Las encuestas lo dicen, Lenin Moreno pinta como ganador de la segunda vuelta, mientras su contrincante bancario aparece estancado, aun en las encuestas contratadas por su campaña. El pueblo ecuatoriano ha reaccionado reflexivamente, luego del volador de luces de los estrategas de la campaña de mostrar a un Lasso prepotente, amenazador, que se quiere proclamar candidato ganador a como dé lugar, tomándose las calles con hordas partidistas, ofreciendo incendiar Quito y enjuiciar a los periodistas de los medios públicos por relacionarlo con el feriado bancario. Amenaza que debería cumplir, empezando con la persona de su hermano Xavier Lasso que ha referido ese hecho en diversas entrevistas. ¿Sería capaz de hacerlo? A ese desaguisado de campaña, se han sumado otros desatinos cometidos que explican la caída del candidato Lasso en todas las encuestas.
En un país que recuperó la educación -como un derecho con gratuidad y desayuno escolar en los niveles primarios, y miles de becas para el nivel superior-, rescatándola del secuestro de manos de un sindicato de profesores manipulados por la “izquierda maoísta”, y el grave atentado a la calidad educativa debido a los constantes conflictos y huelgas, insinuar que esos tiempos volverán, es una inaceptable promesa electoral.
Oferta que es concomitante con aquella otra de consolidar a la educación como un negocio privado, con manejo de un voucher para adquirir un cupo o matrícula escolar. El mecanismo del voucher propuesto por Lasso, es una mala copia del sistema aplicado en Chile, y que ha sido cuestionado por estudiantes en intensas jornadas de lucha. Se propone redirigir los recursos destinados a la educación pública, directamente hacia los padres de familia para que opten por un sistema público o privado. La trampa consiste en que, si ese voucher no regresa a la educación pública, no hay financiamiento para la educación pública y se cierra el colegio. El propósito es impulsar la creación de colegios privados que puedan decidir qué alumno ingresa y cuál no, creando así una educación elitista de primera, segunda y tercera categoría, en perjuicio de los más humildes. En otras palabras, privatizar la educación es privarla a los pobres.
Otro hecho que ha golpeado la imagen del candidato bancocrático, es la publicación realizada en el periódico argentino Página 12, que denuncia la supuesta propiedad de 49 empresas que serían de Lasso, y que operan en paraísos fiscales de Panamá e Islas Caimán para operaciones de fuga de divisas del Ecuador que retornan al país como inversión privada en presunta evasión tributaria. La eventual vinculación de dichos bienes con la familia de Lasso, es otro golpe dado a la imagen del candidato.
Los desaciertos en el manejo de imagen de campaña del opositor al gobierno, se reflejan en las cifras de las encuestas. Por citar dos o tres: Cedatos otorga al opositor un 50,8% en la intención de votos válidos, frente al 49,2% de Moreno, una diferencia de solo 1,6 puntos. Cabe notar que esa empresa encuestadora llegó a decir que Lasso superaba a Moreno hasta por más de seis puntos. Mientras tanto, otras empresas muestran distinta intención de voto: Perfiles de Opinión señala que Moreno tiene un 51,02 contra un 35,53 de Lasso. En tanto, la empresa Diagnóstico enseña cifras en el orden de 50,62 para Moreno versus 36,72 para Lasso, a nivel nacional. En Quito: Moreno 53,00 y Lasso 33,12, mientras que en Guayaquil Moreno tiene 47,55 y Lasso 37,53. Y las cifras se vuelven contundentes en Manta con un 76,19 para Moreno y un 18,52 para Lasso. Cifras que, en todo caso, son congruentes con los errores tácticos cometidos por la campaña del representante de la bancocracia en estos días.