Los oráculos en la antigua Grecia eran lugares sagrados para hacer consultas a los dioses con nombre equivalente al intermediario humano -o pitonisa- que transmitía la respuesta a una pregunta referente al futuro. Del mismo modo, en la actualidad, los encuestadores -oráculos modernos-, consultan la voz del pueblo que, según afirman, es la voz de Dios, para conocer anticipadamente posibles escenarios electorales. Sin embargo, esta actividad empresarial puede, en determinado momento, influir en el comportamiento de electores impresionados por cifras difundidas como noticia sobre la intención ciudadana de voto. En el peor de los casos, los diversos públicos mediáticos terminan embrollados por la danza estadística, en lugar de encontrar en las encuestas orientación válida para tomar su decisión.
El sitio web http://www.telam.com.ar, reporta una “notable disparidad en las encuestas sobre balotaje ecuatoriano”, puesto que, “dos encuestas pronostican resultados contradictorios para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador del próximo 2 de abril, ya que mientras Cedatos apunta a una ajustada victoria del candidato conservador, Guillermo Lasso, el Centro de Investigación Social otorga una clara ventaja al oficialista Lenín Moreno”. Cedatos da a Lasso una intención de voto del 52,1 % sobre el 47,9 % del candidato del partido gobernante Alianza País, con un 19% de indecisos contra el 81% que sí ha decidido su voto (fuente agencia Reuters). El estudio tiene un margen de error de 3,4 puntos porcentuales y se basa en 2.861 entrevistas hechas en 23 ciudades del país. En tanto, según el sitio web http://opinaecuador.com, el Centro de Investigación Social atribuye a Moreno el 59% y a Lasso sólo el 41%, sobre 2.500 entrevistas efectuadas en todo el Ecuador del 22 al 24 de este mes (fuente agencia Europa Press). Este centro investigador cuenta con apoyo de Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD y de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación la Ciencia y la Cultura, OEI.
¿Cómo puede suceder esta “disparidad” en las cifras, si ambas encuestadoras realizan sus consultas en el mismo país, prácticamente en similares ciudades y referidas a los mismos candidatos y sobre muestras aleatorias más o menos equivalentes? ¿Será acaso que su metodología difiere, o que ambas encuestadoras responden a diversos intereses de sus clientes?
Un informe de prensa de Radio Habana, analiza que “en el arranque de esta nueva etapa comenzó también la guerra de las encuestas”, que se daría entre empresas contratadas por diferentes sectores políticos y candidatos postulantes. La emisora sostiene que “la firma Cedatos, vinculada a los grandes medios privados de prensa, pone al aspirante derechista casi cuatro puntos por delante del candidato de la Revolución Ciudadana. Esta casa encuestadora, sólo para recordar, ha dedicado numerosas publicaciones a tratar de mermar el apoyo popular al proceso de transformaciones sociales liderado por el presidente Rafael Correa, que sacaron de la pobreza a millones de ecuatorianos y abrieron oportunidades de superación a los sectores marginados. Los grandes medios ecuatorianos, como los diarios El Universo y El Comercio, o el canal Ecuavisa, dieron amplio destaque al sondeo de Cedatos e ignoraron por completo al del Centro de Investigación Social, lo que es un adelanto de lo que será la batalla informativa en las cinco semanas venideras”.
No obstante, según su palmarés la empresa quiteña en cuatro décadas, desde 1974, ha desarrollado una amplia experiencia en cobertura de procesos electorales bajo asesoramiento a diversos sectores. Su principal, Ángel Polibio Córdova, presidió el directorio del Banco Central en el régimen de Lucio Gutiérrez, de quien fue su asesor y trabajó también para Jaime Roldós como Subsecretario del Trabajo. Ha realizado encuestas para el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot y para los ex presidentes León Febres-Cordero y Rodrigo Borja. En 1992 asesoró a Sixto Durán-Ballén en su campaña presidencial y también hizo sondeos para el ex mandatario Fabián Alarcón.
Durante la campaña en la primera vuelta once encuestadoras colocaban al candidato a la presidencia por Alianza País, Lenin Moreno, a la cabeza de las preferencias electorales con índices que oscilan entre el 24% y el 44%. De las once encuestadoras, Market fue la única que colocó al postulante Guillermo Lasso y a Cynthia Viteri en segundo lugar con un empate técnico. Esas cifras, según dijo el politólogo Winston Alarcón en dicha oportunidad, revelan que “al momento no hay posibilidad de una segunda vuelta. Es muy poco probable que el escenario cambie en las próximas siete semanas, ya que el binomio de PAIS ha mantenido el mismo margen de popularidad en los últimos meses”. Esta misma apreciación tuvo el politólogo Dimitri Oña, de Opinión Pública Ecuador, quien destacó que los candidatos de AP y CREO tienen desde hace 12 meses una tendencia electoral estable, es decir, que se mantienen en primer y segundo lugar, respectivamente. Pese a que remarcó que es muy arriesgado predecir si habrá o no balotaje, Oña aseguró que es difícil romper esas preferencias o bandas electorales en febrero de 2017. “El día de las votaciones no existen sorpresas. Es muy improbable que el candidato que se ha ubicado siempre en el último lugar gane las elecciones, porque gran porcentaje de la población se decepcionó de la tendencia política x y optó a última hora por la tendencia y”, manifestó.
El país sabe que los resultados del 19 de febrero no coinciden con los sondeos de las encuestadoras, excepto Cedatos. Pero se ha dicho que Cedatos habría sido “juez y parte”, puesto que, como una de las nueve encuestadoras autorizadas por el CNE para hacer sondeos previos, además realiza un Exit Poll -o encuesta a boca de urna- que es difundido por las cadenas Teleamazonas y Ecuavisa como única fuente. Al punto que la ciudadanía termina asumiendo sus resultados como “oficiales”, por la fuerza comunicacional del mensaje, frente a la demora de los resultados reales del CNE.
De cara a los comicios del 2 de abril, el país cuestiona a las autoridades las exigencias que hacen a las encuestadoras para realizar su trabajo. ¿Qué requisitos deben cumplir las empresas de opinión para hacer el Exit Poll? ¿No resulta obvio que, por un elemental sentido de diversidad informativa, las cadenas televisivas deben, periodísticamente, difundir los Exit Poll de diversas fuentes o lisa y llanamente como clientes se deben a su proveedor?
¿Qué está sucediendo con el trabajo de las encuestadoras y quién regula su actividad?
Las autoridades deben exigir a las empresas consultoras de opinión que se responsabilicen legalmente, en caso de que las cifras de sus sondeos no coincidan con los resultados finales reales. Los ciudadanos reclamamos respeto en el uso de la información proveniente de sondeos callejeros. No se puede jugar con la expectativa del público, ni con las esperanzas de un país. No se puede pretender manipular la voluntad popular a cuenta de influir en la opinión de las personas, con tal o cual cifra que denote una determinada tendencia.
Los ecuatorianos estamos en total indefensión ante el resultado de una encuesta, porque creemos que éstas sí reflejan la opinión consultada a la gente. Nadie pone en duda las cifras, puesto que la información sobre los sondeos electorales pasa por el tamiz de la prensa, donde todo hecho se vuelve ontológico, es decir se vuelve real y adquiere una existencia “objetiva” en el imaginario colectivo al ser publicado. Del mismo modo, aquello que no está publicado en los medios “no existe”, si lo dijo la prensa ha de ser realmente verdad.
Las encuestadoras deben responsabilizarse notarialmente de los resultados y cifras difundidas en sus sondeos. Es síntoma de seriedad transparentar la metodología probabilística, muestras aleatorias, sistemas de tabulación y software empleado. Una vez contrastadas con la situación real de los resultados en las urnas, deben rendir cuentas de sus aciertos y fallos ante las autoridades correspondientes. No son oráculos de la Grecia, están manejando una materia prima muy sensible que es la fe de las personas en un país donde es imperativo recuperar la confianza en las instituciones.
Amerita, entonces, seguir la recomendación de los expertos: «En un país, donde la opinión pública esté manipulada y sesgada por los intereses de los medios de comunicación corporativos es necesario tener bien abiertos los ojos a la hora de leer encuestas, algunas pueden ser falsas y otras contener errores técnicos relacionados a la muestra y su procesamiento». El juego de credibilidad mediática versus incredulidad ciudadana hace mal a la nación, la democracia y al propio sentido de la participación ciudadana que finalmente se expresa en las urnas.