Alguna vez dijimos que la derecha unida podría ser vencida en Ecuador, y esa afirmación sigue siendo una verdad por comprobar. Pero la historia, al momento, está demostrando lo contrario. La derecha disgregada, puede ser derrotada. Las declaraciones vertidas en las últimas horas por dos representantes del neoliberalismo, Jaime Nebot, líder del socialcristianisno costeño y Jaime Durán Barba, asesor del ultraconservador presidente argentino Mauricio Macri, confirman que cuando se participa en política, hay que jugar a largo plazo como una carrera de resistencia, más que de velocidad. Y hay que hacerlo unidos.
Eso es lo que no hicieron Lasso y Páez que jugaron, el todo por el todo, a la coyuntura electoral del 2017; y, al perder en las urnas, conculcaron su propio futuro político. La derrota confirmada de los candidatos de la bancocracia ha dejado una estela de réplicas en el epicentro de la tendencia derechista con declaraciones que estremecen el tablero político en alto grado.
Jaime Duran Barba, en declaraciones vertidas en artículo publicado en el portal Nodal, ha confirmado desde su óptica y conocimiento del ajetreo de los sondeos de opinión, que “ninguna encuesta neutral decía que Lasso ganaría”. Una clarísima aseveración que se ubica en contra de las propias tendencias electorales publicadas por otras encuestadoras. Luego de desenmascarar a Lasso, el experto electoral Durán Barba hace una afirmación lapidaria: Lasso jamás logró convencer al país en la segunda vuelta de que él era la mejor opción, y por eso perdió las elecciones: Aunque la ventaja que tenía (Lenin Moreno) se debilitó a lo largo del proceso, nunca dejó de existir. No conocí ninguna encuesta neutral que dijera que Lasso podía ganar”.
A estas reveladoras afirmaciones del experto en estrategias políticas, se suma la voz experimentada de Jaime Nebot que salió a la palestra para desmentir a su antiguo ex coideario Guillermo Lasso. Nebot dijo que él no convoca la gente a las calles a protestar por el supuesto fraude electoral que arguye el banquero, porque habrían salido solo “30 mil personas”, y el gobierno le habría enrostrado el fracaso de la convocatoria. Nebot, además, le impugna a Lasso haberle atacado y culpado de sus derrotas anteriores, y luego felicitado cuando se sintió “ganador”, gracias a las cifras de un Exit poll cuestionado por todos los organismos del Estado y propia opinión pública, le ha dicho, además, que él no acostumbra a utilizar a la gente para lanzarla al vacío. “Vivimos un momento crucial, para superarlo no necesitamos más desinformación, ni mentiras, ni confusión, sino todo lo contrario”, le ha increpado Nebot al banquero
En definitiva, Nebot, marca su territorio, y demuestra que es un político sagaz que sabe, por experiencia y visión, que la política es un juego a largo plazo. Que la vida no termina en las elecciones del 2017 y, por el contrario, siembra nuevamente la idea de que hay que seguir en la brega para sobrevivir en una carrera de resistencia y no de cien metros con obstáculos. Nebot sabe que consolidar su feudo guayaquileño, supone consolidar su propia sobrevivencia política, como un profesional del oficio. A diferencia del banquetero, cuyo oficio es hacer dinero y solo utiliza la política para conseguir nuevos réditos materiales. Caso similar sucede con su compañero de fórmula, un Páez oportunista, que se pone en el área chica de la cancha a ver si le llega un pase de rebote para intentar hacer un gol.
Así no se hace política con pretenciones serias, y Nebot lo sabe. Por eso les ha dicho que no se puede hablar algo sin demostrar lo afirmado: Denunciar un fraude es un asunto sumamente serio y grave. Por eso es obligación del denunciante probarlo, concluyó Nebot. Al unísono preguntó: ¿Qué argumento justifica su ausencia en el recuento de voto de las urnas abiertas por su propio y expreso pedido? Y luego la estocada final: jamás debieron aprovecharse del gran sentimiento de oposición a este gobierno para utilizarlo con otros fines.
Así, una derecha más que antes disgregada, enfrenta el reto de oponerse a un gobierno dispuesto a ampliar sus bases de apoyo, y consolidarse como un proceso irreversible a largo plazo. La derecha dividida puede ser vencida.