La difusión de un video en redes sociales conteniendo imágenes del señor Orlando Pérez, Director de diario El Telégrafo, mientras instaba a una señorita de nombre Gloria O. a que abandone su departamento, ha puesto en el tapete otro caso de eventual manipulación política. Una escena que, a todas luces, corresponde a una situación intima, personal de los protagonistas, se convierte en mediática por obra y gracia del morbo, con clara y ruin intención de afectar la imagen de quien ejerce un cargo público en el periódico estatal.
La vertiginosa viralización del video en redes sociales, acompañado de una avalancha de insultos y amenazas en contra del señor O. Pérez, es clara evidencia de las protervas intenciones de quienes pretenden convertir un asunto privado en un hecho público, al calor y como bajeza de propósitos de la contienda electoral.
¿Qué retorcidos intereses oculta un acto de esta naturaleza? ¿A quién favorece que el señor Orlando Pérez se vaya a la cárcel por presuntos actos de violencia contra la mujer? ¿Qué gana el país con un ciudadano menos en capacidad de defender un proceso político, que se nutre y refleja, precisamente, de los valores cívicos de quienes defendemos una forma digna de hacer política?
La moralina convertida en politiquería, es un peligroso componente de toda contienda electoral. El prejuicio convertido en argumento ideológico, pone la ruindad a la orden del día. Que se miren al espejo y lancen la primera piedra, quienes están libres de protagonizar una escena tan cotidiana e inocua como la que se observa en el video difundido en las redes. Que la justicia preste oídos a la verdad de los hechos y haga caso omiso de quienes, en grotesca burla, pretenden valerse de los derechos de la mujer para denostar la figura pública de un comunicador que ha demostrado claros principios éticos en su actuar como ecuatoriano.
El señor Pérez, en rueda de prensa ha manifestado que comparece ante el país en un acto de “responsabilidad pública, transparencia y franqueza”, con el fin de “acatar las leyes para que se haga justicia”. Quienes seguimos, como lectores, los trabajos periodísticos de O. Pérez, podemos consignar que sus palabras son absolutamente coherentes con la escala de valores que ha exhibido en sus intervenciones periodísticas y ciudadanas. La preocupación mostrada por Pérez, en sus declaraciones de prensa, ante la afectación que el suceso en cuestión trae a la señorita Gloria. O., demuestra su viril bonhomía coincidente, por demás, con su reconocida postura “en favor de la mujer y en contra de la violencia”.
LAPALABRABIERTA manifiesta público rechazo a las injurias y amenazas proferidas en contra del señor Orlando Pérez, con la miserable intención de destruir la imagen de un colega de irreprochable proceder profesional y humano. Otra muestra de que la ruindad, está a la orden del día.