La corrupción es como la medusa Gorgona que venció el joven Perseo. El héroe griego decapitó con su espada a la medusa, ayudado Atenea, diosa de la cultura, De igual modo, el Ecuador requiere una nueva cultura anticorrupción que refleje los mejores valores nacionales. En ese sentido, se valoran los varios esfuerzos que se realizan desde los poderes del Estado. El tema de la agenda tiene un nombre: lucha contra la corrupción, la medusa de mil tentáculos enquistados en diversos ámbitos del ser nacional.
La Asamblea Nacional en pleno, con 106 votos afirmativos y 22 negativos, aprobó la inmediata ejecución de acciones para prevenir y combatir la corrupción, entre las que destaca la conformación de una delegación multipartidista con representantes de la oposición, que se trasladará a Estados Unidos y Brasil a recabar la información. Además, el legislativo acordó iniciar acciones para llamar a juicio político al contralor General del Estado, Carlos Pólit, y se acordó convocar, urgentemente, al fiscal General del Estado, Carlos Baca Mancheno, ante la Comisión de Fiscalización para que informe acerca del avance de las investigaciones en el caso Odebrecht.
Colateralmente, el organismo legislador tomó acuerdos en el sentido de exigir “celeridad en la investigación y el inicio de procesos de todas las personas naturales y jurídicas, públicas o privadas, presuntamente vinculadas en actos de corrupción desde el año 1987”. La Asamblea, en ese orden de acciones, “exige la reparación integral de los daños y perjuicios causados al Estado ecuatoriano por parte de la empresa Odebrecht y luego proceder a su expulsión”. Ante el juicio político que se avecina en contra del contralor Carlos Pólit, la Comisión de Fiscalización deberá informar acerca de los méritos y el proceso de selección del Contralor General del Estado y las acciones que éste ha realizado para combatir la corrupción. Al filo de cuatro horas de discusión, la Asamblea Nacional, finalmente, acordó demandar que se den por terminado los contratos que el Estado mantenga con Odebrecht, y no volver a contratar con esta empresa; y así mismo, tramitar leyes que determinen “la muerte civil” para los involucrados en actos de corrupción.
El ex presidente Rafael Correa ha manifestado que “creer que las detenciones y allanamientos de la madrugada del 2 de junio, son fruto de poco más de una semana de trabajo -con feriado incluido-, es ingenuidad extrema o abierta mala fe”. El ex mandatario recordó al país que “desde hacía varios meses nos reuníamos cada semana con el Servicio de Rentas Internas (SRI); la Unidad de Análisis Financiero (UAF); la Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain) -todas ellas instituciones dependientes del Ejecutivo-; y con la propia Fiscalía, para seguir todas las pistas posibles, fruto de viajes de altos funcionarios a Estados Unidos, Brasil y Perú, cooperación penal con España y Suiza, así como de información de ejecutivos de Odebrecht, exfuncionarios de gobierno, y varias “listas” que circulaban por doquier”.
Según esto, el hecho de que hoy sea posible ejecutar las acciones que los poderes del Estado adoptan para combatir la corrupción, es resultado de que “se investigaron movimientos financieros, tributarios, las empresas relacionadas, se mantuvo bajo vigilancia a los sospechosos y se ubicaron sus domicilios y oficinas, para poder actuar inmediatamente con las detenciones y allanamientos”. Correa increpó a quienes dicen luchar contra la corrupción y olvidan que “ya no existe la corrupción institucionalizada de antaño, cuando, descaradamente, se repartían las aduanas; se llevaban en peso las telefónicas; se toleraba antros de corrupción y maltrato como el viejo Registro Civil o las cortes penales; se hacían negociados con el almacenamiento del gas o la compra de electricidad carísima a barcazas particulares; o, incluso, cuando se robaba “legalmente”, como fue el caso de la Ley AGD y del Feriado Bancario, consecuencias de un poder político totalmente capturado por intereses particulares”.
El Ecuador enfrenta el desafió de erradicar la corrupción de las prácticas pública y privadas, herencia del país de antaño. En esa perspectiva, una urgente revolución cultural deberá poner en tensión los más altos valores nacionales para enfrentar todos los obstáculos, hasta erradicar al monstruo de la corrupción que, cual Gorgona, pretende devorar al Ecuador.