Nadie gobierna solo. Es una verdad de Perogrullo, pero hay diversas formas de cogobernar haciendo equipo, realizando un modelo de gestión participativo, escuchando las imposiciones partidistas o creando un equipo de ministros y asesores de estricta confianza personal. Esas alternativas tiene un hombre como Lenin Moreno, que ha preferido gobernar con las manos extendidas, tendiendo puentes – ¿externos e internos? – para compartir responsabilidades en el manejo de los destinos del Ecuador.
Según fuentes allegadas al mandatario electo, ya se barajan nombres de hombres y mujeres del presidente que conformarían el gabinete de estreno del nuevo gobierno de la Revolución Ciudadana. Como no se trata de un match de futbol, la selección del equipo presidencial cumple con algunas exigencias básicas que supone el perfil de los elegidos.
Rafael Correa en algún momento de su mandato diseño una estrategia clarísima de cómo conformar sus equipos de gobierno, desde los más altos funcionarios ministeriales hasta el más humilde servidor público del país. El presidente Correa dijo: no queremos burócratas gana sueldos, queremos técnicos políticos y políticos técnicos. Unos, en capacidad de hacer su trabajo con eficiencia y ser leales a los principios revolucionarios; otros, ser alineados a la política pública y en capacidad de sostener proyectos, programas y acciones del Estado en la práctica. Ese paradigma de colaborador político-técnico se fue destiñendo en el perfil de los funcionarios públicos y, en la década de gobierno, no pocos fueron los que defeccionaron, traicionaron o se mantuvieron de agache en cargos públicos o disfrutando de contratos con el Estado, y despotricando, al mismo tiempo, en contra el gobierno que les daba de comer. El primer referente para Lenin Moreno está en ese principio de Rafael Correa, a la hora de elegir a sus hombres y mujeres en los equipos gubernamentales.
La otra disyuntiva que deberá resolver Lenin, en calidad de líder del nuevo proceso que consolida la década revolucionaria, tiene que ver con el perfil orgánico-partidista que tendrá su gabinete. Es decir, ¿el militante de Alianza País, seleccionará gente del partido, escuchará las sugerencias del buró o elegirá, preferentemente, entre sus colaboradores de antaño, de campaña y de siempre a su equipo de confianza? Esa decisión es clave. Moreno sabrá mantener una armonía -no necesariamente equilibrio- entre ambas tendencias. En ese mismo orden, la equiparidad de género y etnia deberá ser una señal de inclusión de su gobierno.
Ya en el plano del modelo de gestión, hay un aspecto sustancial respecto de los antecedentes que deja el Gobierno saliente. El esquema de gobernanza hasta ahora vigente, supuso la existencia de superministros, ya sea como coordinadores de áreas estratégicas o con super poderes dentro del poder. Lenin deberá definir si mantiene esos super-cargos públicos concentradores de poder, multicompetentes, jerarquizados verticalmente; o, caso contrario, gobierna con sentido de horizontalidad administrativa, cada quien en sus competencias, responsabilidades y rendición de cuentas.
De la nómina que circula en los ámbitos allegados al presidente electo se conoce que el vicealmirante, Homero Arellano, pudiera asumir la cartera de Defensa o de Sectores Estratégicos. Arellano fue en su momento presidente de Petroecuador, es decir un hombre vinculado a los sectores energéticos estratégicos. Cabe discernir, entonces, si el Ministro de Defensa debe ser civil o militar, según la subordinación de las FFAA al poder del Estado constitucionalmente establecido.
En el área del Ministerio de Inclusión Social, existe una muy posible seleccionada que es la actual vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Irina Cabezas. La gestión social del gobierno de Rafael Correa ha marcado un hito en la historia del país, esa tendencia deberá ser fortalecida en el gobierno de Lenin Moreno, con un cuadro político a toda prueba. Para delinear y conducir la política social del nuevo gobierno, Lenin Moreno tiene como primera opción al excanciller y exsecretario de Planificación, (Senplades), a Fander Falconí. Un destacadísimo cuadro intelectual y político de la revolución ciudadana, caracterizado por la generación de contenidos en diversos aspectos analíticos de la realidad nacional.
En la cartera de Política Económica se perfila como posible ministro, Richard Espinoza, un hombre vinculado a la seguridad social como actual titular del IESS, cuyo perfil puede transmitir un rasgo más humanizado a la gestión económica en el país. Ese sentido de sensibilidad social podría verse fortalecido con la presencia de Hugo Jácome, exsuperintendente de la Economía Popular y Solidaria, quien manejaría el Ministerio de Finanzas.
En el campo del agro, un joven técnico que echó raices como experto en temas del café y cacao en el Ministerio de Agricultura, es Javier Villacís, asesor de Lenin Moreno en campaña. Conocedor de los sectores productivos a nivel nacional, ha diseñado estrategias como la «minga agraria», y hoy cultiva un muy posible nombramiento como ministro de la cartera de Agricultura.
En el ámbito de la cultura, el futuro titular del Ministerio es un misterio. Se barajan nombres como el del músico Julio Bueno, asesor de Lenin Moreno durante la campaña. También se conoció de las posibilidades del actual titular de Cultura, el escritor Raúl Vallejo. No obstante, el país tiene exponentes valiosos que podrían ocupar la cartera cultural. El Ministerio clave, en diversos aspectos de la vida nacional, no debe estar en manos de quien no ame los libros, no cultive un sentido social del arte y no considere a la cultura como la señera de las diversas manifestaciones vitales del pais. Lenin prometió saldar la deuda cultural vigente y creó renovadas esperanzas entre los creadores y actores culturales del Ecuador.
La ex ministra de educación de Yamil Mahuad, Rosángela Adoum, sería la próxima titular de la cartera de Educación. Desde el 2009, la hija del célebre escritor Jorge Enrique Adoum, fue asesora de Lenin Moreno en la Vicepresidencia, y es actual coordinadora general de contenidos presidenciales. Como Responsable de la Educación superior, asumiría el cargo, Ximena Ponce, experta en temas culturales, educativos y miembro de esa comisión en la Asamblea Nacional.
En la conducción de la política exterior del gobierno de Lenin Moreno, el mandatario electo ha pensado en dos mujeres claves, María Fernanda Espinoza o Ivonne Baki, ambas con buen carrete como asesoras de Moreno antes y durante la campaña. Baki es una mujer entronizada en los círculos del poder, desde los gobiernos de Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez y ha hecho lobby internacional en gestiones de Lenin Moreno, como enviado de las Naciones Unidas para la Discapacidad a un campamento de refugiados en el Líbano. María Fernanda Espinosa, escritora, geógrafa y ex Canciller, es el brazo derecho de Lenin desde antes de la campaña. El presidente electo sabrá discernir entre las capacidades ambas mujeres. Baki tiene buenos vínculos con Donald Trump en Nueva York, y Espinosa ya manejó las relaciones exteriores de Ecuador ante el mundo. Al área de la política interna se integraría como titular, Paola Pabón, un destacado cuadro femenino de Alianza País, ex asambleísta, y luego, Secretaria de la Gestión Política, desde enero del 2016.
A la hora de conformar el equipo de los hombres y mujeres del presidente, Lenin Moreno pondrá especial énfasis en garantizar un componente leal, eficiente y, sobre todo, cristalino en su gestión. Los canales de comunicación interministerial e intraministerial ¿serán confiables para que el Presidente y Vice Presidente de la Republica, sepan oportunamente lo que está sucediendo con la transparencia en la acción de sus colaboradores? ¿Sabrá sortear la soledad del poder? Afirmativo, sin duda que Lenin Moreno, un hombre de por sí y ante los demás, honesto, iniciará una transformación esencial que se estaba quedando en carpeta: la revolución ética del país.