El próximo 24 de Mayo, Rafael Correa Delgado ceñirá la Banda Presidencial a su sucesor Lenin Moreno Garcés, quien gobernará este país andino hasta el 2021, por decisión soberana del pueblo ecuatorian que el anterior 2 de abril, en segunda vuelta, confirmó su voto en favor del binomio oficialista de Alianza País.
Como un hecho histórico inédito es vista la transición del poder de manos de un gobernante saliente y otro entrante, que militan en el mismo movimiento político. Prácticamente esta particularidad ya se evidenció en el encuentro de los mandatarios y la conformación de equipos de trabajo de cada uno de ellos, que están a cargo de y entregar y receptar información requerida y pertinente para proseguir con la gobernabilidad.
Estos hechos se dan tras superar una enconada batalla electoral que finalmente dio el triunfo a Lenin- como lo llamamos los ecuatorianos- derrotando así a la centro- derecha e izquierda extrema ecuatorianas. Los votos y porcentajes alcanzados, según el Consejo Nacional Electoral es de 5’062.018 es decir un 51,16% en favor de Lenin Moreno y para Guillermo Lasso 4’ 833.389 lo equivale a un porcentaje del 48,84%.
Frente a estos resultados, los ecuatorianos tenemos dos posibilidades: acompañar al nuevo mandatario y seguir adelante en pos de un futuro mejor o, endurecer las poses antidemocráticas e inmaduras que reniegan de los resultados electorales. Lamentablemente, persisten esas actitudes por parte de ciertos actores políticos que cuando estuvieron en el poder no hicieron nada en favor del pueblo excluido y marginado.
La mayoría del pueblo ecuatoriano aspira desenvolverse en un clima de paz social, que permita trabajar y no ser utilizado, en el marco del odio político, propiciado para fines protervos, como es movilizar a la gente en base de mentiras o calumnias. En general la sociedad ecuatoriana está pidiendo una moratoria política, un tiempo prudencial para concentrarse en los fines superiores que requiere el país.
Ojalá estas aspiraciones sean reconocidas por cierta oposición, redes sociales, e inclusive ciertos medios de comunicación que ante la pérdida electoral han asumido una actitud poco decente y con la creencia de que tienen derecho a diseñar, según sus intereses, la “hoja de ruta” del mandatario electo.
Lenin Moreno y Jorge Glas, tienen cuatro años para cumplir con los ofrecimientos hechos al pueblo ecuatoriano en su campaña política pero, sobre todo, encarar desafíos que el futuro inmediato y las circunstancias les propone.
Para hablar de este tema invitamos al escritor y analista político, Edgar Allan García, para que nos oriente con sus análisis los posibles escenarios que se podrían presentar en el devenir de los próximos cuatro años.
1.- El presidente electo LENIN MORENO GARCÉS, en reiteradas ocasiones, ha señalado su interés de “tender puentes” o “extender la mano” a todos los sectores sociales del país, a fin de dialogar sobre los problemas y soluciones viables, ¿hasta qué punto esto será posible?
Será posible en la medida en que existen sectores populares, organizaciones sociales, movimientos políticos, etc., que requieren de un socio estratégico y, cuando existe buena voluntad de lado y lado, el mejor podría ser, sin duda alguna, el estado. Por un lado, este podría brindar un apoyo decidido para activar, vitalizar, empoderar proyectos, actividades y dinámicas sociales que de otra manera languidecerían, y por otro, el gobierno sumaría a socios estratégicos, dentro de un amplio espectro, que en su momento respalden las acciones y transformaciones que aún quedan por delante.
2.- ¿Se podrá alcanzar acuerdos mínimos, consensos básicos, con una oposición beligerante y antidemocrática que repite, hasta el cansancio, que el país está dividido y que ellos son el 50% de esa población que aspira un cambio, en todos los órdenes en el país?
Con esa oposición golpista e irracional no, y ojalá nunca haya vínculo alguno con quienes ni si quiera han tenido la entereza ética y la altura cívica para reconocer su derrota. Tampoco con ciertos sectores empresariales que no se sacian con ninguna concesión, que quieren conseguir todo por nada, que están en estado permanente de sedición y que pretenden volver a lo que vivíamos hace algunos años en materia laboral. Sin embargo, con la oposición que puede y quiere ponerse de acuerdo en cuestiones básicas, como mantener fuerte la dolarización, no veo por qué no. Sin embargo, con los movimientos populares y las organizaciones sociales es con quienes es necesario recomponer fuerzas, establecer vínculos y alianzas productivas. Es preciso mantener la coherencia política que ha tenido, con altibajos, el gobierno que termina, en el sentido de beneficiar a los más desprotegidos, a los sectores más golpeados por las nefastas políticas neoliberales y las calamidades naturales que por desgracia nunca faltan.
3.- De darse el diálogo, ¿cuáles serían las reglas básicas?
Lo que siempre se requiere en todo diálogo, esto es, hacer lo posible por entender las posición del otro y lograr que el otro entienda tu posición, esto es, las necesidades, prioridades, metas de ambas partes. Una vez logrado esto, el propósito debe ser que todas las partes salgan ganando de alguna forma, o como ahora se dice comúnmente, lograr un acuerdo ganar-ganar. El siguiente punto será honrar los acuerdos que se establezcan, incluso más allá de un cambio de las condiciones imperantes, lo que quiere decir, comprometerse a no romperlos, pase lo que pase. Mire lo que sucedió en las negociaciones entre las Farc y el gobierno colombiano, que se comprometieron a seguir adelante, aun si había desencuentros en el campo de batalla. Y lograron un acuerdo histórico porque el diálogo al que se comprometieron nunca se rompió pese al boicot de la oposición uribista, el ataque de ciertos medios y los roces armados. Si una confrontación tan larga y conflictiva pudo tener una salida, cómo no se van a lograr acuerdos con sectores y organizaciones con las que hay vínculos incluso fraternos.
4.- Analistas señalan que deberían invitar al diálogo a movimientos sociales o sectores populares que, por diversos motivos, se alejaron del gobierno de Correa, por ejemplo, el movimiento indígena, los empresarios, docentes, jubilados, etc. ¿Qué otro grupo debe aparte de estos debe intervenir en los diálogos?
Debe haber una apertura total para conversar con quienes estén dispuestos a hacerlo, sobre temas que han quedado pendientes, los mismos que fueron nublados por la sobre-adjetivación y los ataques personales, o por tratar de imponer, de lado y lado, una visión. Pero ese diálogo, como decía antes, no puede estar subordinado a la amenaza, a la irracionalidad, a que el nuevo gobierno ceda en principios fundamentales, o a que retroceda en los logros indiscutibles que ha tenido el gobierno que termina.
5.- Entre los pendientes del gobierno saliente, está el sector campesino, que captó la atención del presidente electo, Lenin Moreno, quien en su campaña ofreció hacer la “minga agraria”.
Recordemos que el 80% de las exportaciones no petroleras provienen del campo y que este sector da trabajo a un millón y medio de familias. Sin embargo, el campo no tuvo todo el apoyo que debió tener en estos diez años. El resultado es que aún sufrimos una brecha tecnológica evidente respecto de otros países y continuamos con problemas de eficiencia y competitividad. Tenemos el mejor cacao del mundo, el fino de aroma, y en estos diez años nos pudimos convertir en uno de los principales exportadores de cacao y café en el mundo, pero faltó un cambio de modelo no solo de producción. También hizo falta una política de redistribución de tierras, que es lo que reclaman muchos indígenas de la sierra central. En cuanto a la minga agraria propuesta por Lenin Moreno, es un gran idea, con arraigo en una de nuestras tradiciones ancestrales y significaría una movilización gigantesca, como nunca antes, con alianzas entre el estado, los agricultores y las empresas agroindustriales, lo que significa establecer un modelo de gestión distinto, en el que el ministerio del ramo no pretenda ser el único actor ni el único que empuja, sino un aliado estratégico en medio de un proceso histórico. Bien llevada la minga agraria, se cree que podría incrementar el empleo exponencialmente y, además, incrementar las exportaciones agrícolas en más o menos tres mil millones de dólares.
6.- En el tema económico, se dice que este es el desafío más importante del nuevo gobierno por el endeudamiento que bordea el 40 por ciento del PIB, a pesar que Rafael Correa ha manifestado que el país se encuentra en franca recuperación.
El tema del endeudamiento ha sido distorsionado a propósito por la oposición, para lograr réditos políticos. Se dice que hay una deuda gigantesca cuando no es verdad. Si se considera solo la deuda del estado central con el sector externo y la empresa privada, como aconseja el mismo manual del FMI, esta ni siquiera llega al 30%; ahora, si le suman otros rubros que no se deberían sumar, solo para abultar las cifras, la llamada deuda “sin consolidar” rozaría el 40% que es el máximo que permite la constitución. Pero más allá de las cifras, lo importante es que en este año ya se podrá renegociar un tramo de la deuda, con lo cual la lentificación de la economía podría verse aliviada, al tiempo que el precio del barril de petróleo ya está por encima de los 50 dólares, en decir más de 15 dólares de lo presupuestado. Son buenas noticias, pero la situación es de convalescencia y los desafíos son enormes. Ya sin la protección de las salvaguardias, la balanza comercial podría convertirse en un serio problema, en tanto que una posible guerra en Corea del Norte o un enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos por Siria, podría patear el tablero mundial y, como decía mi abuelo, que era ateo, que Dios nos agarre confesados.
7.- También se habla de reducir el gasto público y mejorar la recaudación tributaria.
Reducir es una cosa, quitarle presupuesto a las políticas sociales es otra muy diferente. Recordemos que en el 2006 se destinaba 5% del PIB a inversión social y que, ya para el 2016, se destinaba el 10%, pero con una particularidad, que la economía creció al doble, lo que significa que la inversión social en estos diez años ha crecido en 4 veces. Por eso, sería no solo inconsecuente sino absurdo crear un bache en esa área. Además, hay promesas de campaña que se deben honrar, como la construcción de miles de viviendas, por ejemplo, un proyecto vital que sin duda reactivará el alicaído aparato productivo.
En cuanto a lo tributario, sí es cierto que hay más impuestos, pero no como dicen ciertos economistas politizados, lo que ha sucedido es que ha crecido la eficiencia en la recaudación, pese a que aún hay un porcentaje de evasión que debe ser enfrentado. Hay, además, excensiones tributarias para las personas naturales en gastos como educación y salud, algo que no había antes. Por si fuera poco, las personas naturales, al igual que las empresas, cuentan en su favor con los subsidios del estado, algo que por lo general se ignora. La queja de algunos empresarios es por el impuesto a la salida de divisas que tienen que pagar sobre todo los grandes capitales, pero esto no afecta al pueblo. Si bien aumentó circunstancialmente el IVA, del 12 al 14%, y solo hasta junio, aún así es uno de los IVAS más bajos de la región. En Uruguay se cobra el 22, en Argentina el 21, en Chile el 19, solo para poner ejemplos del entorno. En Europa, ni se diga, hay países que cobran 27 y 25. Alemania, que tiene uno de los más bajos, llega al 19%.
8.- El tema laboral es otro que resulta prioritario para los ecuatorianos en general y, en particular, para la juventud que exige plazas de empleo de calidad.
Con la caída de los precios del petróleo, la apreciación del dólar, la devaluación de las monedas de nuestros vecinos, el terremoto y el pago a la petrolera Oxy, el Ecuador entró en una espiral descendente que impactó la economía y obligó al gobierno a tomar decisiones muchas veces duras, sin por eso afectar a las grandes mayorías con paquetazos al estilo de los dictados por el FMI. La consecuencia fue que muchas empresas despidieron empleados y también hubo reducción de personal en entidades públicas. El desempleo y el subempleo aumentó, como es obvio. Ahora, con la recuperación de los precios del petróleo y la renegociación de la deuda, se puede ver una luz al final del túnel. Aumentará el empleo, pero no a los niveles de los años dorados, por eso habrá que darles facilidades a la empresa privada, por un lado, y créditos a los pequeños emprendedores, por otro, a fin de que empleen más mano de obra y generen mayor productividad. Ese es uno de los retos del nuevo gobierno.
9.- En política interna, ¿cuál sería la estrategia, a seguir, para mantener una relación fluida con la Asamblea Nacional?
En la política interna el nuevo gobierno deberá bajar el tono, reunirse con los sectores que pudieran entrar en conflicto con ciertas medidas, llegar a acuerdos, y cuando no se pueda, por lo menos a armisticios. Pero con los sectores golpistas deberá ser firme e intransigente. No se debe tolerar que se ponga en riesgo la institucionalidad democrática con argumentos que rayan en la demencia, dictadas desde fuera. Manos extendidas sí, pero hasta un punto.
10.- En el campo de Educación Superior existe malestar en el sentido de que se dice que los jóvenes no tienen la “libertad” de escoger la carrera de su predilección. Moreno ha manifestado que ningún joven se quedará sin ingresar a la Universidad.
La pregunta es: cuando los estudiantes iba a hacer fila la noche anterior a la matrícula en las universidades públicas, muchas veces coimando a porteros y encargados, o pagando a agenciosos tramitadores para conseguir un cupo, y después de semejante via crusis, se encontraba con que se habían acabado los cupos y, por esta razón, miles se quedaban fuera, ¿había entonces más libertad que ahora para escoger la carrera que querían? La respuesta es obvia. Ahora estamos ante un nuevo sistema que garantiza la entrada de los estudiantes previo a un sistema nacional de nivelación y admisión, un sistema que, me imagino, el gobierno entrante querrá reformar para optimizarlo aún más.
11.- Respecto a la Ley de Comunicación, ¿considera que se la debe derogar o hacer reformas?, y si este es el caso, ¿cuáles serían estas reformas?
Las críticas contra los medios de comunicación son a nivel mundial, baste recordar los enfrentamientos de Obama con la cadena Fox y los de Trump con la CNN, entre otros. Los medios muchas veces quieren pasar como neutrales y, sin ninguna ética profesional, imponer agendas ocultas que empujan el agua hacia un molino donde se juegan poderosos intereses. La ley de comunicación ha tratado de poner freno a los desmanes de estos medios que ya no pueden injuriar impunemente, que deben contrastar y verificar las noticias que publican, que tienen que responder cada vez que ocultan información que no les conviene o que la tergiversan abiertamente. Pero la ley es mucho más, obliga a que los músicos ecuatorianos estén presentes en la programación de las radios, por ejemplo, o a que los niños no estén sometidos a programas de violencia durante el horario familiar, o a que se inserten pastillas en la programación habitual que hablen sobre nuestra identidad. Hace falta eso sí precisiones sobre el llamado “linchamiento mediático”, que resulta difícil de probar, o sobre ciertas competencias de la Secom que no están claras, o sobre los límites del amarillismo, los contenidos machistas, lo sexualmente explícito, en fin, esas cosas que suceden cuando no se ve a la información como un servicio público sino como a un simple negocio.
12.- ¿Qué cambios se debería implementar en la política internacional, que a decir de ciertos analistas ha sido exitosa durante esta década?
La política internacional ha sufrido un cambio positivo en algunos aspectos, pero ahora como nunca hay darle un énfasis particular a las relaciones comerciales a fin de atraer más inversión al país. No me refiero, obviamente, a los famosos “capitales golondrina” que llegan por corto tiempo aprovechando ciertas condiciones favorables en el sector financiero especulativo y se marchan el rato menos pensado, dejando atrás un gran perjuicio, sobre todo en sector exportador. La peor versión de estos capitales oportunistas son los llamados “fondos buitre” que llegan a economías asoladas por alguna crisis y, aprovechándose de eso, compran bienes raíces o deuda morosa a precios ínfimos y, tras manipular el mercado y presionar políticamente, se hacen pagar por ello el 100% de su valor, algo parecido a lo que sucedió en el país con los CDR y también con los tenedores de la deuda. Es la rapiña más despreciable, sin escrúpulo alguno, que no le importa quebrar a todo un país con tal de maximizar sus ganancias. La inversión que se atraiga debe ser entonces en bienes de producción, en infraestructura, y siempre con pinzas, porque en un primer momento puede ingresar una gran cantidad de dólares, pero a medida que estas empresas empiezan a sacar sus ganancias hacia sus países de origen, se produce el efecto inverso, la descapitalización. Nada hay más perjudicial que el “bobo-aperturismo”, que es la fórmula de los gobiernos neoliberales.
13.- Cuál debería ser el perfil de los colaboradores del presidente electo Lenin Moreno, es decir de sus ministros de Estado.
En primer lugar gente sin ninguna duda en cuanto a su honorabilidad. En segundo lugar, que estén bien preparadas para las tareas que le son encomendadas y, en tercero, pero no por eso menos importante, una fidelidad a toda prueba no solo con el presidente sino también con un modelo en el que el estado se ha fortalecido para evitar distorsiones y ha manifestado su vocación de ayuda a los más sectores necesitados.
- ¿Considera que previo a los diálogos, cada dialogante debería hacer una especia de “mea culpa” sobre los acciones u omisiones que cometió?
No es necesario. En el curso de las conversaciones se visibilizarán las falencias, las negligencias, los cuellos de botella y, sobre todo, porque hay que dejar el pasado atrás, los cambios que hay que realizar hacia el futuro.
En fin, este es el panorama actual de Ecuador frente al advenimiento de un nuevo gobierno. La aspiración como lo manifesté anteriormente: una moratoria política, hasta que se instale el jefe de estado, un tiempo prudencial para las primeras evaluaciones. Mientras tanto un compás de espera y reflexión.