Lo que está en juego en Ecuador este 02 de abril, es el objeto mismo de la política, tiene que ver con sus beneficiarios directos, ¿la sociedad o el mercado?, las mayorías, o los dueños del capital.
Los ecuatorianos deben decidir, entre seguir apoyando un proceso de transformaciones radicales, rápidas, en donde el ser humano ocupa el centro de las preocupaciones, elemento que ha sido reconocido por muchos países no sólo de nuestra región, o damos paso a ese llamado “cambio” como retorno hacia las políticas neoliberales: de reducción de impuestos, reducción de la inversión pública, privatización de servicios públicos, supresión al mínimo de las regulaciones gubernamentales, eliminación de barreras proteccionistas en materia de comercio exterior, etc.
A partir de los últimos resultados electorales de la primera vuelta, (triunfo de AP como mayoría en la Asamblea Nacional, triunfo en la Consulta Popular sobre paraísos fiscales), los ecuatorianos han dado una clara señal de respaldo al proceso de la Revolución Ciudadana, a pesar del desgaste que le pudo ocasionar al gobierno las crisis exógenas: de baja de precios del petróleo, baja en las compra de materias primas, devaluación de moneda de los países vecinos, terremotos en algunas zonas del país, etc.
Estos últimos resultados favorables del 19-F, a pesar de los fenómenos mencionados, que de cierta manera han contribuido a menoscabar y desgastar la imagen del gobierno, no han sido lo suficientemente traumáticos como para borrar la memoria de los electores, que aún recuerdan y tienen presente aquellos años de desgobierno de la llamada partidocracia, o esos tiempos del feriado bancario, que perjudicó a gran parte de los ecuatorianos.
El imaginario colectivo de los electores tiene aún en carne viva, el recuerdo del accionar del banquero como superministro de Mahuad, gobierno que generó un sinnúmero de ciudadanos y familias afectadas. Los resultados positivos en las últimas elecciones del 19 de febrero pueden explicarse, a partir de la gestión realizada por el gobierno del Presidente Correa, que sin duda para la historia de nuestro país, ahora forma parte de los más notables y destacados mandatarios. Para muchos historiadores, no existe otro presidente de su talla en Ecuador desde Eloy Alfaro.
Ecuador no había vivido un período similar a estos últimos 10 años en toda su historia, sobre todo en lo referente a las transformaciones en prácticamente todas las instancias del Estado. Nunca antes el país había atravesado por una etapa de activación y desarrollo de tamaña envergadura, en materia de redes como son: puertos, aeropuertos, carretas, transmisión de datos, energía de agua; todas ellas obras de gran trascendencia, creadas para poder atender y servir de mejor manera a los ecuatorianos, proyectos que fueron encaminados a la par del fortalecimiento y desarrollo de la asistencia sanitaria, educación, pensiones jubilares, etc.
Todo este contingente de acciones emprendidas desde el gobierno, sirvieron para mitigar los embates permanentes del capitalismo en su versión neoliberal. Para ello fue clave recuperar el Estado en tanto que instrumento de las voluntades colectivas, de las garras del neoliberalismo en donde operaba de manera completamente funcional a los intereses de los dueños del mercado. De esta manera, la Revolución Ciudadana reconquistó el espacio de la soberanía política para poder reconfigurar lo público.
Si bien los sectores relacionados con la izquierda tradicional no sintonizaron con está urgencia, fue gracias a la recuperación del Estado que se hizo posible detener la privatización de los bienes públicos, detener las ventas de los patrimonios estatales, así como el retroceso de las condiciones laborales y de vida de los trabajadores.
La recuperación del Estado por parte del gobierno de la Revolución Ciudadana, y el desarrollo de un nuevo modelo ahora como Estado Social, opacó muchas de las luchas y resistencias de los movimientos sociales, porque el nuevo Estado Social surgió también para oponerse al despotismo del capital. De esta manera, de ser hasta entonces un instrumento vasallo y sometido a las dinámicas duras del capitalismo, el Estado Social pasó sin la ayuda o asistencia de las ONG´s, a recuperar el sentido de lo público (o lo que es de todos), así como las políticas redistributivas, con la respectiva repolitización de la ciudadanía, ahora como protagonista principal de la recuperación de los servicios públicos.
El nuevo Estado Social ecuatoriano en estos 10 años logró reposicionar lo público frente a la inclemencia de la expropiación privada, poniendo en evidencia las tensiones con los poderes fácticos -medios de comunicación-, conflicto permanente con el gobierno cuando éste se ha enfocado en la recuperación de lo común. No obstante, sabemos que aún queda mucho por hacer y por recorrer, y que no podemos decir que en estos 10 años hemos alcanzando una “situación ideal”. Como sabemos, en un planeta globalmente atravesado por el capitalismo, todas las relaciones humanas se encuentran mediadas por el capital, lo cual termina imponiendo rigurosos límites a la intervención política.
Cuando el candidato banquero habla en su campaña de reducir los impuestos, lo que está diciendo claramente a los ecuatorianos, es que pretende limitar nuevamente las capacidades del Estado de generar espacios distintos, que promuevan otro tipo de relaciones sociales que no estén condicionadas estrictamente por la lógica de las transacciones comerciales o mercantiles.
Como pendiente, ahora para un nuevo gobierno de la Revolución Ciudadana, queda la apuesta imperiosa de fortalecer el trabajo de consolidación de su hegemonía, en un diálogo abierto y permanente con las organizaciones y movimientos populares: de campesinos, trabajadores, jóvenes, etc. Recuperar nuevamente y con fuerza el carácter ciudadano –activo y participativo- de la Revolución, con la repotenciación de las alianzas con otras fuerzas sociales, comprometidas con los planes de desarrollo del país.
La campaña política de oposición apegada a una estrategia de marketing, (de envoltura y packaging) llamada del “cambio”, es en sí misma una propuesta irresponsable, bastante demagógica de retorno al pasado, de regreso a esos ajustes convenientes a los grandes sectores del capital, a esa cultura del individualismo salvaje, de la indiferencia e indolencia frente a las urgentes necesidades sociales, puesto que sin impuestos se socavan los servicios públicos indispensables en sociedades desiguales.
Medidas similares a las ya planteadas por Macri en Argentina del “cambio”, con las cuales acabaríamos con todos los importantes logros alcanzados por primera vez en el país en estos últimos 10 años: estabilidad política, estabilidad económica, reforma fiscal progresiva (más tiene más contribuye), despliegue de infraestructuras a nivel nacional, movilidad social ascendente (ejemplo: clase media paso del 20% al 40%); reconfiguración de un país más justo y equitativo.
Si bien nuestra sociedad siempre estuvo dividida entre ciudadanos de dos categorías: incluidos, excluidos, explotadores y explotados; por más que las elites económicas y los medios privados se esfuercen por tratar de endosar esta división al Presidente Correa o al gobierno, ahora, gracias al desarrollo de un Estado Social, las grandes mayorías pueden contar con políticas establecidas de: salud, educación, salarios dignos, vacaciones, seguridad social, agua, luz alcantarillado, etc.
La Revolución Ciudadana lleva 10 años en el poder y quizás llegue a los 14, porque en todos estos años trabajó para las mayorías, restableció la cultura tributaria, lo que permitió mejorar los servicios básicos, y las políticas públicas, llegando cada vez a más ciudadanos por tantos años desprotegidos y olvidados. La violencia sistémica existente de una sociedad a dos velocidades o sociedad del apartheid latino, fue en cierta medida paliada y combatida.
Este 02 de abril Ecuador deberá decidir si las políticas sociales deben continuar, o si da paso a la propuesta del banquero, que como recordaremos con Mahuad ya quebró el país, el mismo que ahora nos plantea como “cambio innovador”, que el mercado vuelva a solucionar los problemas de la gente. Ecuador decide. Que este domingo triunfe la democracia, la paz y la voluntad popular.