cada cual su pedazo y todo el mundo se conformaba. Luego se tomaban medidas de ajuste y de desinstitucionalización. Esto es muy peligroso en términos de democracia, ese canal directo de los grupos de presión con el presidente.
6.- El ex candidato a presidente, Abdalá Bucaram Puley denunció que existe un plan de golpe de Estado en contra de Moreno promovido por el correato; quieren defenestrar a Moreno para que asuma la presidencia Jorge Glas adlátere de Correa
Es algo penoso que le den tanta palestra a Bucaram para tener presencia política. No se puede perder de vista que la derecha no pudo derrotar al correísmo ni en su peor momento. Las últimas elecciones fueron su peor momento político y a pesar de eso no fueron derrotados. Quien fue derrotada en ese proceso político fue la derecha y la izquierda que terminó muy mal. Esto que ha dicho Bucaram es una de las estrategias con las que está operando la derecha, para fragmentar a AP, para crear una disputa interna.
Después del triunfo de Moreno yo decía que la derecha siempre intentó romper con la unidad de AP, sabiendo que es un movimiento con tensiones internas, una organización poco homogénea, que no tiene una estructura orgánica, no es un partido en su estricto sentido, es bastante gelatinoso, hay fracciones y grupos enfrentados. La derecha leyó bien esto y siempre trató de fragmentar a AP.
El problema de esta estrategia que presiona desde afuera es que tiene también un correlato desde adentro, que en este caso está comandado por Moreno y sus estrategas. Pero la sorpresa increíble es el ala izquierda de AP, esto es lo que realmente llama más la atención de este episodio. El ala izquierda serrana es la que está sosteniendo esta contraposición y la posible derechización de AP.
7.- Las bases de AP critican el hecho de que Moreno dialogue con los líderes de la oposición menos con ellos. Estas bases se sienten desorientadas y huérfanos políticamente.
La gente no piensa esas cosas porque son borregos u ovejunos, ellos sienten que han sido traicionados, por lo que este reclamo es justo. Antes el reclamo era a Correa ya que denunciaban que en AP no funcionaba la democracia interna, todo lo resolvía el buró o simplemente el ex mandatario.
Pensé que Moreno iba a entrar en un proceso diferente donde AP se consolide como un partido y genere ciertas dinámicas de democracia interna, que le permita recomponer su posición en el gobierno. Una de las cosas más dramáticas es que Moreno se ha distanciado de AP, él no consulta con nadie de AP, sino con su círculo más cercano. Asistimos a un proceso de ruptura definitiva, tarde o temprano AP se va a quebrar, alguno de los dos bandos va abandonar AP. Lo que se está tratando de posicionar es la idea de que es Correa quien ha provocado este problema.
Soy insistente en señalar que no es Correa quien provoca la crisis sino Moreno al ponerse en una posición antagónica a Correa, lo que desató el caos dentro de AP, esto no es inocente, aquí hay una estrategia deliberada. Lo que la derecha siempre intentó hacer encontró su mejor correlato en el propio Lenin Moreno.
Moreno no necesitaba hacer nada de esto, lo que tenía que hacer es continuar con la Revolución Ciudadana, con un cambio de estilo. Podía hasta haberlo criticado, pero tomar posiciones tan duras en contra del gobierno, tomar el discurso y las posturas de la oposición para “diferenciarse” de Correa, o es un grave error político o en realidad su proyecto político es otro.
8.- Entonces, ¿usted considera que se está configurando un nuevo eje político con la intervención de la oposición?
Sí, pero no alcanzo a ver hasta dónde llega este nuevo eje. Habría que pensar cuál es la profundidad de los acuerdos a los que han llegado, se suponía que solamente eran diálogos. Pero cuando vemos a los actores políticos con los que trata Moreno advertimos que ellos no entran a dialogar sino a negociar. Una de las demandas que deberíamos plantear como sociedad es la de conocer los acuerdos a los que se llegaron.
Con Correa las cosas eran muy claras, sobre todo en su relación con la prensa. Ahora los medios han cerrado filas, pareciera que el país de un momento a otro cambió radicalmente. Gracias a la imagen que los medios están construyendo.
Ahora, es difícil canalizar una demanda a Moreno porque hasta los medios públicos están en esa línea, demanda que obligue a Moreno a transparentar los acuerdos a los que está llegando, que transparente cuáles son sus resultados porque no lo sabemos más allá de las fotografías. Por ejemplo, a qué acuerdos llegó con la prensa de derecha, aquí no nos vamos engañar, fue una enorme deslealtad, hacerlo público este encuentro con los acérrimos enemigos de la RC.
En política juega mucho eso de quiénes te aplauden y quiénes te abuchean. Si lo peor de este país te está aplaudiendo y justamente con ellos te estás sentándose a dialogar. Ahí está la contradicción.
Inclusive hay gente que habla que hubo acuerdos desde antes. Parece que ahí hay acuerdos al viejo estilo de la partidocracia, que tienen que ver con espacios en la Asamblea Nacional, este es uno de los puntos claves para ver cómo se dirime este conflicto.
9.- En marzo de 2016, cuando al presidente Lenin Moreno le propusieron la candidatura para ocupar la presidencia, él hizo duras auto críticas al movimiento AP y su gestión política, administrativa y económica, resumidos en 19 puntos
Lenin Moreno se caracteriza por su enorme ambigüedad política. No sé si es parte de su habilidad o de sus limitaciones políticas, pero él nunca ha tomado una postura política firme. Eso se contrapone con lo que era Correa, él era alguien que siempre se estaba posicionando en términos conceptuales, políticos e ideológicos. Moreno es todo lo contrario, es alguien que no toma posturas claras, su discurso es muy difuso, muy difícil de capturar, hay que leerlo muy entre líneas para saber qué realmente quiere posicionar.
Recuerdo bien esta carta que tampoco fue muy clara y además no está haciendo lo que dijo en ella. Efectivamente habló de diálogo, buena parte de AP apoyaban, veían eso con buenos ojos, que haya un cambio de estilo en la gestión. Desde Luego, manejando las mismas líneas generales del gobierno de Correa pero bajando un poco la confrontación. Algunos estaban cansados otros pensaban que estratégicamente la confrontación permanente ya no le servía a Correa.
De esa carta lo que queda en claro es la posibilidad de corregir algunos aspectos, pero no oponerse al proyecto. Lo nuevo es señalar que ya se sabía lo que Moreno iba a hacer. Esto no es tan cierto porque lo que ha habido es un viraje total de la línea política del proyecto, como plantearse un nuevo modelo económico, un nuevo proceso político y esto es entrar en una ideología diferente.
10.- Considera que los dirigentes de AP debían obligarle a Lenin Moreno actúe de acuerdo a su programa de acción y no los puntos de su carta
Lenin Moreno gana con AP, si bien Moreno aparece como el mejor candidato que tiene AP, mejor que Correa inclusive; el problema es que ya metido en la dinámica de la campaña electoral fue muy fácil ver como Moreno descendió ostensiblemente hasta que no pudo ganar en primera vuelta. Ahí están las limitaciones de Moreno, su falta de posicionamiento político.
El otro factor negativo de esa campaña fue la presencia de Jorge Glas. AP tuvo el peor binomio, tuvieron un binomio perdedor. Mi hipótesis es que, en realidad, lo que termina pesando para el triunfo del binomio, no es ninguno de los dos, sino el arrastre político de Correa. Cuando ya se hacían las últimas mediciones de aceptación de Correa, él tenía una aprobación altísima. Si uno contrasta las cifras que obtiene el binomio frente a las cifras que obtienen los asambleístas y la consulta popular, se ve que la consulta le favoreció a Correa.
Si asumimos lo que dijo la propia derecha, resulta que Correa ganaba a todo el mundo si entraba a las elecciones nuevamente, esto hay que tener muy presente. En las grandes ciudades tenemos un problema de clase- centrismo y ciudad-centrismo; en Quito esto es muy claro ya que se comete el grave error de pensar que lo que le pasa a clase media quiteña es lo que le pasa a todo el país. Quito siempre estuvo sintonizada con las tendencias nacionales pero ahora se ha aislado. Sus comportamientos políticos son muy particulares y muy diferentes al resto del país, juzgar desde ahí nos puede hacer magnificar cosas que en realidad no son.
Suponer que había un Correa completamente desgastado, que ya no tenía ninguna significación política es una equivocación. El mismo Moreno se está equivocando con esto, está subestimando el potencial político de un Correa opositor, lo que sería realmente un dolor de cabeza para Moreno.
AP tuvo un programa de gobierno que en los 10 años lo fue cumpliendo y este es uno de sus méritos políticos. Moreno que fue parte de ese proceso, eso pesó mucho para que Moreno gane las elecciones, él por si solo no lo podía hacer.
Reitero ese binomio era la peor carta de AP para sostener el proceso, si estuvieron a punto de perder la elección fue precisamente porque no era, para nada, un buen binomio.
- ¿En medio de todo este panorama preocupante, qué papel juega Jorge Glas?
Es una carga pesada para AP, es como estar entre Caribdis y Escila, según decía Homero, es como estar entre dos monstruos que le pueden devorar a uno. El problema es que defender a Glas es muy difícil, sobre todo para la línea correista. Por un lado defenderlo, es también poner en riesgo la fortaleza política de AP, lo que pasa con el Vicepresidente es muy grave. En mi opinión Glas debió opedir licencia para ser investigado.
Decir que tiene que ser investigado no significa acusarlo. Resulta muy extraño que su tío haya estado haciendo esas trafasías y Glas no lo sabía, puedo creerlo que no sabía y que se tomó su nombre, pero evidentemente hay unas sospechas muy altas, de que él podría estar involucrado.
En este sentido Glas ha sido un lastre para AP desde hace rato, él fue el peor compañero de fórmula para Lenin Moreno, fue un error político de Correa sostener a Glas tanto tiempo. Los procesos regionales ya nos han demostrado que la oposición como no puede cuestionar nada de lo que se ha hecho en favor de los pueblos por parte de los gobiernos progresistas, entonces toman a la corrupción y la magnifican para poder decir que nada de lo que se ha hecho vale porque todo se lo han robado.
Cuando Glas empezó a tener problemas ya se convirtió en una piedra en el zapato de AP, estratégicamente debían congelarlo. El lío era que no tenían otros cuadros. El tiempo le está dando la razón a Correa ya que él no podía confiar en mucha gente que lo tenía cerca, ahora sus correligionarios le están demostrando hasta la saciedad.
El otro monstruo de AP es aquel que si no le sostienen a Glas vendrá toda la arremetida contra Correa que es lo que la oposición está buscando. Glas es un trampolín para golpear a Correa, si logran echar abajo a Glas van a buscar cualquier cosa contra Correa como lo hicieron en Brasil. Moreno, para la derecha, se está convirtiendo en un fusible para su lucha política. Glas es débil para confrontar con cualquier líder de la derecha que surja, la derecha sabe que tiene que mover todas las fichas para neutralizar a Correa. La derecha está consciente de que es muy difícil construir un liderazgo suficientemente sólido para poder hacer una confrontación eventual en las elecciones del 2021 con Correa. Saben perfectamente que la pieza clave es bloquear a Correa, acusarle de corrupción y ponerle algún juicio o hacer una reforma vía consulta, vía constituyente, vía mayoría en la asamblea, para evitar la reelección.
Guillermo Laso ya saltó a pedir el juicio contra Correa, por las manipulaciones burdas a las cifras económicas. La Constitución claramente dice que la deuda externa no puede superar el 40%, del PIB. Lo que se está posicionando es que el gobierno de Correa se robó toda la plata y para cubrir todo lo que se robó maquilló las cifras y nunca fue claro sobre todo lo que se debía, esto nos están martillando todo el tiempo los medios de derecha, sin pruebas sin datos. Lo asombroso de todo esto es que los economistas neoliberales repiten lo mismo que lo manifestó Moreno en la cadena nacional del 28 de julio.
Finalmente, respecto a Glas se pueden manejar dos hipótesis: en verdad no hizo nada porque no hay pruebas o que lo hizo tan bien que no le van hallar nada. Además, no le pueden juzgar porque el tío está metido en actos de corrupción.
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