Un viejo principio militar dice que la mejor defensa es el ataque. Una anónima afirmación que se asimila en la idea del estratega militar chino Sun Tzu (El arte de la guerra 130 A.C.): La invencibilidad radica en la defensa, la posibilidad de victoria radica en el ataque. ¿Qué han aprendido de esta arenga los candidatos a la presidencia de Ecuador? Unos y otros han echado mano a ciertas tácticas del marketing político como afirmar mentiras como verdades, personificar los males del país en sus enemigos, desprestigiar sin fundamento, denunciar sin pruebas, denostar sin escrúpulos, etc, Es decir, desplegar una campaña de ataque al otro, en lugar de hacer una defensa de los postulados y proposiciones electorales propios. ¿Al no defender debidamente sus posturas, renunciaron a ser invencibles? O por el contario, ¿al concentrar los argumentos en el ataque, aseguraron la posibilidad de victoria? Ni lo uno ni lo otro.
El candidato Lasso no puede pasar al ataque, con argumentos propios, puesto que tiene techo de vidrio, rompible a la menor indagación popular. Fue un alto funcionario de Mahuad, el presidente de la mirada oblicua y las manos grandes, que decretó el feriado bancario en 1999 y de Gutiérrez, el militar que traicionó sus ancestros entregándose a sus amos norteamericanos. Lucró del feriado bancario, aunque no haya firmado nada. Y debió conocer lo que se venía en el sistema financiero. Amasó fortuna a la sombra de su cuñado Danilo Carrera de quien aprendió el oficio de banquero y lo encaramó a los más altos círculos bancarios del país. Es coparticipe -junto a Dahik- de la Ley General de Instituciones Financieras que dejó sin control a los bancos.
Lenin acarrea el estigma de la revolución ciudadana, es decir, su enorme obra y sus errores no menos grandes. En su intento de poner un sello propio a su candidatura tiene una lucha que aún no gana. Sin embargo, Moreno tiene un conjunto de hechos que lo respaldan: sus campañas en favor de los discapacitados, su paso por la vicepresidencia de un régimen que puede exhibir una importante obra social, de infraestructura y proyección del país al mundo.
Lasso no tiene obra que exhibir, no tiene un pasado, que no sea vinculado a la peor crisis económíca del país. Esta solo y no puede echar mano a sus adláteres porque son malos acompañantes ante los ojos de la gente (Páez camisetero, delirante y violento, ex reinas que aborrecen a los humildes, alcalde cuestionado por dejarse asesorar por presuntos evasores de impuestos y detenidos por la justicia, faranduleros que desprecian a las empleadas domésticas, etc. y un séquito de políticos oportunistas que no aportan nada, peor votos)
Moreno exhibe un estilo dialogante, pero con ausencia de firmeza en sus palabras y falta de concentración en ideas-fuerza potentes, que movilicen a las mayorías. El pueblo quiere propuestas dichas en firme, en sus contenidos en las formas y en el tono de voz. Un país de ancestro tribal quiere escuchar al chaman, al más viejo del consejo de ancianos, a la voz de la experiencia. Es decir, a la voz de orden de un líder decidido, pero no prepotente. La campaña light -sin debate, solo con sonrisas-, puede haberle dado votos en un sector y restado votos en otro. Lasso es prepotencia, destilo de odio clasista y regionalista. Trata, en la segunda vuelta, de bajar el tono por recomendación de sus asesores, pero ¿qué ve la gente?, que se rodea de bravucones incendiarios, violentos pro asesinos de animales, denunciantes sin pruebas, pelucones y aniñados revoltosos, etc.
La corrupción es un fantasma que recorre los pasillos de ambos candidatos. Moreno tiene que defenderse de los ataques -aun no demostrados- contra Glas, mientras que su persona luce intachable. Lasso tuvo que dejar de lado al alcalde Rodas, cuyos asesores, incluso, están presos por presunta evasión tributaria y otros delitos económicos investigados. La campaña agresiva, odiosa puede haberle hecho confirmar votos en sectores medios resentidos contra Correa por algunas políticas implementadas. Pero en una segunda vuelta, el más agresivo y violento pierde.
La segunda vuelta es una campaña de alianzas. Moreno tiene, teóricamente, que recuperar votos entre partidarios de Cynthia en el Guayaquil populoso, -de ahí mismo saldrán posibles sufragios del candidato guasmeño Bucaram-, a favor de Lenin, aunque él se incline al banquero. De las huestes naranjas pueden salir votos de base que jamás votarían por la derecha, a pesar de que varios dirigentes de la antigua Izquierda Democrática se pasaron vergonzosamente a ese sector, empezando por Páez, González, y otros de menor importancia. Lenin tiene que invocar a Rodrigo Borja, directamente, para ver si el viejo caudillo hace regresar algunas ovejas al redil. Entre la izquierda desubicada habrá quienes prefieran seguir votando por la derecha, o los más decentes, apoyarán secretamente en las urnas a Lenin. Lasso logró la cohesión “espontanea” de la derecha socialcristiana y de sectores que le secundan, -a nivel de la cúpula manejada por Nebot-, pero otra cosa es con guitarra. Habrá bases del PSC que no respondan al llamado de apoyar a un Lasso que solo los ha tratado mal. Ese voto resentido podría ser capitalizado por Lenin.
En esto de la defensa y el ataque ambas candidaturas han cruzado fuegos, con distinto grado de afectación. Lasso no se ha podido sacar el mote de banquero, millonario, responsable del feriado bancario, violentista y político de guerra sucia. Sin contar con las insinuaciones de que compra encuestas, amaña resultados y promueve la violencia en las calles, sin importa la democracia y la libertad popular de elegir. Tiene imagen antipopular, pelucona, excluyente y, a un paso de convertirse en un tirano vengativo y represivo, en caso de sentarse en Carondelet. Tiene en el maletín -y el país lo sabe- una carpeta que es voz populi, aplicada en Argentina: privatizar la educación y la salud. Poner fin a los beneficios sociales. Implantar un capitalismo salvaje sin precedentes. Buscar acuerdos comerciales que arruinarán la agricultura y la industria ecuatoriana. Es el mentor de una campaña sucia de mentiras, montajes, videos, cuentas troll e injurias sin precedentes, que no ha podido desmentir ni comprobar. Su defensa tiende al fracaso, porque no se puede defender lo indefendible.
Moreno es el continuador de una política pública de inclusión en materia educativa, salud y vivienda. Representante de un régimen constructor de una obra vial sin precedentes en la hisoria. Debe abrir diálogo directo con el pueblo como él lo sabe hacer y componer ciertas fisuras en su frente interno. Su tono coloquial es su mejor y peor defensa y ataque, porque hay quienes quieren oir propuestas reflexivas y otros que aspiran a un liderazgo fuerte. Debe defender, contra viento y marea, de la prensa opositora, encuestas, CNE y toda la derecha internacional, lo que representa como candidato popular. El diálogo es su camino, como su mejor ataque.