A inicios del nuevo milenio apareció un libro revelador: Referentes. Un conjunto de ensayos del escritor ecuatoriano Abdón Ubidia, cuya aguda y penetrante mirada a los signos culturales y políticos de nuestro tiempo, trazaron la ruta en la búsqueda de respuesta a la revolución cultural que el neoliberalismo impuso en nuestros países latinoamericanos. A 16 años de la primera edición, Ubidia reedita el texto original y lo enriquece con dos nuevos ensayos, uno referido al rol del curador que suplanta al artista, y otro sobre el pensamiento vigente de Jean Paul Sartre.
Cuando vivimos una época de veladuras dirigidas y misterios elegantes, filósofos sostienen que hemos abandonado la realidad, que el mundo es una mera representación; antropólogos afirman que lo híbrido contamina la cultura. Cuando sociólogos definen la llamada globalización como un proceso fatal y avasallante y los filósofos decretan el fin de la historia, y los politólogos no distinguen diferencias entre la izquierda y la derecha, surge este nuevo y vibrante alegato acerca de la urgente vigencia de los referentes históricos, políticos y culturales de la humanidad.
Referentes 2016 emerge como el gesto disidente de un intelectual humanista de aquilatada trayectoria en el ámbito de las letras hispanoamericanas. Gestor cultural, autor de cuento, novela y ensayo, Abdón Ubidia, una voz de múltiple resonancia en el ámbito de la cultura de nuestro tiempo, nos convoca a la reflexión sobre el impacto de la doctrina neoliberal, a través de un libro a todas luces, necesario. En un conversatorio urgente, Ubidia revela los profundos motivos que lo llevaron a reeditar su célebre libro de ensayos Referentes 2016.
Referentes es el resultado directo de lo que se ha dicho desde la disidencia ¿Sigues siendo un disidente?
Reivindico siempre mi actitud política de izquierda. Sin acudir a definiciones complicadas, me refiero a diferencias entre izquierdas y derechas que básicamente tienen que ver con la equidad. La palabra que gobierna mi ideología es la equidad, más que el concepto vago de igualdad. Yo vengo desde los años sesenta en que empecé actuar en política, en el arte y en la literatura. Todos quienes estábamos en la izquierda éramos disidentes. Disidentes del sistema, del estatus quo, del capitalismo, disidentes de una política sometida a los designios del imperio.
En el libro se afirma que el neoliberalismo no fue una doctrina macroeconómica, fue una filosofía, una cosmovisión, una epistemología ¿Qué caracteriza al neoliberalismo?
El neoliberalismo activó el pensamiento del economista Friedrich von Hayek que actualizó la idea de que todo es mercado, en contra del keynesianismo que habló del papel regulador y dinamizador del Estado en la economía. Los estados ya no son la solución, sino el problema. En 1980 tienes el gobierno de Reagan en EE. UU, la Thatcher en Inglaterra, en la Iglesia a Juan Pablo II y en economía a Friedman. El neoliberalismo no se planteó como una doctrina macroeconómica, sino como una revolución cultural que comprometió a todos los aspectos del saber humano. ¿Por qué se caracterizó el neoliberalismo? Por suprimir todos los grandes referentes que la humanidad haya construido durante siglos. De pronto se habló que la historia había muerto, que las clases sociales ya no existían -eso lo decía Daniel Bell- se habló que ya no había diferencia entre el bien y el mal, porque todo era representaciones.
El neoliberalismo es más cultural que económico, ¿sigue siendo así?
El fenómeno cultural es paralelo y complementa el neoliberalismo económico, al final es una guerra de los ricos contra los pobres. Esa guerra esta mediada por condicionamientos de carácter ideológico; en ese sentido, en el ámbito de la ideología es cuando opera esta revolución cultural convenciéndonos con un discurso aparentemente novedoso, muy complejo no hecho para los simples que fue potestad de ciertos economistas y hecho a la medida por el Banco Mundial.
¿Sigue vigente ese mundo de representaciones que habla Baudrillard, y cómo se expresaría?
Claro, hay que distinguir. Unas son representaciones verdaderas y otras falsas. Siempre ha habido representaciones, cuando escribes y cuando hablas es una representación de lo que estas pensando. Lo que discutimos es cuando la representación no corresponde a la realidad y eso fue lo que pasó con la revolución neoliberal. Simplemente te pasaban gato por liebre, con el discurso complejo se ocultaban las verdaderas relaciones de los seres humanos, sino también todo el complejo que rigió el imaginario político y social de los años sesenta. No era coincidencia de que todos los grandes artistas, con excepciones muy puntuales, estaban en la izquierda. Eso había que erradicar, así como lograron erradicar la pintura figurativa para imponer la pintura abstracta como hegemónica; y ahora, en otro momento, el arte neo conceptual. Así se logra que la gente no entienda, con esa complejización de los discursos. Se hablaba de las bondades del libre mercado, pero sin embargo en lo sustancial, la capacidad de acumular, el reparto del pastel mundial de la riqueza siempre fue algo escondido. Ahora se sabe que en el 1% de la población está el 99% de la liquidez el mundo. Los medios no van a explicitar esa idea, porque se ubican del lado de los grandes poderes, si no son parte de los grandes poderes.
¿La falacia de declarar la no existencia de la izquierda y la derecha, forma parte de la política actual?
Claro, pero eso dijo Daniel Bell en los años sesenta y sostenía que no hay diferencia de clases, por lo tanto, ideológicas tampoco, y esa es una actitud política. Negar que existe la izquierda y la derecha y las ideologías es una actitud de derecha, porque la izquierda siempre reconoce las ideologías. ¿No hay ideologías, desde dónde me hablas? Desde la derecha.
García Canclini se refiere a la cultura como un híbrido, ¿cómo diferenciar las culturas cultas, de masas y popular?
Yo oí charlas a García Canclini que alegaba mucho los aportes a la cultura popular. Años antes, se consideraba una cultura culta dominante y una cultura popular dominada, y que ese era el universo de la cultura. Pero ahora no es así, la real cultura dominante es la cultura de masas que impregna todo. El hecho de que haya megaconciertos y bibliotecas vacías, por algo será. Es una cultura mediática. Yo reproche a García Canclini de esos años, que hubiese escrito Las Culturas Híbridas, un libro en que todo se refunde, es como perder el bien y el mal, perder derecha e izquierda, perder las relaciones de producción. Si es que no le puedo acusar al él de neoliberal, si puedo entender que ha sido influenciado por esa gran onda cultural del neoliberalismo.
¿La cultura de masas que impera en la actualidad, es sinónimo de cultura híbrida?
No, hay culturas que se defienden. ¿Cómo voy a preferir concierto de estrellas del cine mundial, a un concierto de mis músicos clásicos preferidos? Esa cultura está en retirada, o acosada, por la cultura de masas, no la ha eliminado.
En sentido cultural y político, el fin de la historia que sugiere Fukuyama ¿es una metáfora del fin de la realidad social?
El mismo se desdijo de ella, porque evidentemente, si la historia ya ha pasado ¿qué es lo que estamos viviendo ahora? Simplemente son juegos históricos, tanto el imperio del neoliberalismo como el anti neo liberalismo. No puedes reconocer sino como un hecho histórico la existencia de los gobiernos latinoamericanos que se dieron como respuesta al neoliberalismo rampante de fines de siglo XX, Lula, Mujica, Correa, Chávez, Kishtner, fueron gobiernos anti neoliberales. Fue una respuesta completa y concreta.
Te has resistido a aceptar lo postmoderno, como sinónimo de la pérdida de referentes. ¿Cómo caracterizas a la posmodernidad?
Hay un hecho concreto, el muro de Berlín cayó el año 89. En ese año se vio que el gran discurso monolítico del marxismo, no era uno, que se había diseminado en varios discursos. Ha llegado el fin de los metarelatos, pero eso no quiere decir que ha llegado el fin de las ideologías, porque estamos viendo la terrible lucha que hay entre sectores de América latina y eso es política. En el año que escribí este libro, tenías las grandes esperanzas de la modernidad. Habermas decía que la modernidad ha sido golpeada en muchísimos aspectos, pero hay muchos de sus proyectos que se mantienen. Sucede que se han fragmentados los discursos, que ya no hay hegemónicos y que si eso se llama postmodernidad, como creen algunos autores como Jean-François Lyotard, pues sí. Ahora yo digo, porque yo fui hecho en el pensamiento humanista de Sartre entonces me resistía aceptar esta palabra y trataba de denunciarla, aceptando que había un momento de vacilación grande de la modernidad. Pero, qué importa si ahora le llamamos postmoderna a esta época, las cosas no cambian, igual venimos de un proyecto que buscaba el progreso y el desarrollo, ahora hasta podemos discutir las nociones de progreso y desarrollo, hay otros planos en los que podemos pensar el mundo. Si es que eso se llama postmodernidad, no pasa mucho, porque siempre estarán unos explotando a otro y otros revelándose. Habrá ricos y pobres como se llamen las épocas, que importa, estaremos con los pobres.
En el prólogo del libro dices que el nuevo orden mundial no es el fin del mundo…yo diría más bien, es una nueva geopolítica planetaria. Reflexiona sobre aquello de la utopía neo liberal de la que hablas.
Por supuesto, hay la utopía de volver a los hombres esclavos. Se acumulan los recursos del mundo en tan pocas manos que, evidentemente, los trabajadores son los esclavos de la nueva época o los siervos de esta época. Hay una nostalgia del neo liberalismo por las condiciones feudales, eso de que haya un gran señor. Estamos viendo los grandes señores de la Microsoft, de los grandes poderes, de la tecnología y de la industria, etc. Más que eso, la financialización del mundo, como todo se vuelca en función del capital financiero. Empresas grandes, como la General Motor, conocidas por su capacidad industrial, ahora incursionan en el mundo financiero. Es un mundo virtual hecho de representaciones. No hay un respaldo real en esta economía fantasiosa, no quiere decir que en la economía yo no tenga problemas o que otro se beneficie de mi trabajo. Eso es lo que se oculta, este tipo de representaciones oculta la realidad real.
El neoliberalismo impuso una revolución cultural, ¿significa esto que hay una derrota de la revolución social, versus esta revolución neoliberal?
No, es que las cosa se dan en otro plano. La revolución social también es una revolución cultural. No puedes entender China, Cuba sin una revolución cultural, son procesos que marchan juntos. Creo que el neo liberalismo es una revolución cultural echa a la medida del propósito de esa guerra de ricos contra pobres. Necesitas convencerle al esclavo de las bondades del amo.
¿Cómo recuperar los referentes de ese pensamiento humanista que nació con la historia, como sugiere el libro?
Yo acepto que se han diseminado los discursos, que los grandes metarelatos, como el marxismo, se han difuminado en muchos otros relatos. Los referentes se han perdido ¿cuáles? El referente de los grandes colectivos, el Estado, sindicatos, hasta la familia, todos han sido de algún modo avasallados. El Estado es el único ente que puede garantizar la supervivencia racional de los individuos, en la medida que no permite que todos acaben con todo. El Estado es uno de los referentes, lo hemos visto, estos gobiernos progresistas lo que han hecho es defender al Estado, que el bien público es el de los pobres. Hay un libro muy interesante de Harold Blum, La religión americana, que dice que todas las religiones tienen un denominador común: yo le habló a Dios y Dios me habla a mí, porque Dios y el individuo son suficientes para sobrevivir en el mundo.
Se habla de una conversión práctica, desde un valor de uso de las cosas a un valor de cambio. ¿Este es un desastre irreversible, vamos para allá sin poder salir de ahí?
No, eso sería renunciar al concepto de historia que no queremos renunciar. Ahora yo siento que en América Latina hay un vuelco a la derecha, eso es indudable. Quién sabe si en Ecuador también nos sobrevenga, pero eso no impide ver los momentos contestatarios que existen aquí. Pero por sobre todo que está pasando en Europa. Allí hay unas grandes reivindicaciones de los trabajadores, grandes respuestas de los pobres con respecto a los abusos de los ricos. Todos esos propósitos del neo liberalismo triunfan en un momento, pero entro momento ceden. Esas dialécticas se van imponiendo, poco a poco, entre lo que son las propuestas revolucionarias de las nuevas clases y las propuestas reaccionarias del statu quo.
¿Estamos viviendo los últimos coletazos del capitalismo?
Te cuento un secreto. La novela soñada por mí se llamaba Mi vida en el capitalismo, porque al final me crié en la idea de que el capitalismo se acababa y se sigue acabando. El capitalismo es una corriente de agua turbia que lo engloba todo. Los movimientos que hubo en América Latina no fueron anticapitalista, fueron anti neoliberales, anti abusos del capitalismo. La izquierda no ha entendido muchas cosas. Una es que ya los proletarios no son los mismos. Los proletarios no son los obreros, los explotados del mundo están ante nosotros en los mercados, en el sector servicios, son jóvenes que se creen de clase media. Eso debemos entender porque si no simplemente nos perdemos en el mundo.
En un mundo que se solaza consumiendo sus propios escombros, estamos solos en el mundo sin dioses. ¿Cómo sobrevivir a esa condición existencial de estar solos en el mundo?
Pensando todo de nuevo. Es frase es de Margarita Yulcinar, en Memorias de Adriano. Parece que definitivamente hubo un momento en la historia humana, en el tránsito de los romanos a los cristianos, en que el mundo su quedó sin dioses, fue un momento de gran libertad. En la actualidad, a mí me calló encima el muro de Berlín. Nos quedamos sin dioses, pero eso también puede ser una gran oportunidad, porque esa falta de dioses también es una libertad humana grande para el pensamiento. Para la necesidad de que pensemos de nuevo la vida, el mundo, los grandes valores de uso como la felicidad. Un moderno confía en el futuro, ahora ya no podemos confiar en el futuro. Nos hay futuro, hay futuros, el futuro que tramas para la vida, el futuro del país, de acuerdo a previsiones que casi nunca se cumplen. El futuro no es diseñable, lo que tenemos entre las manos es el presente, y sobre el presente es que debemos actuar, porque el futuro, si no actuamos en el presente, será cada vez más desastroso.
El planeta es más desigual que hace algunas décadas. ¿El socialismo del siglo XXI logró palear esa tendencia de desigualdad o se quedó en la epidermis de las cosas?
Bueno, piensa en Brasil. Lula saca de la pobreza a 40 millones de personas, eso no es gratuito, eso obedece a un proceso del Partido de los Trabajadores que llegaron al poder. Que los grandes ricos sigan, obviamente que sí, que en este gobierno los ricos se han enriquecido más y los pobres se han empobrecido menos, también es cierto. Pero por una regla, porque esto no es anti capitalismo, estos procesos no fueron anti capitalistas. Si admites el capitalismo en lo concreto el que tiene más gana más, y si no rompes esa perversa manera de reparto de la riqueza, pues simplemente vas a obtener que los capitalistas sean menos capitalistas.
Vivimos la desnaturalización del papel del Estado, como regulador de la vida social de un país. ¿Cuál debería ser el rol estatal en la actualidad?
Básicamente el de regular las relaciones de producción. Debemos defender la tarea del Estado de amparar el bienestar de los ciudadanos, pensar en ellos como entes de la sociedad, como entes políticos. El Estado está en la obligación de amparar las artes, la salud, la educación, de sus habitantes.
El socialismo del siglo XXI con sus gobiernos, no es un proceso anti capitalista, pero en los últimos dos años volvemos a ponerlo en peligro y se empieza a caer como en un efecto dominó…
Se habla de golpes blandos, esto ha sido trabajado en los últimos años, frente a las grandes revoluciones. Fíjate en los últimos años sesenta, América Latina era una gran guerrilla, Cuba triunfó, hubo la liberación de las colonias africanas, los procesos independentistas, hubo la revolución de los negros. Hubo grandes reclamos humanistas que después serian sepultados en los años ochenta por el neoliberalismo. Si eso pasó, quiere decir que ahora puede sostenerse imperturbable el mundo con el neoliberalismo, no, va a haber respuesta. Sartre decía qué el marxismo no ha sido superado en cuanto que las causas que lo hicieron posible, no han sido superadas. Ahora hay muchas causas que no han sido superadas.
Tu libro tampoco ha sido superado en tanto que las causas que lo motivaron, tampoco no han sido superadas. ¿Qué está vigente de Referentes?
Bueno tomo el libro a los 16 años y veo que la idea de que el neoliberalismo trataba de suprimir los referentes, que era una revolución cultural de la derecha y que los referentes que apunto aquí como defendibles, el estado, los colectivos, la cultura, siguen igual. Por desgracia no me equivoqué, lo que he hecho en la versión nueva con el sello Kviernikolas, es aumentar ciertos ejemplos, he aumentado un ensayo sobre Sartre, y uno sobre el arte. Una de las figuras que estaba siendo combatida como un referente fundamental del arte, era el artista por el curador que se convirtió en un artista de artistas. Eso es parte de la misma ola cultural, eso no es una coincidencia. El neo liberalismo muy bien conviene a la palabra neo conceptualismo.
¿Qué otros referentes están queriendo borrar?
Yo te diría la Casa de la Cultura, medio en broma medio en serio, al debitar el Estado también debilitas instituciones que sin reflejo de él como la CCE. Ese referente que ha sido nuestro durante tantos años, pues también se borre, pero no vamos a permitirlo.
Voy a evocar algunas ideas del libro para que te refieras a ellas. Hay una frase destellante, es que la televisión es el medio del olvido, la vertiginosidad de imágenes que hablan de una cosa u otra y no ha pasado nada. Reflexiona sobre esto.
Creo que es parte de la enajenación actual del culto a la velocidad. Milán Kundera hizo una novela La lentitud, porque hemos perdido en el fondo los placeres de la lentitud. También Virili Vadieste, filósofo francés, advierte de este culto una velocidad. ¿Por qué cada instante o cada presente tiene que ser vertiginoso y no dejar nada? Entonces, en ese contexto tienes opuestos a la televisión y el libro. La tv es un medio de masas, parte sustantiva de la cultura de masas, de la cultura del capitalismo tardío, la cultura neo liberal. La cultura de la supresión de las verdades. Por ejemplo, lo que me decías, una noticia catastrófica es superada inmediatamente por una serie de televisión deportiva, ¿qué va quedando de eso? Nada, un vacío. Como si fuera un siniestro programa hecho con el propósito de mantenerle a la gente en un estado casi de hibernación, de encantamiento colectivo e hipnosis, en la que la reflexión poco lugar tiene. Cuando yo tengo un libro entre las manos, sobre todo físico, yo tengo la posibilidad de volver sobre las páginas. La televisión no permite eso, es un diálogo para mudos, porque hay el muro de vidrio que no permite que tu contestes. Pero eso ha sido superado por Internet, sí y no, porque las redes sociales en mucha medida son un cuento, aparte de otras bondades que puedan tener.
Y otra idea que tiene relación con esto es la de la innovación, ¿qué es lo que tenemos que innovar?
Lo curioso es que, en la ley de cultura en nuestro país, se menciona mucho la palabra innovación en contra de la palabra preservación que casi no asoma. Innovación es un fetiche igual al fetiche de la modernización. Nadie puede negar lo que es la modernidad, pero sí podemos cuestionar la idea de la modernización. Se entiende que modernizar es privatizar, a veces. Se entiende que modernizar es destruir las arquitecturas tradicionales, eso no siempre es bueno. El fetiche de la modernización es el culto a lo nuevo en contra, no solo de lo viejo, sino de lo bueno. Una arquitectura noble, como puede ser la tradicional, es sepultada por esos bodrios de concreto, el culto al cemento. Lo que está haciendo el alcalde Rodas e Quito. El parque de La Carolina era un parque de árboles, ahora es un parque de 48 cancha de cemento y material sintético. Hay un culto al cemento que evidentemente es un fetiche de la modernidad que no nos conviene. La innovación viene de la mano de la modernización, son lo mismo, sobre todo en un nivel cultural.
En el libro afirmas que la pornografía no tiene historia, es una evidencia violenta, no narra nada, a diferencia del erotismo. Discurre sobre esta idea.
Vamos a decir que la pornografía no tiene historia, en la medida de que el sexo activo no tiene historia. La cópula es el acto en sí, que desdeña por completo el mundo, ahí lo que existen son los amantes en un acto que los conjuga y el frenesí del sexo opaca todo. El erotismo es cosa distinta, el erotismo tiene historia. O sea, el momento en que cesa la cópula y los amantes conversan empieza otro culto, el erotismo; se han olvidado del presente absoluto que es el sexo. La pornografía no trabaja sobre el erotismo, trabaja sobre el sexo. El sexo es presente puro. Esta idea está en el libro La Aventura amorosa, y dice: todo sexo es presente, presente puro, presente perfecto, triunfo de la contingencia, victoria del instinto y el instante, en la copula desaparece el resto del mundo, no hay devenir, cualquier intromisión del pasado y sus ataduras, del futuro y sus obligaciones, del propio entorno y sus otras realidades, deberá quedarse suspenso. El fragor del cuerpo está hecho en ese instante de deseo, placer y goce. Nada más, es el mandato originario más antiguo, el que brilla. Y el erotismo es algo tan basto como la cultura. Lo peor es que no hay cultura que no se haya cuidado bien de desarrollar su erotismo.
Una afirmación sugestiva es aquella de la simulación, el reemplazo de lo real por lo virtual, que no solamente es un tema en el Internet, sino que tú lo sugieres más allá.
En principio, por la misma economía, estamos haciendo juegos monetarios, la moneda vale lo que vale un papel. Yo quería hacer una foto, para poner en el Facebook, a un merado de estos de frutas que triunfan, que son tan bellos, en los mercados usuales. Y poner al lado una pantalla de la bolsa de valores donde están cambiando todo el tiempo los valores y todos se están equivocando y unos se hacen millonarios y otros se empobrecen en cuestión de segundos porque es un mercado virtual. Ahí no hay riqueza que se está jugando, sino representación virtual. Hay que combatir la extrema pobreza, y hay que combatir también la extrema riqueza. La extrema riqueza no es posible sin la extrema pobreza. Los ricos viven de los pobres.
Espero que hagas un lanzamiento importante de este libro que refirma muchas cosas y cambia muchas otras, que educa en una filosofía de principios del humanismo muy al alcance de todos. Aquí no hay nada misterioso, es un libro luminoso.
Con tu ayuda podemos hacer una cosa bien echa.