Tener menos miedo de celebrar las certidumbres. Ese verso rotundo de Humberto Vinueza es la señal afirmativa evidente de que su poesía necesaria, insurrecta hasta los huesos, abrió caminos, desbrozó tinieblas y dio con certeza en el sentido profundo que acompaña el transitar del hombre en este mundo. Jorge Dávila Vázquez señaló en su mirada crítica a la poesía del poeta guayaquileño que, “Vinueza desmitificó para siempre en su obra primogénita los falsos conceptos de la historia, aquellos con los que nos habían alienado por décadas, léase educado, y que contenían infinidad de falacias y mitos”.
Y en esa actitud desmitificadora radica la fuerza de la poética de Vinueza, enfrentada a los absurdos de un mundo contrahecho que soslaya las verdades esenciales por los juegos de oropel. En esa línea de pensamiento Rodríguez Castello, reconociendo la génesis tzántzica de la obra de Vinueza, afirma que el libro más importante del grupo Tzántzico fue, precisamente, el de Vinueza por su “logro absoluto en el intento de desacralización de los falsos valores patrios y cívicos, y de entronización del humor como elemento estructurante del discurso lirico”.
Humberto Vinueza en su prolifera vida integró los consejos editoriales de revistas como Pucuna, La Bufanda del Sol, Procontra, Letras del Ecuador y Eskeletra. Recibió el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade y Casa de las Américas decidió otorgar el Premio de poesía José Lezama Lima, «por constituir un recorrido por la vigorosa obra de uno de los poetas más sólidos de su país, quien ha sabido adentrarse con maestría en las problemáticas humanas y sociales de una nación»
La crítica registra las obras Un Gallinazo Cantor Bajo un sol de a perro (Quito, Populibros, editorial Universitaria, 1970); Poeta Tu palabra (Quito, editorial El Conejo, 1989); Alias Lumbre de Acertijo (Quito, editorial Eskeletra, 1990); Tiempos Mayores (Quito, edición del autor con la editorial El Conejo, 2001); y, Constelación del instinto (Quito, editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2006).
En su obra poética el vate porteño develó el mundo como si “el drama humano de la convivencia grupal adquiera una estructura literaria de tragedia, en la que fuerzas de distinta naturaleza dominan a los grupos más vulnerables, aquellos condenados, precisamente, a las “intemperies”, los “escombros” y otras crueldades”.
Su elevada sensibilidad poética y talento reconocido por la crítica especializada, permite concluir a Dávila Vázquez que “solo un inmenso poeta podía concebir así la creación por la palabra”, que abre el cauce que “entierra a su paso todo lo que considera viejo, obsoleto y que en un momento fuera lo nuevo, lo revolucionario”.
El verso como un agua desbordada, incontenible, inunda el paisaje de los sueños.
… tener menos miedo
de celebrar las certidumbres
y entre serpentinas aproximarse a golpear
con un palo de ciego la vasija de los aciertos…
Hace unos días, al regreso de Humberto al país, el poeta estuvo invitado al grupo Kviernicolas en nuestró almuerzo habitual de los viernes. Tuve oportunidad de estrechar por vez primera su mano y percibir la bondad y la fuerza del ser humano que regresa de una vida de lucha en hechos y palabras. !Qué necesaria resulta hoy la poesía de Vinueza, cuando lo precario de esta vida es el sucio telón de fondo que nos circunda!