La historia del fútbol argentino da para mucho. Da para que un Lionel Messi haga noticia luego de su frívolo matrimonio con su amiga de infancia, Antonella Roccuzzo -y con la popstar Shakira de invitada- a un evento en el que el novio no permitió que vendedores ambulantes importunen la entrada de los asistentes. Una ceremonia de gala por todo lo alto de la sociedad de Rosario, Argentina, en la cual -oh sorpresa- faltaron algunos familiares directos de recién casado ¿por omisión o exclusión?
Pero la agenda de los astros del balompié gaucho -felizmente- no solo produce información farandulera. Otro célebre 10, campeón mundial con la albiceleste, Diego Armando Maradona, llegó a Moscú para reunirse con Vladimir Putin con el fin de concertar detalles del próximo certamen mundial de fútbol que se realizará en Rusia. El presidente ruso recibió al astro mundial en su despacho, y ambos hablaron, sin dribling, de fútbol y política mundial.
Mientras Messi bailaba, arrítmicamente, con su esposa, Antonella, el delantero Piqué marchaba con pesados pasos, en lugar de bailar con Shakira; Maradona, hacia su ingreso en el Kremlin y saludaba, cordialmente, con el líder ruso V. Putin. A su llegada a Moscú, Diego Maradona causó revuelo entre seguidores y aficionados al fútbol. El pibe dijo que le “provoca orgullo y cariño”, estar en Rusia, porque la gente en ese país se acuerda de él.
Maradona sorprendió por su franquea al referirse a la política latinoamericana. La estrella argentina aseveró que los países de nuestro continente se encuentran “agobiados por la derecha, y la derecha quiere decir Estados Unidos”. De igual modo, Maradona comentó la política del actual presidente de EE.UU., Donald Trump, a quien calificó “como un cómic, un dibujo animado”. Evocando a los líderes continentales latinoamericanos de proyección mundial, Diego Armando Maradona recordó que “Chávez quiso hacer un cambio grande” y que con él había líderes fuertes como Néstor Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa. No obstante, “parece que la derecha es más fuerte, tiene más dinero y compra mucho más a todo el mundo”, aseguró. Sobre la cruda realidad de su país, Maradona aseveró que con presidentes como Chávez y Kirchner la gente comía, mientras que “hoy en Argentina hay gente que no come”.
En Rosario, Argentina, la fiesta está en su apogeo con un Messi causando furor entre reporteros de farándula y paparazis que buscaban la foto más “vendedora” del nene del fútbol actual. En el momento «más sublime de la noche», el cantante argentino Abel Pintos interpretó, a petición de Messi, Sin principio ni final, una de las canciones preferidas de Roccuzzo. El novio, luego de la melodía, hizo un pacto de confidencialidad respecto de lo que sucediera de puertas para adentro, pidiendo a su amigo y compañero del Barcelona, Neymar, que no publique fotos. Pacto que el amigo no cumplió. La noche transcurrió fulgurante, para deleite de unos 260 invitados, entre los que se encontraban compañeros y excompañeros del futbolista del Barcelona y la selección argentina, y los hijos de los novios, Thiago y Mateo, que celebraron un enlace donde las medidas de seguridad fueron las protagonistas.
En tanto, otras medidas de seguridad se tomaban en Moscú para resguardar el encuentro de Maradona con Putin. El astro argentino, con semblante afable y seguro dijo en referencia al presidente ruso, que Putin, “después de Chávez y Fidel, es junto con Evo Morales y Rafael Correa, un político de las grandes ligas”, y agregó: “Él es un líder que puede darnos tranquilidad a muchos en el mundo”.
Al filo del pitazo final, dos ceremonias diversas, pero análogas, llegaban a su fin. Eventos protagonizados por dos astros del fútbol disímiles, que dejan sabor a marcadas diferencias: el precio de la fama tiene distinto valor para uno y otro. Dos diversos diez de la pléyade futbolística sudamericana. Dos figuras que el destino enrumbó por sendas distintas, conforme su manera diferente de pararse frente a un mundo que, no obstante, los admira.