Votaré por Lenin porque también viví el otro país, el de los chanchullos diarios, el de la corrupción para nada esporádica, el del aquí puse y no aparece, el de la repartición de mucho entre unos pocos, el de las vacaciones a cada rato, el de las paralizaciones constantes, el del chantaje de los gremios y el de la burla de los gobernantes en nuestra propia cara.
Votaré por Lenin porque, con errores y todo, en estos diez años sentí que me fue devuelto mi país, y supe que podía mirar de frente a cualquier persona de cualquier parte del mundo y decirle con orgullo que soy ecuatoriana, sí ecuatoriana, de ese paisito que antes nadie sabía quién era y del que muchos compatriotas se habían avergonzado al tener que salir por el mundo por culpa de la corrupción, la ineptitud y el saqueo generalizado de los poderosos.
Votaré por Lenin porque no quiero que se pierda lo ganado, y porque sé que solamente por ese camino se podrá no solamente seguir en el camino, sino también corregir lo necesario sin desandar lo andado.