Como pájaros de mal agüero el Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Mundial BM pronostican un mal año 2017 para América Latina, con “bajo crecimiento generalizado entre otras tendencias”, según afirma el periódico norteamericano New York Times. En un informe denominado Perspectivas de Crecimiento Mundial, emitido por los acreedores internacionales, se “calcula que América Latina y el Caribe podrían crecer un 1,2% durante 2017, lo que es un 0,4% punto porcentual menos que lo previsto en octubre pasado, mientras que para el 2018 se proyecta un crecimiento de un 2,1%. La contracción del 1,4% registrada en América Latina en 2016, es la primera plurianual registrada en más de 30 años. ,
Es sintomático que organismos de corte económico neoliberal proyecten una baja del crecimiento que “refleja en gran medida una menor expectativa de recuperación a corto plazo en Argentina y Brasil, tras cifras que defraudaron las expectativas en el segundo semestre de 2016”. FMI y BM estiman que “el producto interno bruto (PIB) de Brasil solo se expandirá un 0,2%”
En cambio, no le irá mejor a Venezuela que mostrará “un deterioro ininterrumpido de la situación”. México acusará “vientos en contra más fuertes, debido a la incertidumbre relacionada con Estados Unidos”, con un crecimiento proyectado en un 1.7% para el 2017.
Proyecciones de crecimiento
El FMI y el BM proyectan un crecimiento del 5.4% para Panamá seguido de Nicaragua con un 4%, Costa Rica 3.9%, Honduras 3,5% y Guatemala con en 3.2%. Chile mostrará un crecimiento del 2% en el año en curso. Según el Banco Mundial, Ecuador experimentará un crecimiento positivo del 0,3% en el 2017.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL, prevé para 2017 un crecimiento económico en torno al 0,7% en Ecuador. CEPAL estima que el crudo pueda recobrar a nivel mundial alrededor del 20% de su precio, lo cual tendrá un impacto positivo en la economía nacional y de todos los países productores. Entre los factores que permiten esas proyecciones, CEPAL menciona la llegada de financiamiento y algunos proyectos de infraestructura como los hidroeléctricos, lo cual será importante para sustituir algunas importaciones de combustible.
Habrá que tomar con pinzas las recomendaciones del FMI y del BM que se desprendan de sus proyecciones de crecimiento para la región, en la medida de que se trate de ajustes económicos que impacten las economías populares. Las proyecciones de cifras negativas provocan inquietud en los mercados, nerviosismo en las bolsas de valores y generan una tendencia a la inestabilidad política por el impacto social que provocan.