Toda política pública está llamada a sembrar certidumbre, más aún si se trata del sector agropecuario tan olvidado en el país petrolero que no termina de convencerse de su vocación agraria, pese a los anuncios de una Gran Minga Agropecuaria. Una panacea para los males de un sector postergado en sus aspiraciones de legalización de títulos de propiedad, asistencia técnica y mecanización agrícola y acceso a los mercados para sus productos. Precisamente, esos son los propósitos de la llamada minga agropecuaria, gestión mancomunada de hombres y mujeres del campo con apoyo del Estado.
Se trata, sin lugar a dudas, de alcanzar un desarrollo integral del sector agrícola y pecuario en el lapso del gobierno del diálogo. ¿Y ese diálogo se dará también en el campo? Presumimos que si, entre los actores productivos y los representantes de un ministerio llamado a convertir al país en un granero de productos para garantizar seguridad e independencia alimentaria.
Siempre nostálgicos de la frustrada reforma agraria, que racionalizara la tenencia de la tierra que no implementó el Ecuador, los actores del campo se proponen garantizar la propiedad con la entrega de al menos 300 mil escrituras junto a la implementación de un fondo para su adquisición. Se trata del primer sistema de crédito agrario -sobre un monto de 1.200 millones de dólares- con fines sociales, a bajo interés y a un plazo de pago de 15 años. Complementariamente, se prevé la entrega de créditos menores para fertilización de tierras, combate a las plagas y enfermedades. También se impulsarán cooperativas de ahorro comunitario y se entregará un millón de kits subsidiados de semillas y agro insumos a las organizaciones campesinas que produzcan semillas y abonos.
Otra de las tareas que se verán estimuladas es el riego tecnificado para 60 mil nuevas hectáreas de cultivo, junto a un plan de riego de 20 mil hectáreas y micro reservorios para regar 25 mil hectáreas, protección de fuentes de agua y fortalecimiento de las Juntas de Riego. El proyecto estatal se propone potencializar 500 centros de acopio y comercialización, aplicar políticas de precios justos, capacitación técnica a la fuerza laboral y fomento de empresas rurales.
El Seguro Agrícola contra riesgos de cultivos y ganado es otra es otra propuesta del Estado, junto al fortalecimiento y mejora de las pensiones del Seguro Campesino en beneficio de la familia agraria. En el campo dela capacitación el proyecto se plantea apoyar la compra de equipos y maquinarias y la formación de 4.500 técnicos campesinos y asistencia técnica para medio millón de productores.
Una minga es gestión de todos, es trabajo en equipo, es poner el acento en el carácter social que debe regir la vida en el campo. Por eso amerita unificar criterios al interior del Ministerio de Agricultura, posponer falsos protagonismos, superando desenfoques en la mirada colectiva que debe primar en el organismo rector de la política agraria. En otras palabras, comenzar la minga por casa en la fecunda tarea de sembrar certidumbre.