Hermano Frei
En esta ocasión usted es invitado del pueblo ecuatoriano, en momentos cruciales para la vida del país. Cuando Ecuador se dispone a dar la batalla decisiva en virtud de quienes apostamos por la vida, en ejercicio de una convivencia con plena vigencia de los derechos colectivos y participación democrática, hacemos extensivo nuestro saludo fraterno y cordial bienvenida al país.
Porque usted no es un invitado meramente protocolar, sino nuestro hermano en la esperanza que trae una voz de aliento de justicia y equidad, nos regocija su presencia en Ecuador. Usted pisa suelo ecuatoriano en los precisos instantes en que las fuerzas más retardatarias de la historia, pretenden restaurar privilegios de los representantes del capital financiero con la pretensión de retomar el poder e imponer un gobierno antipopular, privatizador y represivo. Un régimen, como lo han anunciado en su delirante propaganda, que se propone destruir todo lo alcanzado por el pueblo ecuatoriano en 10 añoos de un proceso de cambio revolucionario que devolvió al país la soberanía y dignidad nacional.
Invocamos su voz preclara, hermano Frei, por qué usted sabe los motivos que inspiran esta invitación a oír la palabra de un portavoz de la teología de la liberación. Queremos continuar consolidando un estado de respeto a los derechos humanos, que nuestros niños continúen recibiendo una educación plena en escuelas dignamente equipadas. Que miles de jóvenes puedan seguir eligiendo la carrera que anhelen, con apoyo económico de becas en los mejores centros educativos del mundo. Que nuestros pueblos indígenas conserven su modo de vida originario con pleno reconocimiento a sus nacionalidades, tradiciones étnicas, territorio, lengua y culturas ancestrales. Que la mujer ecuatoriana siga ejerciendo su derecho a una familia protegida por la seguridad social, con atención médica oportuna y vivienda digna. Que nuestros recursos naturales permanezcan en potestad del país y se sigan transformando en obras públicas en hospitales, escuelas, carreteras, vías férreas, centrales hidroeléctricas, refinerías, centros deportivos, y tantas acciones sociales que han cambiado esencialmente la calidad de vida de los ecuatorianos.
Agradecemos que la luz de sus palabras, hermano Frei, nos haga ver con mayor claridad el camino para avanzar hacia una nueva etapa de consolidación de nuestro proceso de cambio social. Como señala el pensador ecuatoriano Abdon Ubidia, «no queremos perder la salud, la educación, el Seguro Social y los bienes públicos. Porque el bien público es el capital de los que no tienen capital. Porque el bien público es el capital de los pobres. Porque no quiero un gobierno de ricos por y para ricos».
Y como dejó escrito Ernesto Cardenal, el poeta de la fe en la liberación, “Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales, ni escucha sus radios, ni cree en sus slogans. Será como un árbol plantado junto a una fuente. Hermano Frei Betto, es este el país que queremos compartir con usted. Bienvenido.