Así es, así lo dicen las cifras que la Presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, presentó en un acto político, días atrás: el 42% de la composición de la Asamblea Nacional está copado por mujeres, el 40% del Gabinete Ministerial del Presidente Rafael Correa es cuota femenina, un 50 % corresponde al Consejo de Participación Ciudadana, y otro 50% de féminas está en la Corte Nacional de Justicia.
Prácticamente, la mujer ecuatoriana ha incursionado en territorios que estaban pre destinados a los hombres. De hecho, esta participación en la política es una realidad que no obedece al azar, sino que deviene de una larga e intensa lucha por sus derechos políticos que se iniciaron en el siglo XIX.
No obstante, todavía persisten brechas de desigualdad, discriminación y violencia en contra de la mujer que hay que superarlas, mismas que constituyen retos para toda la sociedad ecuatoriana.
A las puertas de una nueva contienda política, (19 de febrero de 2017) los análisis de los elementos de este proceso se hacen indispensables. Por lo que conversamos con la catedrática universitaria y analista política Patricia De la Torre, quien argumentó sus respuestas, en los siguientes términos:
1.- ¿En qué etapa de la historia del Ecuador, la mujer decide involucrarse en la política?
Para entender este involucramiento hay que tomar en cuenta dos procesos diferentes: uno que corresponde a un grupo de mujeres, de la sociedad civil, que alrededor de los años 60, viajó para hacer estudios de sociología a París, otro a Estados Unidos, España o Brasil. Y es a partir del 68 que se produce un gran movimiento estudiantil a nivel mundial, movimiento que marcó la época y que giró alrededor de la paz y el amor, en conjunto con el boom del rock, los escritos de Simone de Beauvoir, las marchas de mujeres americanas con los sostenes blandiéndolos como bandera. Definitivamente, estos hechos impulsaron a estas mujeres ecuatorianas, que eran intelectuales de clase media, a unirse a este movimiento feminista.
El otro proceso se produce cuando tuvimos el retorno de la democracia. La influencia de Martha Bucaram esposa del ex Presidente Jaime Roldós fue decisiva. Ella coloca en la esfera del Estado ecuatoriano la temática de género toda vez que asistió a las reuniones de las Naciones Unidas donde se abordaba esta problemática. En ese entonces, las Naciones Unidas declaró el Decenio de la Mujer y todos los países del mundo acogieron este planteamiento. Estos dos contextos impulsaron a la participación de la mujer ecuatoriana en esta revolución mundial que, para unos sociólogos, es silenciosa pero quizás una de las más potentes que se ha dado en el mundo.
2.- ¿Esta inclusión fue lenta o rápida?
Me parece que desde el retorno a la democracia (78-79), los 90, e inclusive hasta el 2007, con la incursión de un nuevo gobierno, esa etapa está muy marcada por esta relación: los movimientos de mujeres son de mandatarios y su interlocución central es pedir al Estado o al Gobierno de turno, la inclusión en las leyes, los derechos de las mujeres.
El nuevo gobierno que se inicia en el 2007 tiene dos mensajes aparentemente contradictorios: el primero, suprime el cargo de Primera Dama, las mujeres se quedan sin una representación o un símbolo de la mujer en el Gobierno de Rafael Correa, cargo que tenía financiamiento estatal y lo canaliza al Ministerio de Inclusión Social, MIES. Esto es una parte, porque también suprimen las oficinas y organizaciones vinculadas a la Presidencia en donde actuaban las mujeres, el Estado hace reformas y desaparecen estas representaciones públicas estatales de la mujer.
No obstante, la otra cuestión es que en este Gobierno existe una representación y participación política mayoritaria de mujeres en el Estado o en Gobierno, para muchos existe una contradicción. Por un lado, el gobierno suprime las oficinas estatales representativas de la mujer o sea de género, por otro lado exige la paridad en los cargos públicos para la mujer. Además, en la Carta Constitucional de 2008 hay todo un acápite en donde están sentados todos los derechos de la mujer.
3.- ¿Cuáles han sido los más importantes obstáculos que la mujer ha sorteado para asumir con plenitud sus derechos políticos?
El primer obstáculo: son las mismas mujeres. Venimos con una formación netamente patriarcal, en donde las madres han sido las responsables de la formación de los varones. El modelo patriarcal no ayudó, más bien fue el primer obstáculo dentro del propio hogar para las mujeres. Romper el modelo implicó hacer unas rupturas existenciales que fueron dolorosas, como es el caso de las mujeres ultra feministas que en ese tiempo se las llamaba, mujeres sexistas. Ellas tuvieron que hacer una ruptura radical con una cantidad de principios morales de la época, pero, para mí, es la línea más genuina, porque es la búsqueda del, yo soy mujer, en medio de una sociedad tan patriarcal.
Fuimos nosotras mismas porque el proceso de esa búsqueda del “yo interno” y profundo de “yo soy mujer”, no se logró, lo que cambió fue la modalidad. En el momento en que la mujer hace su aparición en el campo de la esfera pública que pedíamos, empieza una participación laboral más activa; desde ese entonces la mujer ya no es sólo trabajadora, sino que, además, es madre, esposa, etc. Pienso que vino una sobrecarga importante para las 24 horas normales del día, lo que implicó que la mujer tuvo y tiene que hacer un doble o triple esfuerzo en la distribución de su tiempo en relación con su marido o compañero.
Esta dinámica que empujó a muchísimas mujeres tuvo sus costos. Pero la parte del proceso en el que las mujeres alcanzamos nuestros derechos y fuimos reconocidas públicamente, avanzó.
4.- La gente en general tiene referentes sesgados y conceptos errados de lo que significa y lo que persigue el feminismo, sería importante aclarar a nuestros lectores sobre esta temática.
Cuando surge el feminismo en Ecuador está atravesado por el planteamiento sexista. Parece banal decir: yo hombre yo mujer, aparece como algo muy superficial, pero es bien importante porque confiere una identidad vital, no un título. Esta identidad ubica genéticamente diferencias con el hombre, tanto sicológicas cuanto morfológicas. Esto de asumirse, “yo soy mujer”, requiere un proceso de profundización dentro de una misma porque de lo contrario esa identidad está mezclada con rasgos medio masculinos o más bien dicho patriarcales.
Hay que tomar en cuenta estos aspectos importantes porque no es tan simple decir, hombre o mujer. La identidad de “yo mujer” es un proceso, donde están presentes aspectos sicológicos y emocionales, que se dan, fundamentalmente, en las diferencias hombre y mujer, a partir de los cinco años de edad, la pubertad, la adolescencia. Los mismos que se cruzan con el decir, “yo soy mujer”, pero tengo ciertos gustos por las mismas mujeres.
Proceso natural que nos sucede a las mujeres que da paso a una cosa que suena compleja, difícil y produce miedo de asumirla. A lo mejor tiene fisiológicamente las condiciones de una mujer, pero a lo mejor que en otro contexto no es tan así. Esta identidad es un poco misteriosa, infunde temor, infunde miedo, porque hay que pasar por ese proceso biológico de crecimiento para decir, “sí yo soy mujer”. Esta sombra que fue muy promocionada por el feminismo sexista contagia y asombra, y un poco las mujeres se vuelven resistentes, por ejemplo: los términos de que probar la identidad sexual implica probar y meterse en campos sexuales diversos.
Otro temor tiene que ver con los actos y decisiones que las mujeres asumen al salir del cascarón de una familia patriarcal, conservadora y tradicional, para encarar al mundo, ya que para ello tiene que hacer rupturas. Luego se enfrenta al mundo del trabajo donde está ahí presente el hombre y cómo una mujer enfrenta a un hombre, sobre todo cuando puede haber esa línea media virtual, entre un hombre que es una autoridad de trabajo o un compañero susceptible a generar afectos y enamoramientos. Esto es como caminar en una soga donde los equilibrios emocionales son lo más importante.
A más de eso viene toda esta cuestión normal, biológica y sicológica que es la atracción entre un hombre y una mujer. Aquí existen límites, hasta dónde van esos límites, esos límites la sociedad condiciona con elementos morales, tradiciones o el qué dirán, todo esto infunde un temor en la mujer. Me da la impresión que las mujeres tienen miedo enfrentarse a su propia identidad y descubrirse cómo son, y la sociedad se mueve con estás lógicas que pueden ser adversas.
5.- ¿Hasta qué punto es una ventaja ser mujer para optar por el poder político?
Después de haber conocido a las feministas sexistas, a las políticas, a las líderes populares de los barrios pobres, a mujeres campesinas, llegué a una conclusión: la mujer en sí misma concentra mucho poder, concentra un poder que es invisible y que no es valorado, es un poder muy potente dentro de la familia por el hecho de ser madre.
Yo soy mamá, yo procreé con mi compañero un hijo. El hecho de llevar nueve meses a un ser humano, a su hijo en el vientre es muy decidor, son vínculos biológicos tan potentes que están dentro del organismo de la mujer. Cuando una mujer tiene un hijo, ahí hay una maquinaria biológica, química, hormonal que en cuestiones de 2 o 3 horas hace unos cambios impresionantes en el organismo de la mamá y el organismo del niño cuando nace. Este es un poder grande que las mujeres tienen sobre sus hijos y sobre el marido o compañero.
Lo que sucede es que este poder, el feminismo de la época lo estigmatizó, porque en las calles gritábamos: mujer que no se organiza sigue lavando camisa. Las mujeres, éramos llamadas Marías: María la que lava la ropa, cuida a los hijos, María no puede estar en otra cosa sino dentro de casa; incluso los hombres hasta ahora despectivamente nos llaman Marías. Prácticamente, se creó este tipo de imaginario estigmatizador referente a la función de una mujer como ama de casa.
6.- Hasta qué punto es verdad que las mujeres que aspiran el poder político lo hacen con visiones masculinas?
Cuando la mujer salta a la vida pública para poder ser incluida, sí adopta comportamientos que son reconocidos en los hombres. Es decir, tiene que aparecer como una mujer fuerte y mandona. He visto a muchísimas líderes feministas que en su forma de hablar y expresarse adoptan comportamientos masculinos, esta forma de comunicación me parece que es un instrumento utilizado para ser incluida Y las mujeres lo reconocen en el imaginario de una autoridad que en el fondo es la autoridad del hombre. Habría que preguntarse ¿hasta qué punto son conscientes de la adopción de esos comportamientos?. Creo que no son muy conscientes, ese sería otro tema de análisis.
7.- La mujer ya en el poder, ¿usted considera que introduce en su discurso y su gestión los temas del feminismo?
Yo haría una distinción en tres tipos de mujeres: las mujeres sexistas, las mujeres que asumen roles políticos, pero no están cuestionando el tema identitario. Estas mujeres cuando hacen la política, el discurso feminista no es tan existencial como el del otro grupo de mujeres y, cuando están en cargos importantes fungen como líderes con muchas características positivas, a más de ser mandonas, autoritarias, ponen orden. Simplemente porque en casa ordenaron la familia, pues son mamás. Luego son excelentes personas manejando las economías domésticas, ya que a la final quien dirige la economía familiar termina siendo la mujer, en todos los sectores sociales.
Cuando las mujeres hacen funcionar la economía en casa, creo que son buenas ecónomas, ellas son las que van sorteando los momentos de crisis económica familiar. Cuando las mujeres están en un cargo público reproducen estos esquemas, las mujeres somos mucho más responsables, propositivas, tenemos intuiciones administrativas muy buenas, por las lecciones de vida que hemos tenido.
Ahora, con los nuevos jóvenes parece ser diferente la relación. La mujer se siente obligada a tener su propio ingreso para no depender económicamente del marido.
Conviene recordar, que, en este momento, en las universidades hay porcentajes más altos de mujeres que los hombres. Esto ha generado un fenómeno: el hombre se siente un tanto relegado. También se ve mayor cantidad de mujeres exitosas que hombres.
Este tipo de relación, mujer exitosa y hombre relegado, está en crisis, en la actualidad. Se evidencia cuando las mujeres llegan a un punto en que ya no quieren vivir ese tipo de relación y deciden poner fin y dicen: me voy y terminan separándose de su pareja.
Desde el punto de vista de cómo la mujer incursiona en la vida pública exitosamente es por su propia condición de mujer, ¿en dónde estaba ese poder?, dentro de la casa, ¿cómo?, siendo mamá.
8.- La discusión sobre los derechos de la mujer, sobre la problemática femenina parecería que se ha enconchado, muchas personas piensan que estas reflexiones deberían abrirse y permitir que el hombre también discuta esta problemática.
De aquí a unos años, esta temática ya es trabajada por los hombres, muchos de ellos se sienten perjudicados, cuando hay estas disparidades tan grandes: mi mujer es exitosa yo no, en términos de trabajo y de ingresos de dinero. Esto implica armar una relación de pareja de mucha madurez para formular acuerdos de cómo debe funcionar la relación, hasta cierto punto los asuntos económicos se ponen en primer lugar, luego el cumplimiento de las cosas que cada uno tiene que hacer, pero si no ha existido un verdadero amor, este acuerdo se cae. Es el amor verdadero el que va superando, pese a todas estas dificultades, la unidad de pareja de un hombre y una mujer.
Hoy en día, existen mujeres que no quieren casarse, se sienten muy bien siendo solteras, otras que sólo quieren tener hijos; es decir, la vida actual ofrece muchas alternativas que rompen el espectro tradicional.
En este escenario, las mujeres ven que sus demandas, en el gobierno actual, no han sido escuchadas. Pero aquí voy hacer una reflexión en dos líneas: el momento en que la Carta Constitucional actual otorga derechos a la mujer está llevando al plano de la Ley el ejercicio de esos derechos a todo nivel. Estos derechos son tan generales que atraviesan todos los intersticios de la sociedad ecuatoriana.
Ahora, si un hombre golpea a una mujer, ella tiene un lugar donde demandar. De hecho, hay espacios legales como la Judicatura y las Comisarías de la Mujer donde tienen programas para denunciar estos atropellos y donde se van colocando nuevos avances legales, que son por ejemplo: el colocar al femicidio como un asesinato especial.
En la actualidad, ya no se les ve a las mujeres, en las calles, gritando por sus reivindicaciones, porque resulta que todas esas cosas que demandábamos, se convirtieron en Ley, ya están dadas en la Carta Constitucional.
Desde este punto de vista, creo que ha habido un avance importante. Ahora, ¿cuáles son sus nuevas demandas?: el tema del aborto, el matrimonio igualitario y la adopción de menores en parejas de lesbianas. Esta es la plataforma reivindicatoria de las mujeres. En este gobierno existe un reconocimiento a las mujeres lesbianas y a los homosexuales. Así, hay una Ministra de Salud declarada públicamente lesbiana; además, el gobierno reconoce estas diferencias sexuales cuando en la cédula de ciudadanía introduce la palabra género.
9.-¿Hasta dónde esta feminización de la política modifica o replantea el tema del poder?
Cuando yo veo a las mujeres haciendo el poder, veo a seres humanos mujeres ejerciendo el poder. Si nos preguntamos, en el gobierno actual ¿quién maneja el movimiento político nacional de Alianza País?, una mujer; ¿quiénes dirigen la Asamblea Nacional?, tres mujeres; ¿quién es la Ministra de Riesgos?, otra mujer; ¿quién es la Ministra del Mies?, una mujer; ¿quién maneja la Secretaría de Planificación?, institución potentísima, es una mujer. Díganme si la mujer no está representada políticamente, sino está ejerciendo el poder político. Cuando ellas actúan, no están actuando con el sesgo feminista. No, porque no fueron nombradas para hacer eso, qué pasaría si una Presidenta de la Asamblea legisla con la tendencia estrictamente feminista. Ella tiene que cumplir una función nacional, y si es nacional es de hombres y de mujeres, ecuatorianos o ecuatorianas. No se la puede criticar porque ella no tenga una orientación feminista, ella es mujer, pero no con la bandera feminista.
Me da la impresión de que todavía no hay una asimilación de parte de las mujeres de esta nueva realidad.
- Se critica constantemente a los movimientos o partidos políticos utilizan a las mujeres para atraer votos, pero nada más.
Antes sí, hoy ya no, son las propias mujeres empoderadas que ganan el voto.
11.- Respecto a las mujeres que no están en el poder, sus críticas hacia aquellas que están en poder, ¿tienen tintes machistas?
Hice una investigación a mujeres que hacían liderazgo nacional, fue una encuesta a 60 mujeres y la pregunta de una parte de la encuesta era, ¿quién es tu peor enemigo? Ellas respondían: una mujer. Qué significa esto, sicológicamente explicado desde el sicoanálisis: la pugna entre mujeres es una pugna muy dura y con las mismas habilidades y maltratos que en cierto momento existe entre un hombre y una mujer. Y claro estas pueden llegar a ser luchas intestinas que se dan en profesiones femeninas. Otra característica sicológica propia de nuestro cerebro de mujeres es el chisme, el cuento, el estar hablando, comentando y murmurando, son conductas humanas que son parte de nuestra sicología femenina y no del hombre.
12.- ¿Qué aporte brinda a la sociedad ecuatoriana la feminización de la política?
Qué hacen las niñitas cuando ven que una mujer es Presidenta de la Asamblea, lo incorpora como un patrón normal. Antes para nosotros esto era una lucha, para ellas esto ya es norma. Si es normal significa que la relación hombre-mujer está igualada, que sí se ha generado una condición de un trato de igual a igual. Hoy la misma realidad que se va decantando en el Ecuador, hace que los nuevos ecuatorianos y ecuatorianas perciban como algo inherente para una mujer llegar a ser eso. Ya no hay la disputa, ya no hay el patrón de vínculo con el hombre, ya no se necesita de la aprobación de un hombre para poder hacer eso, poquito a poco se ha ido desmantelando ciertas relaciones patriarcales.
13.-¿Y qué decir respecto a la violencia intrafamiliar contra la mujer frente a los avances descritos?
Aquí tiene que ver muchas cuestiones culturales. La cultura define mucho y no es la cultura de hace 5 o 10 años, no, son culturas inclusive ancestrales. Los factores culturales son los permanecen por más largo tiempo en una sociedad y son determinantes para lo señalado. El salir de ciertos patrones son también procesos lentos y de largo aliento. Yo diría que la cultura se va paulatinamente modificando a medida que la modernización avanza, son factores exógenos y son entornos externos que inciden en las relaciones de hombre con mujeres, y de mujeres con mujeres.
14.- Recordemos a nuestras lectoras los nombres de mujeres que iniciaron estos procesos reivindicatorios en favor de la mujer
Yo podría nombrar a 100 mujeres de mi época, se me viene de pronto los nombres de Magdalena Adoum, Dolores Padilla y los nombres del grupo de las mujeres sexistas. En todo caso, el perfil de una mujer luchadora es muy diferente al esperado por el patrón masculino. Su comportamiento es más silencioso, son como el Presidente Correa las llama, las heroínas ocultas e invisibles.
Tras conocer los criterios de Patricia De la Torre, creo que nos queda un reto muy importante a la sociedad ecuatoriana: modificar la cultura machista vigente que menoscaba la autoestima de las mujeres, misma que no sólo es violentada por los hombres sino por múltiples y diversas instituciones sociales.