Un viejo refrán que mencionaban los ancianos sentados en los escaños de la Plaza de Armas de Santiago, mientras daban de comer a las palomas, decía: Buenos son los ideales, mejor son los cereales, mijo. Esa expresión de longeva sabiduría que sugiere posponer la discución política a la hora de hablar de economía, -más sabe el diablo por viejo que por diablo-, nos haría bien retomar en estos tiempos de incertezas. En días de viejas sospechas confirmadas y nuevas incertidumbres descubiertas, que nos llevan a la confrontación en el terreno ideológico. Bueno es defender los ideales, pero a la hora de asegurar los cereales es menester ponernos de acuerdo en algunas cuestiones básicas.
En intervención por cadena nacional, Lenin Moreno en su diagnóstico económico del país reveló que estamos viviendo una situación “extremadamente difícil”, cuya salida insinuó “se logrará con participación de todos”. A partir de entonces cobra sentido el diálogo con todos -y prioritariamente con opositores al proceso de la revolución ciudadana-, sectores bucaramistas y socialcristianos, que serían necesarios al gobierno para enfrentar la crisis económica por la que atraviesa el Ecuador.
La crisis perfilada por Moreno tiene algunos indicadores manejados con frontalidad estadística y frío cálculo político. El presidente manifestó que Ecuador ha enfrentado escenarios adversos provocados por la caída del precio internacional del petróleo y de las materias prima, y por la apreciación del dólar. A esto se suma el devastador terremoto de 2016. El mandatario dijo que si bien existe mayor equidad, mejor infraestructura, servicios y talento humano en el país, “tenemos que pagar por ello”, previno.
Y la factura por dicho concepto ya está emitida por el gobierno anterior que en busca de financiamiento interno y externo endeudó al país más allá de lo sostenible, a criterio del presidente Moreno, que cuestionó las decisiones adoptadas en el periodo de Rafael Correa porque “no fueron debidamente mesuradas” y pusieron “al límite la sostenibilidad” de la economía.
Moreno se proyectó al futuro con discreto realismo y dijo que hay escenarios que definirán la economía nacional, uno es la proforma presupuestaria del 2017. Al respecto Moreno señaló que a mayo la deuda pública del país -que incluye a los gobiernos locales- alcanzó un monto agregado de $ 41.893 millones. Se requiere $ 8.000 millones anuales para cubrir el déficit fiscal y pagar las amortizaciones de la deuda interna y externa. Al mismo tiempo, se precisa de $ 2.000 millones anuales para financiar metas y objetivos nacionales hasta el 2021. Para hacer frente a las operaciones de corto plazo, pasivos de empresas petroleras y ventas anticipadas de hidrocarburos, el gobierno necesita $ 15.895 millones de dólares. A esto se debe sumar la deuda estatal con el IESS e incentivos por jubilación a los ex servidores públicos.
El gobierno nacional sinceró las cifras, según Moreno, y proyectó la proforma del Presupuesto General del Estado (PGE) en $ 36.818, millones de dólares para lo que resta del 2017, con un 2% de crecimiento respecto al año anterior. Para respaldar la proforma el gobierno estimó un precio de $ 41,69 dólares de promedio por barril de petróleo, con una exportación proyectada de 136,6 millones de barriles.
Las fuentes de ingreso estatal fueron identificadas por rubros tradicionales en $ 14.760 millones por impuestos internos que representan la mitad de los ingresos previstos. El déficit fiscal fue calculado en $ 4.700 millones, equivalentes al 4,7% del Producto Interno Bruto (PIB) con la aspiración de reducirlo al 4.5%, es decir 100 millones menos respecto al año anterior. El gobierno proyecta un crecimiento del PIB del orden de 0,7%, cifra que difiere del 1,4% augurado por el gobierno anterior.
En el orden de inversiones y gastos, el gobierno de Moreno proyectó las siguientes prioridades: $ 5.198 millones en educación, $ 2.779 millones en salud, $ 1.157 millones en vivienda, $ 1.048 millones en bienestar social y $ 3.453 millones en seguridad, riesgos y defensa.
El próximo mes de septiembre el régimen anunciará el programa económico para los próximos 4 años y la correspondiente proforma presupuestaria para el año 2018. Lenin Moreno plantea priorizar algunas acciones tendientes a enfrentar la crisis que es de todos, dijo.
El presidente habló de tomar diversas medidas que -no hay duda- surgen del diálogo sostenido con diversos actores políticos: Dinamizar el sector de la construcción con un proyecto de fomento y facilitación y la revisión de la llamada Ley de la Plusvalía, solicitado por el alcalde Nebot en la reciente visita presidencial a Guayaquil. Incentivar la inversión e ingreso de divisas con un proyecto de ley que permita la repatriación de capitales, situación que favorece a quienes depositaron su dinero en bancos internacionales. Impulsar el uso de medios de pago digitales –dinero electrónico- en coordinación con el sistema financiero nacional, medida que es fruto del acuerdo gubernamental con la banca privada. Establecer medidas de gasto público austero en contratación de personal, consultorías, viajes, vehículos, publicidad, entre otros. Invertir en lo estrictamente necesario para cumplir metas y objetivos nacionales de desarrollo.
Los ancianos sentados en los escaños de la Plaza de Armas de Santiago, cada vez que hablaban de política mientras daban de comer a las palomas, carraspeaban la garganta para decir con voz firme: bueno son los cereales, sin traicionar los ideales, mijo.