La versión neoliberal de la globalización ha vulnerado todas nuestras condiciones de existencia al privatizar: la salud, la educación, las jubilaciones, el abrigo, las áreas verdes, etc., colocando a la sociedad en un estado de inseguridad y desprotección permanente.
Voto por Lenin, para no regresar al pasado de ausencia de Estado Social, pasado, en el que una pequeña minoría acomodada estaba muy contenta sin pagar impuestos, y en el que las grandes mayorías de la población vivían en la más injusta de las miserias, sin poder si quiera acceder a una buena Universidad.
Voto por Lenin, porque un país de terribles desigualdades históricas como el nuestro, requiere garantizar los servicios fundamentales para una existencia realmente humana.
Voto por Lenin, porque los impuestos sí deben jugar un rol fundamental para el desarrollo, puesto que garantizan los mecanismos de redistribución, así como el cumplimiento de los derechos ciudadanos.
Voto por Lenin, porque con mi voto digo no al banquero y a sus intenciones de acabar con las políticas de solidaridad con el país, porque tengo claro que la riqueza nacional no la generan únicamente los ricos y acomodados, sino que es fruto y consecuencia del esfuerzo de toda la sociedad. Con mi voto hago prevalecer las políticas que priorizan el bienestar del ser humano y que combaten los sufrimientos y privaciones de la gente.
Voto por Lenin, porque las transformaciones del país en el campo de la energía y de las infraestructuras no tienen parangón en nuestra historia. Con mí voto, defiendo todas las obras realizadas para mejorar nuestras condiciones de vida.
Voto por Lenin, porque tengo clarísimo que manejar un Estado no es igual que manejar una empresa, estas buscan ganancias mientras el Estado busca mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Con la empresa ganan pocos (se explota a muchos), con el Estado ganamos todos.
Por ello voto por Lenin, para evitar que el banquero elimine todos los acuerdos y normativas sociales, con el único afán de priorizar la acumulación de sus ganancias y la defensa de sus intereses personales.
Voto por Lenin, porque tengo memoria y conciencia histórica, porque recuerdo bien quienes se feriaron los recursos públicos del Estado, y porque aún me duele la tragedia nacional del feriado bancario, de aquellos 2 millones de ecuatorianos que tuvieron que abandonar el país.
Voto por Lenin, porque el banquero candidato ya participó del poder con Mahuad y quebró al Ecuador con su modelo neoliberal, dejando sin resolver los problemas sociales de los sectores más vulnerables.
Voto por Lenin, porque no creo en el doble discurso del candidato banquero, que habla de atraer inversión extranjera, cuando todos sabemos que en realidad tiene su fortuna y capital en el exterior, para evadir impuestos (o la solidaridad nacional).
Voto por Lenin, para combatir la cultura contraproducente de los empresarios acaparadores e inescrupulosos. Apoyo por supuesto la defensa de la libertad, pero no sólo para individuos y comerciantes, sino la libertad de poder acceder a igualdad de oportunidades, la libertad frente a cualquier tipo de abuso o explotación. Libertad como negación de todo tipo de sometimiento.
Voto por Lenin, para combatir y poner fin a esa inercia de sociedad a dos velocidades: de opresores y oprimidos, de explotadores y explotados, de “incluidos” y marginados.
Con mi voto por Lenin estoy seguro que la generación de riqueza no va a significar al mismo tiempo generación de indolencia o indiferencia. Porque crear riqueza debe ser posible, pero atada al mejoramiento de las condiciones de vida de todos los ecuatorianos.
Por eso votamos por Lenin, porque queremos una sociedad en que hombres y mujeres sean iguales en dignidad, iguales en derechos, iguales en oportunidades. Porque queremos un Ecuador en el que cada mujer pueda decidir sobre su cuerpo, porque ya no queremos que la publicidad represente de manera degradante a las mujeres, ni a las relaciones entre hombre y mujer. Porque todas estas transformaciones democráticas deben continuar, sin que perdamos la mirada sobre las necesidades reales de nuestro país.
¡Votamos por Lenin, para que todo esto pueda ser posible!
Julio Peña y Lillo E. / Presidente del Consejo Directivo de CIESPAL