Cuando me dieron la referencia del inventor, creador de una planta piloto de cogasificación en capacidad de generar combustible a partir de desechos orgánicos, me imaginé un señor mayor con lentes de Ciro Peraloca, medio neurótico y lleno de manías; es decir, el prototipo que nos hemos formado del inventor loco. Oh sorpresa, al conocer a Ricardo Narváez, la cosa cambió, drásticamente, ya que se trata de un joven ingeniero, casi un muchacho, lleno de energía y una visión muy desmitificada de su actividad como inventor.
Ricardo es el mentalizador y líder del equipo de trabajo del Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables INER, organismo que desarrolló un prototipo para procesar residuos urbanos y obtener combustible líquido. El proyecto denominado “Modelo Cinético e Implementación de Reactor Piloto para cogasificador de resultados sólidos y carbón”, está localizado en Santo Domingo de los Tsáchilas, al interior de la comunidad Pedro del Laurel, donde residen 330 habitantes, próxima a la estación del INIAP de La Concordia.
-Es un proyecto pionero,-señala Narváez-, se podría replicar en los diferentes GADs en lugar de invertir en un relleno sanitario, sería mejor hacerlo en un gasificador que pueda generar combustible para abastecer la propia gasificación. El excedente, en forma gaseosa, puede abastecer un motor para generación eléctrica. De esta manera el excedente de energía se puede incorporar a la red interconectada y se podría dar una alternativa a los rellenos sanitarios de cielo abierto y a la generación de contaminantes.
El proyecto financiado por la Senescyt, que arrancó en el año 2013, corresponde a la primera patente obtenida en el IEPI por concepto de una invención realizada por técnicos ecuatorianos. En la planta gasificadora de San Pedro del Laurel se procesa el 40% de 200 kilos de basura diaria que corresponde a desechos orgánicos aprovechables provenientes de residuos de comida. La tecnología empleada en el gasificador es de origen europeo, según señala el técnico Daniel Rivadeneira, y se viene desarrollando en varios países, luego de ser introducida por Alemania ante la imposibilidad de tener acceso al petróleo en la Segunda Guerra Mundial. En el Ecuador el uso de este procedimiento tecnológico es una novedad, y todavía no hay un análisis del tipo de basura que generamos y las diferencias que existen entre una zona geografía y otra. El empleo comercial de este producto, está más enfocados en obtener combustible de aviación, esa fue la investigación realizada, concluye el técnico del INER.
Paola Cuji, integrante del equipo investigador, señala que todavía el combustible obtenido no se lo puede ingresar a un motor de combustión porque se está investigando el octanaje, sus puntos de inflamación y otras propiedades químicas y el impacto contaminantes de su componente de CO2, asi como las posibilidades de usarlo mezclado con otros combustibles. De la investigación se confirma que durante el proceso se utiliza hasta el 80% de la materia prima de desechos, para obtener combustible líquido.
¿Cómo funciona el proceso?
El primer combustible obtenido es un gas de síntesis, acondicionado bajo un proceso de un reactor Fisher que acelera la velocidad de reacción del gas de síntesis que se forma de la gasificación. La torre principal del gasificador mide 6 metros de altura en un área de 30 mt2 de la planta, donde existe un alto grado de automatización controlada por computadora. Los técnicos sostienen que el propósito obtener productos condensables de cadenas largas de mayor peso molecular, que son los combustibles líquidos. Durante la fase inicial del proceso, se obtiene un combustible gaseoso de alto contenido de hidrogeno, luego en una siguiente fase se obtiene el combustible líquido. El carbono contenido en los residuos se transforma para obtener el combustible en un proceso de gasificación, cuyas muestras carbónicas son sometidas a altas temperaturas. El proceso calórico de aire, acelera su reacción y genera gas que es destinado a diversas aplicaciones. La capacidad comburente del combustible obtenido se la mide por su poder calórico, que es la energía que emite esta sustancia. Aun este aspecto de la investigación no determina su poder calórico respecto de otros combustibles de origen mineral como los derivados del petróleo. La gasificación es una combustión controlada, de tal manera que en lugar de llegar a CO2, -que es a lo que llega todo lo que se quema-se puede parar el proceso en un punto intermedio, y en ese punto todavía el gas que se saca se lo puede quemar en otro lado. El gas que sale tiene hidrógeno y monóxido de carbono que le da posibilidad de ser quemado posteriormente, explica Ricardo Narváez.
-Nosotros alimentamos la basura por la parte de arriba de la planta. Primero se seca la basura, sale toda el agua. Después empieza a salir el humo por evaporación. Ese humo se empieza a quemar parcialmente y allí empieza la conversión y la parte final se puede regresar a la materia organiza gasificada. En esta etapa de investigación estamos sacando recetas. La segunda etapa se trata de sacar las recetas de manera continua.
¿Qué destino tiene el proyecto?
El INER como organismo encargado de la eficiencia energética de las energías renovables en el país, aspira a que el modelo de gestión del proyecto brinde resultados en la transferencia tecnológica que ya está validada. El siguiente paso es escalar la tecnología y llevarla al usuario que la usará de manera continua. El invento patentado en el IEPI es propiedad de INER y de Senescyt que ostentan el 80% de los derechos de propiedad intelectual e industrial, versus el 20% que corresponde a los jóvenes investigadores.
La carrera de investigador, que antes no existía y que hoy es fomentada en el Código Ingenios de reciente aprobación, representa -según el equipo de INER- un estímulo, ya que propende a que el Estado pueda asegurar capital de riesgo con líneas de financiamiento para ideas innovadoras que se encaminan a transformar la matriz productiva del país. En ese sentido, el proyecto contribuye a generar saberes propios a nivel local, como reflejo de una nueva política cognitiva que se empieza a implantar en el Ecuador.
–El conocimiento se lo debe llevar a la sociedad, que es el destino final de la tecnología y la ciencia. En ese tema estoy de acuerdo, porque es un producto de la educación que te da el sistema para sacar adelante tus ideas. Difícilmente una persona sola puede hacer las cosas, es un esfuerzo individual, pero el simple hecho de que existan las condiciones hace posible la actuación colectiva, concluye Ricardo Narváez.