Dejando de lado los libros de la infame «lista negra» que elaborara la Iglesia Católica hace siglos, estos son algunos de los libros modernos prohibidos en diversas regiones y circunstancias, todo lo cual prueba el nivel de estupidez al que pueden llegar ciertos grupos humanos e ideologías. Juzguen ustedes:
1984 (George Orwell): este libro fue censurado en los Estados Unidos por ser supuestamente una novela pro-comunista, por contener material sexual explícito y sugerir que el estado vigila de cerca a sus ciudadanos.
Tres con tango (Peter Parnell y Justin Richardson): este libro infantil bellamente ilustrado cuenta la historia –verdadera, por cierto- de dos pingüinos, ambos machos, del zoológico de Nueva York, a los que dieron un huevo para que lo empollaran y se comportaron como una perfecta familia con su polluelo. Los ultra religiosos sostienen que este cuento promueve la creación de parejas homosexuales, incluida la adopción de niñ@s; en suma, un “atentado contra la familia”.
Los versos satánicos (Salman Rushdie): fue prohibido en Pakistán Arabia Saudí, Egipto, Somalia, Sudán, Malasia Qatar, Indonesia, Sudáfrica e India debido a las críticas contra el Islam.
La cabaña del tío Tom (Harriet Beecher Stowe): cuando este libro fue publicado en 1851, fue ampliamente criticado por los promotores de la esclavitud y descrito como una falsa representación de la misma.
Matar a un Ruiseñor (Harper Lee): esta obra no fue permitida por el racismo, el lenguaje, y una escena de violación que aparecen en el libro, cuando en realidad, Harper Lee puso en relieve el creciente racismo de su tiempo en un intento de cambiar las injusticias que vio en la sociedad.
Hamlet (William Shakespeare): prohibido en Etiopía sin saber exactamente las causas, aunque se supone un monarca se habría sentido aludido por la historia.
Charly y la fábrica de chocolate (Roald Dahl): fue censurado en Colorado (Estados Unidos) por exponer, según los censores, una “pobre filosofía de vida”.
Los viajes de Gulliver (Jonathan Swift): fue censurado en países anglosajones debido a que trata temas de corrupción política, genera sentimientos anti-guerra y denuncia las injusticias de la colonización.
El señor de las moscas (William Golding): la oposición a este libro se centra en una escena de “violación” y la idea de que los seres humanos, en un medio propicio, pueden volver al salvajismo.
Las aventuras de Sherlock Holmes (Sir Conan Doyle): Este libro fue prohibido en la Unión Soviética por ocultismo y por dejar sembrada la idea de que el estado escondía secretos.
Ulysses (James Joyce): esta gran novela fue prohibida durante más de diez años al considerarse una novela obscena debido a una escena de masturbación. Casi un siglo más tarde, Apple también la censuró.
Negrito llamado Sambo (Helen Bannerman): prohibido en Japón porque supuestamente contenía material racista.
El gran Gatsby (F. Scott Fitzgerald): los opositores citan referencias sexuales y profanas en el libro para justificar su censura.
Todos los libros de Anthony de Mello: la Congregación para la Doctrina de la Fe (la nueva versión de la Inquisición de la Iglesia Católica) ha condenado toda la obra de este escritor jesuita por considerar que se acerca más a la Nueva Era que al cristianismo. Mello dice cuestiones tan “heréticas” como que Dios es incognocible.
Belleza Negra (Anna Sewell): Sudáfrica prohibió el libro a causa del uso de la palabra “negro” en el título.
Un mundo feliz (Aldous Huxley): a pesar de que estaba destinado a ser puramente satírico, mucha gente criticó el libro de Huxley como incorrecta representación de los valores. En el libro presentó el mundo como un lugar de miseria humana, opresión, enfermedad y hacinamiento.
¿Dónde está Wally? (Martin Hanford): aunque resulte difícil de creer la serie de libros de Wally fueron retirados de ciertas bibliotecas de Michigan y Nueva York, por contener “cosas sucias en algunas páginas”. Resulta que en una de las láminas aparecía una imagen (casi microscópica) de una señora topless en la playa.
Crepúsculo (Stephenie Meyer): grupos ultraconservadores intentaron prohibir la saga porque, según ellos, trata un tema oscuro, lleno de violencia, que expone asuntos religiosos que van contra la moral.
Toda la obra de Teilhard de Chardin: en 1958, cuando este paleontólogo y filósofo jesuita ya había muerto, el padre Janssens informó a la Compañía de Jesús, que por decreto del Santo Oficio, se ordenaba a las congregaciones retirar de todas las bibliotecas las obras de Teilhard. El documento dice que los textos del jesuita «representan ambigüedades e incluso errores tan graves que ofenden a la doctrina católica» por lo que «alerta al clero para defender los espíritus, en particular los de los jóvenes, de los peligros de las obras de padre Teilhard de Chardin y sus discípulos».
Lolita (Vladimir Navokov): Después de que el editor del Sunday Express dijo que era «el libro más sucio que había leído», en 1955 el Home Office retiró todas las copias del libro con el argumento de que era pornografía. Los franceses lo prohibieron al año siguiente.
Toda la obra de Franz Kafka: fueron prohibidos sus libros durante el régimen nazi y soviético. También lo prohibieron en Checoslovaquia porque el escritor se rehusó a escribir en checo (sólo escribió en alemán).
La Caperucita Roja (Charles Perrault y Peter Stevenson): prohibido en dos distritos californianos porque una de las cosas que llevaba la niña en su cesta para su abuelita era vino.
Psicópata americano (Brett Easton Ellis): Cuando apareció en 1992, Alemania lo clasificó como nocivo para menores y restringió sus ventas. Fue prohibido en Canadá hasta hace muy poco y está prohibido en el estado Australiano de Queensland (en los demás estados, está prohibido para menores de edad).
Oliver Twist (Charles Dickens): algunos maestros decidieron incluir la obra en sus clases de literatura y algunos padres inconformes consideraban que la historia de Oliver violaba el derecho de sus hijos a recibir una educación laica.
Los juegos del hambre (Suzanne Collins): este libro fui prohibido en varios estados por incluir escenas de sexualidad explícita.
James y el melocotón gigante (Roald Dahl): este libro describe a un niño que vive bajo la opresión de sus cuidadores y el cual se apoya en su propia creatividad y un mundo alternativo para poder sobrevivir. Quienes se oponen a la obra no les gusta la violencia, el lenguaje y la desobediencia hacia los adultos.
Trópico de cáncer (Henry Miller): Casi tan pronto como salió, la Corte Suprema de Pensilvania lo declaró “un hoyo de putrefacción, una reunión resbalosa de todo lo que está podrido en el debris de la depravación humana”.
Las aventuras de Tom Sawyer (Mark Twain): fue prohibida en algunas bibliotecas norteamericanas por asegurar que el protagonista era “cuestionable” en términos de su carácter moral.
Las uvas de la ira (John Steimbeck): en los Estados Unidos fue prohibido públicamente y quemado en pilas. Los norteamericanos se alarmaron con la descripción que hace de la pobreza extrema.