Michel Temer, presidente brasileño se aferra al cargo en medio de la crisis política que se ha desatado en Brasil al conocerse que el mandatario fue grabado por un empresario cuando daba aval al pago de sobornos para comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha. El legislador y su operador monetario están en prisión en el marco de la operación ‘Lava Jato’ que investiga una red de sobornos para obtener contratos en la estatal Petrobras. La grabación habría sido entregada a la justicia, como parte de la declaración premiada del empresario Joesley Batista, dueño de la mayor empresa cárnica del mundo, JBS.
La crónica de prensa sostiene que “la filtración de esa «bomba» en el diario O Globo la noche del miércoles generó agitación judicial, política y social, y todo tipo de especulaciones este jueves sobre el desenlace de esta crisis fulgurante. Al menos tres legisladores ya presentaron pedidos de ‘impeachment’ y varios partidos, incluyendo algunos que votaron por la destitución de Rousseff, se aprestan a pedir el mismo tratamiento contra Temer”.
Comienza a emerger la verdad en Brasil relacionada con el montaje llevado a cabo para destituir a Rousseff, operación politica que fue encabezada por el actual mandatario acusado de corrupción y soborno a cambio de silencio. Temer asegura no haber comprado silencio a nadie, pero la grabación clandestina que circuló en el país carioca, lo compromete ante un escenario que se complica para su gobierno con él transcurso de las horas por la intensidad de la agitación política y social que desencadenó el hecho. El expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), aliado del gobierno, afirmó en su cuenta de Facebook que si Temer carece de argumentos convincentes para defenderse «tendrá el deber moral de facilitar la solución, así sea con la renuncia». El presidente Temer respondió: no renunciaré, pero teme por su destino político.
La agitación en las calles brasileras crece ante la presencia de movimientos que sacaron a millones de personas a pedir la salida de Rousseff, y que ahora piden la salida de Temer y castigo a los corruptos. En concordancia, partidos de izquierda, organizaciones sindicales y sociales también se apoderan de las calles para exigir la “salida del golpista Temer” y el abandono de las medidas de seguridad que han sumido a Brasil en una crisis económica.
Las investigaciones por corrupción en Brasil han llevado a la Policía Federal a realizar decenas de operativos en la mira de establecer responsabilidades del senador Aécio Neves, candidato derrotado en la presidencial de 2014 y aliado clave del gobierno de centroderecha, también implicado en las denuncias de O Globo. La indagación legal se orienta a descubrir involucrados en casos de pago de sobornos por parte de grandes constructoras a dirigentes políticos para ganar licitaciones en Petrobras. La llamada operación “Lava Jato” iniciada en 2014, arrojó resultados y llevó a la cárcel a decenas de altos empresarios y a políticos de primer plano de Brasil. Así mismo, está en la mira gran parte el gobierno centroderechista de Temer y, al menos, un tercio del Congreso brasilero, en el que están bajo sospecha, tanto partidos aliados al gobierno como a la oposición.
No deja de ser sintomático que todas las parafernalias montadas, con fines desestabilizadores o electorales por la derecha política latinoamericana en Brasil, como Ecuador o Argentina, se empiezan a caer por el propio peso de las circunstancias.