Esta sentencia es una de las que más se pronunciaron el 26 de septiembre de 2016, día de la Firma de la Paz, entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, FARC.
Y es que uno de los anhelos más preciados del ser humano es vivir en paz, en este caso, de los hermanos colombianos, eso se evidenció en las lágrimas que derramaron los miles de asistentes a esta ceremonia de máxima emotividad. Día que cierra un capítulo muy triste de la historia del vecino país y abre una puerta a la esperanza, la fraternidad y la armonía.
Cartagena de Indias, Patrimonio Cultural de la Humanidad, fue el escenario de este evento histórico entre Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño Timochenko. Esta ciudad fue escogida por ser la capital de los derechos humanos, además de ser la ciudad donde los esclavistas llevaron a sus víctimas durante el periodo colonial.
Como testigos de este acto histórico, estuvieron los presidentes de los países garantes del proceso: Cuba y Noruega y como acompañantes: Venezuela y Chile.
El Secretario de las Naciones Unidas, Ban ki -Moon, comprometido a supervisar el cese de fuego bilateral y la dejación de armas, representantes de organismos internacionales, mandatarios de 15 países de la región, el Secretario de Estado de Estados Unidos John Kerry, 40 mandos de las Farc, líderes políticos colombianos y 2.500 invitados especiales, acompañaron a esta cita con la historia colombiana, que pretende poner fin a 52 años de conflicto armado, el más antiguo de América Latina.
El conflicto deja un saldo de $137.000 millones en las últimas décadas, 220.000 muertos, 25.000 desaparecidos y siete millones de desplazados. Sólo en Ecuador tenemos 60.000 refugiados colombianos que están insertados en la vida económica y social del país, y 100.000 solicitudes de refugio. Ahora, se aspira que el Ejército de Liberación Nacional, ELN, se sume al proceso de Paz, de manera definitiva, para dejar que el sufrimiento y el dolor sea sólo un recuerdo ingrato.
En la 71 reunión de las Naciones Unidas, celebrada la semana pasada, Juan Manuel Santos, entregó al Consejo de Seguridad de la ONU, una copia del acuerdo de paz. Contó que este el resultado de un gran esfuerzo para acabar el último conflicto armado en el hemisferio occidental, luego de 6 años de negociación, (2 en secreto) y 4 de forma abierta.
Destacó que en las 297 páginas pactadas en La Habana, Cuba, consta un capítulo de género para darles los mismos derechos a los hombres y mujeres, que dejan las armas. Asunto que no será fácil pero que existe la voluntad de las partes para concretarlas.
Para conocer los detalles de este Acuerdo y comprender el conflicto armado, invitamos a Omar Ospina, colombo-ecuatoriano, quien vive más de 40 años en Ecuador. Él ostenta una amplia trayectoria periodística, también es escritor y analista político, he aquí sus apreciaciones:
1.- Con la firma del Acuerdo de Paz que se concretó entre el gobierno colombiano, presidido por Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, considera que se instala en Colombia una paz sostenida?
Creo necesario aclarar que no fue un arreglo personal entre Manuel Santos y Rodrigo Londoño «Timochenko». Fue un Acuerdo entre un grupo insurgente que tienen 60 años luchando por un cambio político, social, económico y que lamentablemente cometió excesos, y el Estado colombiano. Es un Acuerdo entre el Estado y una organización insurgente, a la cual se le concedió estatus político para conversar con ella.
Aclarado este punto, creo que este es el final de un camino y el comienzo de otro. Las Farc estuvieron 60 años luchando por un cambio de estructuras con todas las armas que pudieron de utilizar, legítimas e ilegítimas. Hubo momentos en que no fueron consideradas insurgentes sino un grupo de bandidos como les trata el ex presidente Uribe (un bandido peor que ellas).
Este grupo utilizó sus armas para luchar contra el Estado colombiano y sus Fuerzas Armadas y contra el establecimiento utilizando recursos legítimos e ilegítimos, igual que los que utilizan las clases dirigentes colombianas, que no son nada inocentes en este asunto. Ellas también han utilizado al narcotráfico, se han nutrido del narcotráfico, han ordenado asesinar a sus enemigos, etc. De tal manera que este no es un arreglo entre inocentes, es un arreglo entre culpables. El inocente es el pueblo colombiano que además parece ingenuo y hasta ignorante porque sigue creyendo que es mejor la guerra que la paz.
2.- ¿Cuáles son los puntos más destacables de este Acuerdo?
Entiendo que son seis puntos los más importantes. Uno de ellos es la restitución de tierras a los campesinos, y vamos a ver si se lleva a cabo. Este es el punto que menos les gusta a los enemigos de la paz, en razón de que les van a obligar a restituir a los campesinos desplazados, unos 6 millones, las tierras que a través de los grupos de paramilitares, financiados por los enemigos de la paz, les arrebataron.
Obviamente, falta lo que las Farc les han quitado a comunidades campesinas a las cuales han hecho huir de ciertos sectores, pero en mucho menor proporción de lo que hicieron los paramilitares en beneficio de los grandes terratenientes.
Otro punto es cómo se van a reinsertar en la vida civil. Se tienen que reinsertar compitiendo con el resto de la sociedad para su propia supervivencia, en algo que no están acostumbrados a hacer. Han vivido de la guerra 50 años y tienen que aprender a vivir de otra manera, reinsertándose a la sociedad, y para eso hay que ayudarles. Y no es la primera vez que se hace. Con esta gente hay dos alternativas: ayudarla a reinsertarse para que no siga matando, para se integren al mercado laboral o al mercado de trabajo, o asesinarlos como se hizo anteriormente con la Unión Patriótica. ¿Las empresas privadas les van a dar trabajo? Creo que no. El Estado debe tratar de que esta gente tenga recursos económicos para ir, poco a poco, reinsertándose y dejando de matar a sus semejantes.
Si, como hicieron el Estado y sus Fuerzas Armadas con la Unión Patriótica cuando asesinaron a 6.000 ex miembros del M19, la alternativa es asesinar a los ex miembros de las Farc, yo, y lo digo públicamente, renuncio a la ciudadanía colombiana porque mi país no merece un ciudadano que quiere la paz por la vía de la paz en lugar del camino de los sepulcros.
3.- Pero el 85% del pueblo colombiano rechaza a las Farc por los desafueros cometidos en estos años.
Sí, y ojalá fuera el 99%. Yo también rechazo a las Farc, rechazo que haya guerra, rechazo que haya guerrilla, rechazo la vía de las armas para conquistar el poder. Pero una cosa es rechazar la violencia y otra cosa es rechazar las miles de personas que quieren reintegrarse a la sociedad civil después de un conflicto interno como este. Todos merecemos una segunda oportunidad, incluidos los paramilitares y los miembros de las FF AA incursos en crímenes y desafueros. Y si Colombia no le puede dar a esa gente una segunda oportunidad es porque tampoco la merecemos.
4.- Con la firma del Acuerdo, las FARC prácticamente trasladan su lucha armada a la lucha electoral, es decir irrumpen en el escenario político.
Me parece absolutamente legítimo. Han venido haciendo la lucha por el cambio de estructuras económicas, sociales y políticas con las armas. Ahora quieren luchar con ideas, palabras y argumentos, tenemos que darles esa oportunidad. Esto no es una rendición, nadie se ha rendido, no se ha ganado una guerra, no se ha ganado una batalla. Se conversó con un enemigo y ahora a ese enemigo hay que aceptarlo como un nuevo integrante de la sociedad, ayudándole que se reincorpore a esa sociedad, no asesinándolo ni negándole las posibilidades de hacer la lucha que quieren hacer, la lucha política. ¿Tenemos miedo de que ganen curules en el Congreso? Pues de eso se trata, de que dejen de disparar y empiecen a argumentar para construir, con ellos también, una Colombia mejor.
5.- ¿Cuáles serían las acciones que las Farc cometieron y que la sociedad colombiana no estarían dispuestas a perdonarlas?
Ellos cometieron delitos muy graves suficientemente conocidos, pero estamos tratando de perdonar esos crímenes. Hemos llegado a un Acuerdo para solucionar el problema de la guerra y evitar que ellos sigan cometiendo delitos como el secuestro, masacres, etc. Porque, ¿del otro lado qué? El Ejército mató a más de 2 mil personas disfrazándoles de guerrilleros para cobrar recompensas. Las Fuerzas Armadas han cometido delitos que también debemos perdonar, estaban aliados con los paramilitares, muchas de las masacres fueron realizadas por los paramilitares en colusión y auxiliados con armas, elementos y dinero de las Fuerzas Armadas. Tenemos que perdonar de lado y lado, o no nos perdonemos ninguno y sigamos matándonos. Esa es la alternativa, hay que perdonar, sin olvidar lo que pasó, sea lo que sea lo que hayan hecho, de uno y del otro lado.
6.- Algunos analistas sostienen que grupos delincuenciales tomarían la posta a las Farc en sus dominios que dejarán, una vez que se reintegren a la sociedad civil
Ese es un riesgo, es gente que está acostumbrada a la confrontación armada. Algunos han dicho que no se van a reinsertar y que prefieren quedarse en el monte. Obviamente, el Estado colombiano, frente a esta situación, tendrá que utilizar todo su poder disuasivo, por las buenas o por las malas, para acabar con esos grupos. Espero que sea solamente una amenaza, que a la vista de la realidad, reconsideren y se vayan reintegrando poco a poco. Probablemente habrá gente que se dedique al delito común, al crimen, al robo, al asalto, al abigeato, porque no quieren integrarse a la vida civil o porque lo encuentran muy difícil o porque piensan que los van a matar. Frente a esto, el Estado va a tener que ejercer, contra ellos, toda su autoridad, pero a quienes no estén en ese camino y quieran reinsertarse de verdad, el Estado tiene la obligación de apoyarlos, y la sociedad civil colombiana decente, con ética y moral, tiene que perdonarlos. De lo contrario, Colombia demostraría que no es un país civilizado, que es un país de salvajes.
7.- El próximo 2 de octubre se realizará el plebiscito para legitimar este Acuerdo, lamentablemente sólo el 35% de colombianos podrá votar, en razón de que sólo este porcentaje está registrado en padrón electoral, allá el voto es voluntario
Sí, no solamente que la abstención es muy alta y vota sólo un 35% y hasta un 40% del padrón. Entiendo que la base electoral para este plebiscito es más o menos el 13%. Es decir ni siquiera el 35% tiene que votar, con que vote el 15% del padrón electoral, el plebiscito se legitima. Si de ese 15% que vota y que correspondería a unos 3 millones de votantes, el 51% dice sí a la paz, no hay problema. Aspiro que el pueblo colombiano, tenga o no la obligación de votar o de formar parte de ese 15% habilitado y necesario, le diga sí a la paz para que no nos sigamos matando y encontremos el camino del futuro. Aspiro a que mi país reaccione con humanidad y decencia, y vote siquiera el 80% de la gente empadronada, y de ese 80% por lo menos el 99% votara en favor de la paz; probablemente sea una utopía, pero vamos a ver el 2 de octubre si Colombia merece o no merece la paz.
8.- Este fin de semana se reunieron los Comandantes de las FARC en Llanos de Yarí para organizarse como partido político legal y dar puntos de vista sobre su futuro que les depara en medio de una sociedad que les rechaza
Ellos están preocupados ante el clima que han creado individuos deslegitimados políticamente y sobre todo moralmente como Álvaro Uribe y la gente que lo rodea. Ellos han tenido tanta capacidad de convencimiento que han encontrado las puertas abiertas de los medios de comunicación para hacer su campaña perversa anti colombiana y mucha gente les comen el cuento. A mí me desilusiona mucho que un país como Colombia, de gente supuestamente con un buen nivel cultural, haya elegido a un bandolero como Uribe como el mejor ciudadano de la historia; eso es decepcionante, eso habla muy mal de mi gente, no puede ser que gente supuestamente culta e informada, haya votado por un criminal y un corrupto como Uribe como el mejor colombiano de la historia, eso yo no lo entiendo.
9.- De hecho a nuestros lectores les interesaría conocer cuáles son los orígenes de las Farc.
Los orígenes de las Farc son las desigualdades sociales y económicas, las injusticias que han prevalecido en Colombia durante 200 años de vida republicana, ese es origen de las FARC. No es que salieron a guerrear al monte porque son bandidos por naturaleza. El origen es la injusticia con que se ha manejado la situación social en Colombia, la persecución de muchos agentes del Estado contra campesinos para despojarlos de sus tierras en beneficio de los grandes terratenientes. El origen de las Farc no es un origen de guerra, es un origen político, ideológico, social y humano. Su lucha fue legitimada por mucho tiempo, aunque sus acciones posteriores las deslegitimaron, pero eso es otra cosa.
No he aludido al narcotráfico porque yo creo que el narcotráfico no es un delito. Es una posibilidad comercial que brindan el capitalismo y la economía del mercado. El dinero del narcotráfico lo han utilizado los grandes empresarios, los paramilitares, los bandidos, las FARC, los narcotraficantes, todo mundo lo ha utilizado. No creo que en Colombia haya mucha gente no contaminada con el dinero del narcotráfico. Es una riqueza mal habida que ha permeado a toda la sociedad en poco o en mucho.
De manera que no seamos hipócritas y asumamos que esa guerra contra el narcotráfico es una imposición de los Estados Unidos para que el negocio siga boyante, porque en la medida que ese negocio siga siendo prohibido y se mantenga la guerra contra la droga, el gran beneficiario va a seguir siendo el que siempre ha sido: el gran sistema financiero mundial porque allá va a dar todo esa dinero.
Esa plata no se esconde en la alcancía o en el baúl de la abuela, ese dinero va al sistema financiero mundial. De manera que hay muchas razones para que siga prohibido y para que el comercio de la droga sea considerado un delito o se aun negocio. No es un delito, es una mala costumbre. Es un problema económico y de salud pública, no de penitenciaría ni de cárcel, ni de guerra. Suprimimos su absurda rentabilidad legalizando el negocio y eliminamos el problema.
En este aspecto, los medios de comunicación han jugado un papel ambiguo, ambivalente y muy oportunista. En ocasiones, individualmente, muchos comentaristas, inclusive intelectuales de gran valía como Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis, ya fallecidos, desde hace muchos años, venían diciendo que hay que acabar con el problema del narcotráfico, quitándole su ilegalidad. Inclusive el ex presidente Ernesto Samper fue uno de los primeros en decir que hay que legalizarlo para que deje de ser negocio.
10.- ¿Cuál ha sido el papel de los medios de comunicación colombianos en este proceso de paz?
En el tema de la paz, sí creo que los grandes de medios de comunicación colombianos están el lado de la paz. Con muchas dudas pero en el fondo todos queremos la paz.
11.- ¿A quiénes les interesa mantener la guerra?
En primer lugar al señor Álvaro Uribe y todos sus amigos latifundistas y terratenientes, a ellos les interesa seguir quitándoles y robándoles las tierras, por medio de la violencia, a los campesinos. Son 6 u 8 millones de campesinos desplazados. ¿Dónde están las tierras de esta gente? qué le pregunten al señor Uribe, a la señora Fernanda Cabal esposa del Presidente de la Federación Nacional de Ganaderos y enemiga del Acuerdo, a doña Paloma Valencia, hija y nieta de latifundistas. Ellos son los beneficiados de la guerra, los que quieren que siga la guerra como negocio. Entonces o les hacemos caso a los que siempre han perjudicado económica y políticamente a Colombia, o hacemos un alto y empezamos a mirar a la gente que verdaderamente quiere una Colombia en paz.
12.- ¿Se logrará una reconciliación del pueblo colombiano?
Tiene que haber, porque o nos perdonamos y nos reconciliamos con el viejo enemigo, o nos seguimos matando.
13.-¿ Qué gana Ecuador con el cese del fuego colombiano?
Tranquilidad, en el sentido de que su frontera norte, que es muy larga, ya no va a requerir tanto esfuerzo y atención del Estado. Supongo que algunos de los miles de refugiados colombianos que viven en Ecuador empezarán a regresar a su casa, a su finca, al lugar de dónde les sacaron y no porque Ecuador les moleste, al contrario es un país muy querible, un país donde todos nos hemos sentido muy bien.
Al respecto, un periodista colombiano, Daniel Samper Pizano, solía decir que los colombianos nunca nos quedamos en ninguna parte; nos vamos quedando, todos los días nos vamos quedando, hasta que un día que siempre soñamos, regresamos a Colombia; pienso que todo colombiano que vive afuera quiere morir en Colombia.
Luego de conocer el criterio de Omar Ospina, quiero registrar mi anhelo que la Paz que va a cubrir a Colombia, también nos cubra a todos los seres humanos de buena voluntad. Que en medio de tantas incertidumbres que aún persisten después de esta firma, triunfen las certezas. Por lo que, aspiro que se forme un fuerte movimiento ciudadano que defienda el proceso para que consolidación de la paz y la justicia se haga una realidad.