Por Leonardo Parrini
El flamante Ministro de Cultura, escritor Raúl Pérez Torres, en diálogo con revista Rocinante, despeja diversas inquietudes relacionadas con la nueva etapa del Ministerio a partir del Gobierno de Lenín Moreno, quien se ha comprometido a saldar la deuda que dejan diez ministros en diez años de revolución, sin revolución cultural
¿Qué balance haría de su gestión en la CCE?
La Casa la habitó, el año pasado, un millón de personas. Un millón con todas sus expresiones, simposios, encuentro de escritores, cine, trabajo de los núcleos, macro eventos, trabajos de la camerata de la CCE; expresiones más altas de la música en el Ecuador, del conjunto de cámara, del coro, trabajo del Teatro Ensayo, trabajo del área del pensamiento de la mujer con las expresiones más ricas de la pintura, escultura, el ballet nacional, etc. Las publicaciones que hace la CCE son los mejores libros que han salido en el Ecuador con todas las colecciones de los grandes de nuestra literatura, de los jóvenes, de las mujeres, tenemos libros de los niños. Tenemos cinco museos: de arte moderno, etnográfico, de instrumentos musicales, de arte colonial y ahora tendremos el gran museo nacional.
Usted dio una lucha por la autonomía de la CCE. ¿Esa autonomía se pierde o se conserva con la Ley de Cultura?
Eso se va a suavizar de una manera franca, es decir, la CCE tiene una filosofía cuya huella la puso Benjamín Carrión. Claro que no nació autónoma: el presidente o director tenía que ser el Ministro de Educación en ese tiempo. La CCE se respetó como un espacio de debate, de crítica; sin crítica no podemos adelantar un paso, la crítica es un punto de vista de la izquierda, una autocrítica, y eso debe darse siempre.
¿Qué cambios realizará al Ministerio de Cultura?
El Ministerio ha tenido diez ministros en diez años, eso significa que no ha estado bien, que no ha tenido estrategias bien definidas, bien pensadas. En ese sentido, todos los proyectos que uno quiera generar en beneficio de la cultura de los pueblos tienen que ser de largo alcance, no puedes cambiar cada seis meses un ministro y acabar con los proyectos. La cultura de nuestro pueblo es la continuidad de su proceso espiritual, material, es la carga de manifestaciones lúdicas, religiosas, políticas, económicas. La cultura es la generadora de valores insustituibles, identificables de tradiciones sobrellevadas con amor, con sacrificio, con denuedo a través de los siglos para hacerla digna de la vida, de su maravilla y de su tragedia. He caminado todo el país y sé de esos contenidos y valores culturales. Primero hay que visibilizarlos para todos; y segundo, la interculturalidad significa participar cada uno con su cultura en provecho de un bien común. Eso es lo que quiero destacar y hacer.
¿El Ministerio seguirá siendo un «misterio de cultura», o se abrirá a la transparencia y el diálogo?
Ahí está el desafío. Creo que la cultura tiene que dar su expresión más alta en el territorio, tenemos que deambular con los ojos abiertos para ver y evaluar esas expresiones de la cultura y darle toda la posibilidad para que siga floreciendo aquello. Se debe crear un clima cultural en el país. Ese clima cultural no hay, ha sido derrotado por el mercado y por los puntos de vista tecnocráticos, a veces dogmáticos.
¿Cuenta con suficiente presupuesto para hacer lo que se propone, o se debe ampliar los recursos del Ministerio?
Eso es lo que tenemos que ver. Si es que no existen recursos, de igual manera tendré un enfrentamiento, una lucha; pero también creo que hay que mirar con los ojos al exterior para alentar todos estos trabajos y programas y conseguir recursos.
Uno de los rubros de la deuda cultural es la falta de un Plan Nacional de Lectura; ¿existe ese plan y no se aplica?
Con relación al programa de lectura, hay un proyecto que se debe analizar, que me parece que es originario del Ministerio. Quiero pedirle a Edgar Allan García que me ayude en esto para ver cómo está diseñado y ver cómo se puede enriquecer. Ese es el primer elemento que yo quiero atacar. Acaba de llegar una invitación a un taller que se va a dar en Buenos Aires el 27 de mayo. Es importantísimo para el programa de la lectura, inclusive pueden prestar dinero para trabajar proyectos.
Hay casi 500 bibliotecas del SINAB que pasarían del Ministerio de Educación al de Cultura; ¿qué harán con eso?
Me da mucha pena que estén embodegadas; la articulación que querían hacer es con los GADs, pero no sé cómo están. Hay que multiplicar las bibliotecas en los barrios; tenemos que poner, para la salud espiritual, una biblioteca en la comunidad. Hay una anemia cultural en el Ecuador y ahí debemos hacer el trabajo profundo.
¿Cómo serán las relaciones entre el Ministerio y la CCE, con Camilo Restrepo como Presidente Nacional?
Yo he conocido a Restrepo desde mucho antes. Él también conoce la CCE, fue presidente; puede haber tenido errores, pero son otros tiempos. Lo que más queremos es trabajar juntos con todos. Abrir esa mano que propone Lenín, yo quiero multiplicar esa mano solidaria que no tiene nada que ver con el personalismo, con el individualismo, sino que estamos buscando metas para un bien común.
Fuente: Revista Rocinante, edición junio 2017