Era una mañana tórrida, con un cielo intensamente azul sobre el verde interminable de la selva. En Cascales, cantón de la provincia de Sucumbíos, la apacible vida bucólica se veía alterada por la presencia de carros, camionetas y motos que se estacionaban frente a la sede de la Escuela del Sindicato de Choferes. Allí tenía lugar un acontecimiento importante. El juramento de Jessenia Rojas como flamante gobernadora de la Provincia de Sucumbíos, territorio de nacionalidades Cofanes, Sionas, Secoya, Quichua y Shuar. Generosa fuente de riqueza petrolera, donde el país vio nacer del primer pozo de hidrocarburo, en los años setenta, el oro negro, ofrenda de una magnánima geografía en una historia densa, oscura y promisoria como la sabia pétrea que emerge de esa tierra dativa e indómita.
A la cita llegaban representantes ancestrales con sus atuendos típicos, y su alegría de ser parte de un país intercultural y plurinacional, hombres y mujeres de toda condición, un grupo de discapacitados, y estudiantes. El encuentro era trascendental porque sería la expresión vivencial de cómo la política del nuevo gobierno de Lenin Moreno se proyecta y cristaliza en territorio. Allí donde la ciudadanía reclama solución a sus necesidades, donde la esperanza se vuelve respaldo, o protesta, a las autoridades locales y centrales. Al recinto llegó Jessenia con un vestido rojo que resaltaba su figura de joven mujer que hace de la política una inclusión de género concreta.
En el escenario las autoridades daban lustre al evento: Ricardo Patiño, consejero presidencial, jefes militares y de la Policía, representante de la Secretaria Nacional de la Gestión de la Política, líderes de las comunidades ancestrales, dirigentes gremiales del comercio y del transporte, de cara a un pueblo que observa expectante el nuevo estilo de gobernar.
La voz de las nacionalidades ancestrales se dejó oír: Estamos confiados en que su administración será incluyente, estimada Gobernadora. Hemos sido marginados y confiamos que con usted va a ser diferente, en respaldo de las nacionalidades. Tenemos un compromiso con el proyecto político, por eso estamos aquí y estamos muy contentos.
Desde las esferas del poder central Ricardo Patiño, respondió: La revolución ciudadana no se detiene, tiene muchísimas tareas que cumplir, Yessenia. Recibe todo el apoyo del gobierno nacional, el apoyo nuestro para lo que necesites. Estamos acá para decírtelo directa y personalmente y que sepas que cuentas con el apoyo de la ciudadanía. Aquí está ese pueblo agradecido y contento. Te tomo el juramente tuyo y estoy contento de hacerlo.
En su turno, la flamante gobernadora de Sucumbíos, Jessenia Rojas, expresó el sentimiento y la decisión política que orientara su gestión: Somos la provincia que dimos la victoria al proyecto revolucionario y que queremos seguir fortaleciendo, para que nuestra provincia de Sucumbíos sea un ejemplo a nivel nacional. A nuestros hermanos migrantes jamás los vamos a olvidar, estamos pensando en ellos. No queremos que vuelva un pasado, queremos una patria repartida, amorosa y amable. Somos los dueños legítimos de nuestros recursos naturales, de nuestra energía y no permitiremos injerencia de ningún estado en nuestra soberanía y en nuestro territorio, no aceptaremos ningún tipo de intervenciones en nuestra economía. Buscamos la independencia alimenticia, energética y territorial. La educación es un derecho inalienable y debe ser dada por el Estado con calidad. Sigamos adelante en este proyecto.
Bailes ancestrales sobre el escenario y música tradicional de los pueblos aborígenes locales, engalanaron los propósitos de convivencia en paz, prosperidad y buen entendimiento. También artistas populares urbanos pusieron la nota rítmica a un acto que confirma que el mejor diálogo entre el Estado y la comunidad, se obtiene en territorio, allí donde la política no pierde su talante revolucionario y se hace real convivencia democrática.
Jessenia Rojas, gobernadora provincial, se confiesa hija de Sucumbíos, de padres lojanos -Víctor Rojas Granda y Consuelo Solano-, los primeros que llegaron a Nueva Loja, por eso se llama así la parroquia y la provincia. Ellos formaron parte de los migrantes provenientes del austro huyendo de la sequía que azotó a Loja en el año de 1969. Las familias sureñas se afincaron en el nuevo territorio bajo la promesa del petróleo y de la agricultura que auguraban mejores días. Jessenia nació en esta tierra caliente en los años del primer boom petrolero y se hizo practicante del deporte ciencia: el ajedrez.
-Soy ajedrecista me inicié de muy chica en mi carrera deportiva. He participado en dos olimpiadas en ajedrez, en España y en Alemania. Soy Vice Campeona Panamericana y jugué ajedrez desde mis 12 años de edad, es el talento donde uno da a conocer los dotes y el sacrificio que uno ha tenido y la constancia en los entrenamientos de cinco horas diariasas y las metas que uno quiere alcanzar. El ajedrez es un deporte hermoso que ayuda a organizar, que ayuda a tener claramente las ideas a dónde quiero llegar, qué quiero hacer, cómo voy actuar. Creo que el deporte me ha ayudado bastante al perfil de mi personalidad.
Con la destreza de saber mover las fichas y dar jaque mate, se inició en política a muy temprana edad, bajo el influjo de Rafael Correa y su equipo de trabajo.
-Nació eso con el señor presidente Rafael Correa y Lenin Moreno, desde muy joven soy activista, liderando la Juventud Revolucionaría de Alianza País. Soy ingeniera comercial, estoy estudiando una maestría en Gestión del Talento Humano en la Universidad SEK.
Su proyecto político semeja una efectiva estrategia de ajedrez.
-Bueno nosotros, básicamente, somos militantes con ética y seguimos fortaleciendo el proyecto de la Revolución Ciudadana, creemos que nuestro máximo líder siempre ha sido el presidente Rafael Correa como lo ha dicho Lenin. Seremos constantes en proyectar y sostener este proyecto por que la militancia está comprometida con las políticas del gobierno nacional de Lenin Moreno.
Ya en tono más afectivo, Jessenia describe las tareas que le impone su nuevo trabajo, su pasión y su responsabilidad provincial.
-Nosotros tenemos el puntal de dar a conocer Sucumbíos, una provincia amazónica llena de riquezas y obras de la Revolución Ciudadana. Antes no teníamos un puente para cruzar el rio Aguarico y lo logramos con la revolución, tenemos parques; a nivel de comunidades están las Escuelas del Milenio, un hospital como es el hospital Marco Vinicio Iza, el más grande a nivel amazónico. Tenemos pendiente fortalecer el tema educativo para la juventud, esa es una prioridad. Eliminar las drogas y fortalecer la actividad recreativa para la juventud y la niñez.
Jessenia Rojas se despide con una luminosa sonrisa, como el sol de medio día que cae canicular sobre la selva viva. En el horizonte se avizoran nuevos tiempos, una simbólica luminosidad que confiamos se cierna sobre la patria y las nacionalidades amazónicas.