Hubo pocas nueces detrás del ruido que levanta la oposición al gobierno, buscando involucrar al vicepresidente Jorge Glas en los escándalos de corrupción de la empresa Odebrecht. El segundo mandatario asistió voluntariamente a la Comisión de Fiscalización en la Asamblea Nacional y durante 40 minutos hizo una exposición de su función pública, afirmando que le “han hablado de responsabilidad política y he dado respuestas políticas”. Glas, en su intervención, alertó sobre un intento de un golpe de Estado fraguado desde las esferas opositoras, una campaña “orquestada con el apoyo de ciertos medios de comunicación”.
El funcionario dio a conocer detalles de su reunión con Marcelo Odebrecht, a quien sacó de su oficina luego de un altercado: “Ante esto, me paré y le dije ‘mi Revolución Ciudadana no necesita de tu porquería para ganar votos, te largas y no regresas hasta que decidas repararla’. Nadie le ha propuesto plata a Glas, y si lo hubiera hecho, estuviera preso en Ecuador y sin posibilidad de ir a arresto domiciliario”.
El vicepresidente reafirmó su defensa señalando: “Hay que entender lo que estamos enfrentando: una mafia llamada Odebrecht con presencia en 25 países y 4 continentes. Estados Unidos no detectó las prácticas de esta empresa y esta mafia utilizó el sistema bancario de ellos para desarrollar una red de pagos ilegítimos y sobornos”. A renglón seguido increpó a la oposición a investigar, históricamente, la presencia de Odebrecht en Ecuador: Que se investigue todo y a todos, no solo ahora. Señores legisladores, la fe pública demanda que se investiguen 40 años atrás, de dónde han surgido fortunas de determinados actores, varios de ellos, incluso, ahora son actores políticos. ¿Cómo se enriquecieron?”.
Glas recordó que cerca de $ 800 millones pagó Odebrecht por coimas en Latinoamérica, pero que no llegó a Ecuador recién con la Revolución Ciudadana. “Todo tiene que investigarse, ahí está la lista de proyectos, desde 1987”, aseguró Glas, y luego mencinó a expresidentes como León Febres-Cordero, Fabián Alarcón, Sixto Durán-Ballén, Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez, en cuyos gobiernos trabajó Odebrecht.
Resulta pertinente la incitación vicepresidencial a que se investiguen cuatro décadas de corrupción implantada por la empresa brasilera en nuestro país. Solo la ingenuidad o la mala fe hace pensar que los constructores brasileros empezaron a edificar el enorme tinglado de corrupción en esta década. Se ha dicho con acertada razón que se trata de un complejo de corrupción transnacional que rebasa las fronteras del espacio geográfico y del tiempo histórico, más allá de la responsabilidad política que le asiste a Jorge Glas en el proceso iniciado en el 2007.
Se equivocaron de persona. Yo solo me arrodillo ante Dios para estar de pie ante los hombres, concluyó Glas, quien salió fortalecido de una comparecencia que hizo mucho ruido y logró pocas nueces en el afán de desestabilizar al régimen de y poner contra la pared a sus dirigentes.