Una de las afirmaciones más certeras del Presidente Rafael Correa, y que resume la década de las mayores transformaciones vividas por el país en toda su historia, dice: Ecuador ya cambió. Un cambio que para los adherentes del proceso político que vive el país constituye una revolución; y, para los detractores, un maquillaje a la cotidiana realidad de injusticia, retraso y aislamiento que vivió Ecuador hasta hace una década.
Si por algo se caracteriza esta época, -la década ganada o perdida, según se la quiere ver-, es por haber recuperado la rectoría del frente social, lo que dio como resultado que la ciudadanía recupere la credibilidad en el sector público del país. La restauración del rol protagónico de un Estado soberano y rector de la vida nacional, constituye la esencia de la revolución política que emprendió el Ecuador en el 2007. En el nuevo rol, el Estado asumió la realización de una vasta obra pública en varios frentes con la construcción de escuelas, carreteras, seguridad, hidroeléctricas, unidades de policía comunitaria, centros recreativos, etc. Sin embargo, la obra más importante de la Revolución Ciudadana es haber devuelto la esperanza, el orgullo y la autoestima a los ecuatorianos, según ha expresado el Presidente Rafael Correa.
En denodada lucha contra el pasado, Ecuador asumió su vocación de futuro bajo la conducción de un liderazgo fuerte y preclaro, en el modelo de país que quería cincelar sobre las páginas de una historia inédita hasta el momento de tomar el poder el movimiento político de la Revolución Ciudadana. El carácter revolucionario de la obra estatal consiste en haber emprendido la construcción de un nuevo país, con el rostro inaugural de un sistema de vialidad sin precedentes, que incluye un tendido de 10 mil kilómetros de carreteras; centrales hidroeléctricas, infraestructura de salud y educativa inicial, media y superior, reformas en el sistema judicial y político participativo, definición de las fronteras con nuestros vecinos y un sistema de respuesta inmediata ante catástrofes para todo el país denominado ECU 911, entre otras realizaciones.
Un inventario concreto de las obras del gobierno que cumple diez años en el poder, registra: proyectos y mega proyectos energéticos como la Central Térmica Esmeraldas y las hidroeléctricas Manduriacu, Toachi Pilaton, Mazar Dudas, Coca Codo Sinclair, Mina San Francisco, Sopladora, Comunidad del Milenio Pañacocha, Modernización Refinería de Esmeraldas, Centrales térmicas Esmeraldas, Quevedo II, Multipropósito BABA 20 mil Ha de cultivo, Multipropósito Chone, Trasvase Chungón / San Vicente; Daule/ Vinces, Terminal Marítimo de Gas Monteverde y gaseoducto Chorrillos, Control de Inundaciones Bulu Bulu, Proyecto Hidroeléctrico Quijos, Termogas Machala y Proyecto Delsitaniagua. La construcción de puentes enormes sobre el Rio Napo, El Aguarico, Bahía de Caráquez, Duran Guayaquil. En obras de infraestructura destacan además el Parque Los Samanes en Guayaquil, el Tren Ecuador, Puerto Internacional de Posorja, y el Proyecto fotovoltaico Galápagos, entre otros.
Junto a la significativa obra material, el Estado se ocupó de fortalecer la seguridad de los ciudadanos con la implementación de Unidades de Policía Comunitaria UPC en todo el territorio nacional. También se ejecutó el mejoramiento de las comunicaciones con la modernización de CNT y se optimizó el servicio público con la modernización de las instituciones del Estado. Así como la política pública llevada adelante en materia de educación, que incrementó 8 veces el presupuesto para el sector, con la inauguración de ciento de Escuelas del Milenio en todo el país. La creación de Universidades Yachay Tech, Ikiam, Unae y Universidad de las Artes y la entrega de 15 mil becas para que los jóvenes ingresen a estudiar una carrera en las mejores universidades del mundo.
La obra estatal en materia de salud es transformadora en términos estructurales, gracias a una nueva concepción de la salud pública en las áreas de medicina preventiva y curativa. El Estado asumió ese derecho ciudadano con la implementación de la más grande red hospitalaria y centros de salud en todo el territorio nacional.
De igua modo, la política reivindicacionista del Estado plurinacional e intercultural, protegió con prioridad a las nacionalidades indígenas, su cultura ancestral y rol histórico, frente a una geografía considerada en los derechos de la naturaleza a la proteción y conservación ambiental.
En el ámbito social, prioridad del gobierno de Rafael Correa, los cambios son significativos con la puesta en marcha de una política de inclusión, justicia y reivindicación de los derechos humanos que literalmente sacó de la pobreza a un millón y medio de ecuatorianos. Solo uno de los programas emblemáticos, la Campaña Misión Eugenio Espejo, atendió las necesidades de más de 140 mil discapacitados en todo el país, gestión que dirigió personalmente el Vicepresidente Lenin Moreno.
La seguridad social es otro rubro emprendido con sentido revolucionario y que cambio la vida a millones de habitantes del campo y la ciudad con la ampliación de la cobertura del Seguro Social a todos los miembros de la familia. Esta decisión política implicó incrementar la red de 700 mil afiliados a más de dos millones y medio de personas beneficiadas con los derechos de la seguridad social protegidos y garantidos por el Estado.
En el ámbito de la política exterior, Ecuador inauguró una nueva concepción geopolítica con una definición de soberanía y respeto y convivencia pacífica frente a todos los pueblos y nacionalidades del mundo. El protagonismo ecuatoriano en foros regionales, así como la influyente voz del país en la toma de decisiones a nivel mundial se hizo sentir con fuerza y claridad en las distintas instancias de deliberación internacional.
Un día como hoy, hace 10 años, el Presidente de Ecuador Rafael Correa, triunfó en la elección presidencial que inauguró la revolución y transformó a la nación en un país de vanguardia, después de ser uno de los más atrasados del continente. Rafael Correa, considerado el mejor presidente en la historia del Ecuador, es un economista y profesor universitario que antes de asumir la Presidencia de la República, fungió como ministro de economía. El 15 de enero de 2007, en su discurso de asunción al cargo, Correa se refirió a la necesidad de luchar por una revolución ciudadana, consistente en el cambio radical, profundo y rápido del sistema político, económico y social vigente. Correa deja el cargo con la conciencia del deber cumplido y asignaturas pendientes, en cuanto a un cambio en las relaciones de producción, traspaso de la propiedad de los medios de producción, una revolución cultural y una reforma agraria en el campo ecuatoriano, labor que deberá asumir su relevo político en la presidencia del país.
Rafael Correa ha dicho: “Recibimos con mucho entusiasmo esta década ganada para más de un millón de ecuatorianos que han salido de la pobreza, para miles de estudiantes que ahora están en las mejores universidades y para los sectores urbano populares y marginales que han crecido y que ahora tienen derechos en esta patria nueva”. El Ecuador ya cambió, pero todavía hay mucho por hacer: Ustedes son el cambio, por ti vamos a vencer, convoca el Presidente de la nación.