La contienda electoral ha provocado una polarización que divide al país con imprevisibles consecuencias. El fanatismo azuzado por odios clasistas o regionalistas, llega a expresiones de inaceptable extremismo: “O se respeta la voluntad del pueblo, o incendiamos Quito, lo digo de todo corazón”, dijo un señor obeso, con vocación y aspecto de Nerón, que agitaba a la gente frente al CNE. El señor obeso subido en una camioneta junto a dirigentes de CREO, profirió la incendiaria amenaza en las narices del alcalde de Quito, que permitió la intimidación a los quiteños sin decir una sola palabra. La asambleísta de Alianza PAIS, María Augusta Calle, lamentó este tipo de pronunciamientos e identificó a José Luis Freire, exalcalde de Baños, como la persona que lanza este llamado a la violencia. Este hecho de características políticas surrealistas, es posible en el clima de odio que está envenenando el alma de un sector de clase media quiteña que, descontenta con el gobierno, escucha y responde al llamado de la oligarquía guayaquileña representada por Guillermo Lasso.
La insólita afirmación del activista político de CREO y el silencio del Alcalde quiteño, -situación que Rodas llevará en su conciencia y tendrá algún día que explicar a los quiteños-, es una bravuconada incendiaria que confirma el grado de degradación moral y pérdida de valores cívicos elementales a la que han arrastrado al país. El silencio cómplice de los medios de información locales y nacionales ante las amenazas incendiarias contra la capital, raya en la complicidad omnímoda. Un taxista me preguntaba ayer: Y si un quiteño va a Guayaquil a amenazar con incendiar la ciudad, ¿qué diría el alcalde Nebot?
La descomposición social históricamente se da en momentos de crisis y ésta suele prender fuego al alma de los sectores medios que, ante la desesperación de saberse entre el pueblo y los oligarcas, opta por sumarse a uno de ellos, sea porque escucha amenazas o cantos de sirena. El comportamiento político de la clase mediana, representada políticamente en teoría por la socialdemocracia o la democracia cristiana, ha sido oscilante; y, en el peor de los casos, se ha sumado a la derecha política con graves consecuencias para sus propias organizaciones. Este fue el caso de la Democracia Cristiana en Chile. El día del golpe de Pinochet, en septiembre de 1973, los democratacristianos celebraron con bailes de cueca el advenimiento de la dictadura. El romance duró poco, hasta que el dictador comenzó a asesinar gente de las filas demócrata cristianas, tanto dentro como fuera del territorio nacional. En la historia, los titubeos de la pequeña burguesía permitieron el ascenso del fascismo de Hitler al poder, cuando el líder derechista ganó las elecciones en 1932, en una Alemania en crisis y con una clase media desorientada y temerosa. El comportamiento político de la socialdemocracia es incierto, y depende de cómo vea reflejados sus intereses en las promesas de los sectores políticos de derecha o izquierda a los cuales se suma.
Diálogos sensatos
Se impone hoy más que nunca el diálogo sensato entre el representante oficialista y los candidatos que representan genuinamente a sectores medios, como Izquierda Democrática de Paco Moncayo, que ha demostrado posiciones progresistas, a través de su historia con la acción de un dirigente como Rodrigo Borja que enfrentó a la oligarquía representada por León Febres Cordero en los años ochenta. Fuerza Compromiso Social del joven Iván Espinel, es otro sector con el cual Lenin Moreno ya entró en conversaciones con el propósito de generar eventuales acuerdos de gobernabilidad.
Sin embargo, lo más importante es el diálogo directo y sincero con aquellos ciudadanos que no se consideran políticos a tiempo completo, y que asisten a votar ejerciendo el derecho de elegir a quienes representen una opción beneficiosa para sus planes de vida. A ellos, que son la gran mayoría del pueblo llano, honesto y trabajador, hay que señalar un camino claro y prometer un futuro realizable, acorde con sus intereses inmediatos de tener un trabajo digno, educación para sus hijos, salud familiar y una convivencia armónica en el Ecuador de auténtica democracia y libertad que la mayoría aspiramos.
Fotografía El Diario
Video original en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=-ymbIZ-v2hA